NOTAS DEL REPORTEO. Contingencia y comunicaciones

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Desde el punto de vista estrictamente comunicacional, esta sería una coyuntura para que el Gobierno intentara/provocara un giro en la agenda política. Tendría insumos para aquello.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 27/01/2023. 1.-Desde el punto de vista estrictamente comunicacional, esta sería una coyuntura para que el Gobierno intentara/provocara un giro en la agenda política. Por lo demás, asoma la percepción de que es muy necesario para instalar/potenciar su gestión y su protagonismo. Teniendo en cuenta que una buena comunicación no necesariamente resuelve una mala política. Como sea, parece urgente/inaplazable reforzar la estrategia comunicacional con componentes como recurrir a la experiencia, la técnica, la creatividad, las habilidades, una acertada lectura de realidad, los insumos, los espacios, la diversidad temática y de actores/actrices, el sentido de oportunidad y un aterrizaje en la direccionalidad hacia nichos específicos y amplios de la ciudadanía. Eso tiene que ver con el control de daños, pero también con la instalación de relato. Incluye el lograr giros informativos/comunicacionales, recomponer prioridades, trabajar puestas en escena, construir un relacionamiento con la variedad de medios de comunicación, reforzar los métodos de trabajo de los equipos comunicacionales, fortalecer la coordinación intragubernamental, desplegar ministras/ministros, autoridades centrales, regionales y comunales, buscar alianzas comunicacionales con legisladores, representantes de partidos oficialistas e inclusive con voceros del mundo social, cultural, regional.

2.-Es innegable que un increíble episodio como la “filtración por error” de un audio de una reunión reserva de altas autoridades de Cancillería o una circunstancia como que partidos que sustentan al Gobierno abren una confrontacional polémica por ir en una o dos listas al órgano que resolverá sobre un nuevo texto constitucional, junto a otros recientes episodios controversiales, generan una agenda harto complicada de revertir. A eso se agregan innegables errores no forzados, las llamadas desprolijidades, “cuñas”/declaraciones no asertivas y generadoras de confusión/polémica y la instalación de cuestionamientos de inexperiencia, mediocridad, arrogancia, ausencia de autocrítica en protagonistas/equipos de la administración gubernamental. Pero el esfuerzo hay que hacerlo. Se debe salir del estado de defensa a un estado de ofensiva. Eso tiene un componente de sinceramiento/modestia frente a circunstancias provocadas por errores/deficiencias, pero sobre todo requiere de convicción política, de lineamientos claros/precisos, de una hoja de ruta de corto/mediano plazo, de una direccionalidad consistente, factores que pueden contribuir decididamente a una buena comunicación. Porque como varias/varios han dicho en muchas ocasiones, la comunicación política, esencialmente, no se construye con poesía, sino en prosa, y para construir la prosa, se requieren insumos y nitidez.

3.-En los días que se instaló el debate por el episodio de la “filtración por error”, dos comisiones del Congreso daban la aprobación para el avance de las iniciativas de 40 horas de jornada laboral semanal y la reforma de pensiones. Cuando arreciaba el embate contra La Moneda y específicamente contra el Ministerio de Relaciones Exteriores -particularmente contra la titular de la cartera-, se contaba con el registro de una síntesis hecha por el Presidente Gabriel Boric sobre medidas/avances logradas en su administración estos meses, donde el mandatario enfatizó que “no dejemos que el pesimismo se tome nuestro espíritu”. Eso muestra un nudo comunicacional que hay que saber desatar. Porque es cierto que hay golpes mediáticos tremendos como el episodio de Cancillería o impactos severos como la controversia por los indultos, pero también hay logros de gestión, insumos positivos, trabajos logrados, avances importantes, mensajes optimistas y de trabajo. Un factor tiene que ver también en cómo se rompe la rigidez de una agenda de la elite política, con una agenda de conexión con la gente y sus problemas. Por ejemplo, sacarle punta a toda la indisposición de la oposición y sectores conservadores a responderle a la ciudadanía retirándose de la mesa de seguridad, amenazando desde las Isapres, boicoteando la reforma previsional, mostrando continuos casos de corrupción. Eso, por cierto, tiene mucho que ver con aquello de no casarse con la agenda que se impone, con los estilos comunicacionales hegemónicos, y actuar con mayor audacia/creatividad, con mayor convicción/seguridad propia.

