Ciertamente que en estas situaciones no cabrían eufemismos, más bien, como dijo el Presidente, es necesaria la claridad y sin complacencia. Son marcos en que lo mejor parece la precisión y coherencia comunicacional, y no las vocerías confusas, contradictorias y de contrapunto entre autoridades. Donde, por cierto, lo principal es el esclarecimiento/transparencia de los hechos y la fijación de responsabilidades.
Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 23/6/2023. 1.-El día de hoy, los titulares de la mitad de los diarios nacionales y varios regionales estuvieron dedicados al caso de los militantes de RD ligados al ya catalogado de escandaloso convenio de la Seremi de Vivienda de Antofagasta con la Fundación Democracia Viva (de RD). En las primeras 4 páginas de la edición de El Mercurio y las primeras siete de La Tercera, se trató ampliamente el caso, y el hecho fue difundido/debatido extensamente en programas de radio, televisión y otras plataformas de medios. Es decir, el episodio marcó una intensidad comunicacional y una línea editorial de la mayoría de los medios, lo que apunta a un impacto político y en la opinión pública no menor. Esto se acrecentó cuando salieron al ruedo, en tono polémico y confuso, el ministro y la subsecretaria del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y el presidente de RD, con declaraciones y versiones complicadas. Es probable que la atención mediática tan amplia vaya más allá de un caso donde, como se ha señalado, se puede haber incurrido en irregularidades, falta a la probidad, mal uso de recursos públicos y tráfico de influencias, y tome vuelo porque golpearía sentidos éticos y políticos sostenidos desde RD y el Frente Amplio y que ahora habrían sido violentados. Obviamente es algo que desde distintos ámbitos de oposición al actual Gobierno y al conglomerado oficialista, no se dejará pasar.
2.-El Presidente Gabriel Boric no se desentendió del asunto e hizo declaraciones más que formales, dando su tono comunicacional y político propio. “Tenemos que ser muy claros y firmes si en el pasado desde nuestro sector político fuimos muy duros en condenar cualquier acto reñido con la fe pública y en donde hubiese presunción de delito. Hoy día, cuando quienes están involucrados son personas cercanas al Gobierno, tenemos que tener el mismo estándar e incluso ser más firmes”, dijo el mandatario y puntualizó: “No puede caber ningún tipo de complacencia, ningún tipo de protección, sino que tenemos que ser muy claros en que este tipo de situaciones no las vamos a permitir”. Con ello, se habría fijado la posición definitiva del Gobierno ante este suceso y se esperaría que los partidos del oficialismo, sobre todo RD, se sumaran a esa postura.
3.-Junto a la gravedad que podría tener el hecho -la asignación de 426 millones de pesos a una Fundación de un partido de Gobierno, concedida entre militantes del mismo colectivo-, a los ojos de la ciudadanía, sobre todo por el tratamiento de diversidad de medios, se vuelven a instalar desconfianzas y aprensiones sobre qué pasa con el manejo de dineros hacia entidades (fundaciones, centros de estudios, Ong, etc.) que tienen vínculos con el Gobierno de turno. La situación de Antofagasta no ayuda mucho cuando además del episodio concreto, se viene una lluvia de declaraciones contradictorias, confusas, acusatorias y no muy precisas, en las que aparecen involucrados el presidente de un partido y las máximas autoridades de un ministerio. Si se trata de exceso de prolijidad, se podría afirmar que faltó control de crisis y administración comunicacional entre personeros del oficialismo ante un hecho determinado.
4.-Por ahora es una situación abierta, una “noticia en desarrollo”. Se dice que vendrá intensamente tratado en ediciones dominicales. Es la dimensión mediática con efecto político. Que en muchas ocasiones va aparte del desarrollo legal/judicial de este tipo de hechos. Las investigaciones de los organismos pertinentes, y del propio ministerio involucrado, determinarán responsabilidades legales e institucionales. Pero hay entre medio o en medio, un asunto de ética, de probidad, de valores, de comportamiento en la función pública, de estética, de coherencia. La comunicadora Paula Walker escribió que al episodio se le llamó por momentos “error político, falta de criterio, descoordinación” y seguidamente sostuvo que “el lenguaje político para estas cosas puede hacer verdaderas piruetas para no usar palabras que esta generación creía solo representaban prácticas de la generación anterior…” Ciertamente que en estas situaciones no cabrían eufemismos, más bien, como dijo el Presidente, es necesaria la claridad y sin complacencia. Son marcos en que lo mejor parece la precisión y coherencia comunicacional, y no las vocerías confusas, contradictorias y de contrapunto entre autoridades. Donde, por cierto, lo principal es el esclarecimiento/transparencia de los hechos y la fijación de responsabilidades.