Nosotras las que vencimos a José Antonio Kast

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No somos un botín de guerra de las dolorosas consecuencias de la violencia machista, nosotras somos mujeres organizadas por la paz, por la justicia, por la democracia, somos mujeres políticas, que en nuestras casas, en nuestras camas, en la calle y en el Estado, estamos construyendo un nuevo sentido común basado en el respeto de los seres humanos. A los que invisibilizan nuestros derechos, a los que quieren debilitar a nuestro Gobierno, no les hemos abierto la puerta.

Millaray Huaquimilla Neyra. Antropóloga Social. Santiago. 1/2025. Nosotras las que vencimos a José Antonio Kast, ¿quiénes somos? Según los sondeos de “Decide Chile” se estima que dos tercios de las potenciales votantes menores de 50 años fueron a votar en la elección de 2021. De esas mujeres, las menores de 30 años votamos en una proporción de 70/30 a favor del candidato de Apruebo Dignidad, un porcentaje decisivo en la victoria del Presidente Gabriel Boric Font. La derecha, en la actitud paternalista con la que constantemente ha tratado a las mujeres, nos quiere enseñar con quién debe estar nuestra lealtad, porque a menos de un año de las próximas elecciones, sabe que el principal factor para conseguir la banda presidencial es derribar la avanzada feminista, pero nuestra lealtad está con este Gobierno, porque derechamente -o izquierdamente- nosotras somos el Gobierno.

La oposición ha titulado como “silencio feminista” a la reacción del Gobierno y de los movimientos sociales feministas frente a una acusación por el grave delito de violación interpuesta contra un personero de Gobierno, Manuel Monsalve. Curiosamente, hace unos días, tras las declaraciones de la Ministra de la Mujer frente a la opinión del Cardenal  Chomalí que señalaba como un regalo “no perseverar en el aborto”, la derecha fue la primera en salir a señalar que la Ministra “no es una activista callejera”. Se acusa a la Ministra de la Mujer de algo que es precisamente la principal fortaleza que aún puede preciarse este Gobierno, que es que parte de su base no son sólo los partidos, es también el mundo social que lo apoyó, y de ellas principales son -sin duda- las mujeres, sino, ¿por qué aquella obsesión constante de atacar a las “demandas de las mujeres”? Debilitar el discurso feminista es debilitar una base social y electoral que ha llenado las calles con “Ni una menos”, el “Mayo Feminista”, “Nunca más sin nosotras”, y el litúrgico 8M.

Algo que aclarar a la derecha chilena: ¿Dónde estaba la derecha chilena cuando una niña de 13 años tuvo que viajar a Santiago porque todos los médicos de Chiloé se negaron a atenderla e interrumpir un embarazo provocado por la deleznable violación por parte de su padre? En ese momento no les importó la revictimización que hoy alegan en el caso Monsalve, es más, el diputado UDI, Issa Kort, señaló expresamente que “esa niña está preparada para ser madre”. El expresidente Sebastián Piñera señaló en su oportunidad que “no es sólo la voluntad de los hombres de abusar, sino también la de las mujeres de ser abusadas”. Innumerables son las frases y apologías a la violación y la revictimización que la derecha chilena ha llevado adelante. Y hoy nos quieren convencer de que su constante increpar al Gobierno es en defensa de las mujeres, cuando sólo piensan en el cálculo electoral más próximo, nos quieren convencer de que la Ministra no puede ser una “activista callejera” usado como ofensa, cuando el principal compromiso de un Gobierno es cumplir la palabra empeñada, la principal fortaleza de una democracia es demostrarle a los ciudadanos que pueden confiar en sus autoridades, que la democracia programática se cumple. Sí se puede estar en el Gobierno, con el corazón y la promesa en la calle.

¿Dónde hemos estado las feministas? Primero, hoy somos Gobierno le moleste a quien le moleste, y ello significa hoy para la población, entre otras cosas, el pago de 1 billón 360 mil millones de pesos en pensiones de alimentos el equivalente a 35 teletones, que ha permitido mejorar la calidad de vida de miles de jefas de hogar y sus familias.

Para su desgracia estamos cumpliendo el IV Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres, y recientemente el Gobierno rindió el examen en la CEDAW, los mínimos civilizatorios establecidos por esta mal llamada “ideología de género”, que  sólo tiene la radicalidad de plantear que hombres y mujeres somos iguales. Han avanzado y seguirán haciéndolo de la mano de mujeres, y también de hombres, que luchan y se posicionan en contra de la discriminación histórica de las ciudadanas. Así, se ha logrado al día de hoy incorporar herramientas de gestión estatal que han impregnado la visión de género, que han permitido programas de salud como “Sonrisa de Mujer” que ha permitido a miles de dueñas de casa, recuperar su sonrisa, su seguridad personal, su autonomía y participación en los espacios públicos; el programa “Chile Crece Contigo” que ha puesto en el centro los cuidados colectivos, la responsabilidad del Estado, la atención de la madre y de su hijo; se legisló bajo esta visión la primera “Ley contra la violencia intrafamiliar” que relevó un problema privado, a lo público; la “Ley de cuotas” para fomentar la participación de las mujeres en la política; y hoy se discute “El Sistema Nacional de Apoyos y Cuidado”. Si hay algo que podemos decir, es que las mujeres, sin duda alguna, vivimos mejor que hace 30 años, y también vivimos mejor que hace tres años y eso es fruto de nuestras luchas. Eso es porque somos activistas callejeras.

En esta columna, también es necesario homenajear a las miles de mujeres que se organizan no sólo en espacios separatistas, sino en espacios de organización mixtos, en partidos políticos y movimientos sociales.

Nosotras, las que vencimos a Kast, no somos un botín de guerra de las dolorosas consecuencias de la violencia machista, nosotras somos mujeres organizadas por la paz, por la justicia, por la democracia, somos mujeres políticas, que en nuestras casas, en nuestras camas, en la calle y en el Estado, estamos construyendo un nuevo sentido común basado en el respeto de los seres humanos. A los que invisibilizan nuestros derechos, a los que quieren debilitar a nuestro Gobierno, no les hemos abierto la puerta y ello fue expresado contundentemente en la elección de 2021.

Señor Kast, está avisado que en noviembre de 2025 las feministas no seremos su electorado y disputaremos nuevamente gobernar Chile, para los hombres y mujeres que crean en una sociedad que no precarice la vida, dónde podamos cooperar para sostener nuestra existencia y la de nuestras familias.

¿Dé qué silencio feminista están hablando?