4.-En cuanto al trabajo comunicacional, sin querer menoscabar la labor de una profesional que cometió un error concreto y donde no hubo intencionalidades de otro tipo, ni tampoco adelantar supuestos sobre otros equipos, el episodio de Cancillería debería alertar respecto a los métodos de trabajo en los equipos comunicacionales y el trabajo hacia la prensa. ¿Grabar reuniones confidenciales y de trabajo? ¿Guardar archivos de audio sensibles en un celular y tenerlos en formatos que permitan un error garrafal? ¿Cómo trabajar las minutas e informes para las altas autoridades? ¿Cómo desarrollar las técnicas cotidianas de gestión comunicacional? ¿Cómo relacionarse con la prensa? ¿Cómo hacer la lectura de realidad y construir las respuestas? ¿Cómo usar las técnicas de vocerías y reforzamientos de instrumentos propios? Alguien podría pensar que es ridículo hacer esos señalamientos, pero descuidar esos métodos de trabajo tiene ahora al Gobierno en un conflicto político y comunicacional. Prácticamente nada de la labor de un equipo comunicacional de Gobierno, sobre todo en carteras estratégicas en el ámbito político, puede quedar suelto ni ser minimizado. Una mala cuña, una falta de sentido de oportunidad, una descontextualización del momento político, una pésima puesta en escena, una filtración de un audio, una ausencia de control en un equipo, pueden provocar no sólo un deficitario comportamiento comunicacional, un bochorno político, sino también una crisis político/comunicacional. En eso, actuar con arrogancia y ligereza, con autoestímulos de burbuja, con desprecio por la lectura de realidad, provoca no sólo deficiencia sino que desconexión.

5.-En esta semana, para ir a un ejemplo preciso, en medio de tanta polémica, dos comisiones del Congreso votaron a favor de los proyectos de 40 horas de jornada laboral semanal y de la reforma de pensiones, ambas iniciativas que beneficiarán a millones de chilenas y chilenos. Es un trabajo que se viene desarrollando desde el inicio del Gobierno y que está dando frutos, en un proceso donde desde el Ministerio de Trabajo y Previsión Social tuvieron que tratar/trabajar con actores empresariales, dirigentes de trabajadores, representantes de las AFP y expertos de distintas características. Desde el punto de vista comunicacional, se enfatizan las virtudes de la titular de la cartera, así como una labor comunicacional imperceptible, que es una de las cualidades de una buena gestión comunicacional. Hay otros ministerios donde se observa una situación análoga. El tema es cómo potenciar aquello, cómo sobreponer esos rostros de gestión, cómo instalar esas experiencias, como darles protagonismo, como concretar un despliegue, que redunde en giros y potenciamientos de la agenda.

6.-Al final de cuentas hay una desafío central que, dicho en corto, tiene que ver con quedarse en administrar una agenda impuesta/hegemonizada, o potenciar una agenda propia/reforzada. Cierto, en un escenario que tiene elementos negativos como que la inmensa mayoría de los medios de comunicación de gran alcance tienen una línea editorial contraria a las políticas/decisiones del Gobierno y son afines a la oposición. Aún así, el desafío es quedarse en el plano defensivo o hacer el esfuerzo por pasar a la ofensiva. Insistiendo en que el tema de base es político, de convicción en la direccionalidad de la gestión, y no de comunicación. Si se habla de la coyuntura, cómo llevar al molino de la agenda propia los temas de seguridad pública, inflación, migración, concentrándose en las soluciones/medidas, en la instalación de las realidades y no de las percepciones. Parece titánico, y puede serlo. Como también imperioso, porque se observa/comenta una comunicación, en general, deficitaria.