En el año ‘71, visitó Chile la mujer más perseguida del mundo, Ángela Davis. Nunca estuvo tan segura como cuando fue resguardada por ese grupo de jotosos, del que Félix fue parte, dirigidos por el mítico Oso…llegó la noche oscura del golpe de Estado. Félix no se amilanó, al contrario, organizó el aniversario de la población el 30 de octubre con La Moneda prácticamente aún humeando. En esos días amargos se aproximó mucho más con su padre, tuvieron que empezar a trabajar juntos en carpintería, pues ya no los recibían en las obras, pero también empezaron a trabajar codo a codo como compañeros, Félix por la Jota y Víctor Hugo por el Partido. Juntos hicieron uno de los primeros rayados contra la dictadura en el Estadio de San Miguel.
Alexis Cortés Morales. Santiago. 12/2024. A Félix Morales Castro, Pablo Neruda le escribió un poema antes de nacer. Se trata de “Los héroes” dedicado a Ángel Veas y Félix Morales, víctimas de la Ley Maldita. Así es, Víctor Hugo Morales, su padre, decidió darle el nombre de uno de los caídos en Pisagua, no solo como un homenaje, sino como un destino, una profecía: la de ser también un héroe del pueblo.
Félix llegó a la población La Victoria con tan solo un año. Allí fue un niño feliz, como tantos otros, pero también fue atípico: Félix hacía de Orlando Millas, cuando con sus hermanas y vecinos, jugaban al “meeting”; también aprendió a leer antes de entrar al colegio con El Siglo, del que fue un gran canillita cuando iban a La Legua a visitar a la familia. Ya más grande, se destacó jugando a la pelota y luego con la guitarra. Quien alguna vez lo escuchó cantar “Cuando amanece el día” de Ángel Parra no puede recordarlo sin emocionarse.
Siendo apenas un adolescente se convirtió en secretario de la Jota de la población, destacándose en el trabajo político y de autodefensa.
En el año ‘71, visitó Chile la mujer más perseguida del mundo, Ángela Davis. Nunca estuvo tan segura como cuando fue resguardada por ese grupo de jotosos, del que Félix fue parte, dirigidos por el mítico Oso.
Pero llegó la noche oscura del golpe de Estado. Félix no se amilanó, al contrario, organizó el aniversario de la población el 30 de octubre con La Moneda prácticamente aún humeando. En esos días amargos se aproximó mucho más con su padre, tuvieron que empezar a trabajar juntos en carpintería, pues ya no los recibían en las obras, pero también empezaron a trabajar codo a codo como compañeros, Félix por la Jota y Víctor Hugo por el Partido. Juntos hicieron uno de los primeros rayados contra la dictadura en el Estadio de San Miguel.
Un 9 de agosto de 1976 hicieron desaparecer a Víctor Hugo Morales. Félix nunca se recuperó de ese dolor. Entre ellos quedaron muchas conversaciones pendientes, pero la dictadura cometió un grave error al llevárselo, porque desde ese día se ganaron un enemigo que entraría en la lucha contra ella sin ningún temor.
Víctor Hugo alcanzó a pedir la mano de María López, el amor de toda la vida de Félix, pero ya no pudo estar en su casamiento. Sin embargo, Víctor Hugo Morales nació de nuevo con el primer hijo de Félix y María, pues decidieron darle el nombre del abuelo que no conocería.
Mientras, Félix siguió militando, llegó a ser encargado sindical de la Jota, secretario del regional Joven Guardia, orgánico en Valparaíso y secretario de nuevo en Arauco. Por todos los lugares que pasó dejó su huella, pues en todo lo que hizo impregnó pasión, mirada aguda y compromiso. Así fue también en el Partido, al que fue promovido el “año decisivo”, destacándose su trabajo de implementación de la Política de Rebelión Popular de Masas en el comunal San Joaquín y en Cerrillos, donde desapareció Víctor Hugo.
El retorno de la democracia no fue como esperaba, acomodo e impunidad serían las palabras que probablemente usaría para definir ese periodo. Aun así, Félix destacó como dirigente sindical en la obra Altos Las Condes.
Richard Sandoval recogió su testimonio para el libro “Amor, te sigo buscando”. No sabíamos que era una despedida: “En 2023 para Félix la felicidad es una palabra complicada. Siente que hay momentos de felicidad cuando ve a sus hijos formados, con sus familias, cuando ve a su nieta Javiera convertida en psicóloga, a su nieto como presidente de curso, mejor compañero, vestido con la camiseta de Magallanes, el club que tanto amó su padre. La felicidad aparece cuando nombra a Javiera, a Camilo, a Matías e Isidorita, la niña más tierna que ha visto. Eso lo hace sentirse un hombre feliz. Pero no es feliz cuando piensa que ‘no cumplimos con la tarea que había que cumplir, y la explotación sigue siendo salvaje hacia los trabajadores’”.
Félix falleció el viernes 29 de noviembre víctima de un cáncer. Pidió que lo enterraran como lo que era: un comunista. Lloramos, pero también cantamos la Internacional, el Pueblo Unido, el Venceremos, el Partido hizo guardia, llegaron sus viejos compañeros de amaranto, sus vecinos, sus amigos y la familia.
Te llevaste a la tumba una bandera de la célula Víctor Hugo Morales de La Victoria, con la esfinge de tu padre, “para que estén juntos”, dijo tu hijo mayor.
Nos dolió tu partida, sobre todo a tus hijos e hija, tus nietos y nietas, tus hermanas y tu madre que carga otro dolor gigante con la entereza que nunca podremos igualar. Pero, como también todos ellos dijeron, te vas al encuentro de tu amada María que hace tan poco nos dejó. Nosotros seguiremos cantando: “cuando amanece el día, digo, qué suerte tengo de ser testigo como se acaba con la noche oscura…”.