“Me desafío -y los desafío a ustedes- a que salgamos de nuestra zona de confort”: Jeannette Jara

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La candidata presidencial exhortó a que “dejemos de juntarnos entre nosotros mismos. La tarea que tenemos es de una relevancia demasiado importante para nuestro país. Y debemos construir la unidad política y social más amplia posible. Con quienes piensan igual que nosotros, y con aquellos que, compartiendo los mismos principios, tienen otra forma de pensar”. En su discurso en el masivo acto por los 113 años del Partido Comunista, la líder de la centroizquierda sostuvo que “tomo la confianza de ir a encontrarme con todo Chile, empaparme de su sabiduría, y aportar al avance de las causas populares y de los derechos de todas y de todos”. Enfatizó: “Quiero que estén tranquilas y tranquilos: nos hemos preparado y sabré gobernar”. Recalcó, de cara a la elección presidencial de noviembre próximo “el bello triunfo que vivimos hace algunos días hoy nos impone una tremenda responsabilidad y una obligación, que es enfrentar a la ultraderecha en nuestro país en noviembre próximo” e indicó que “con la alegría que va a continuar, quiero decirles que la celebración se termina hoy. De ahora en adelante, con la misma alegría, pero con el trabajo duro que nos ha caracterizado siempre, iniciamos la tarea”.

“El Siglo”. Santiago. 6/7/2025. El siguiente es el texto íntegro del discurso de Jeannette Jara, candidata presidencial del progresismo y la izquierda, en el masivo acto de celebración de los 113 años de existencia del Partido Comunista de Chile:

“Cuando hace unos días supe que estaría frente a ustedes, en un lugar histórico como este teatro -el Teatro Caupolicán-, me quedé pensando en cómo nos volvemos a conectar después de lo que ha sido una primaria para nosotros, como Partido Comunista de Chile, con el apoyo de la Izquierda Cristiana y de Acción Humanista. Un momento histórico en nuestra capacidad de poder relevar las ideas que, en conjunto con las de nuestros compañeros de coalición, van a llevar a Chile a un gobierno unitario de la centroizquierda.

Y quiero decirles que, en primer lugar, les quiero entregar mi agradecimiento eterno. No por un triunfo electoral, por bello que haya sido, sino por hacer de mí la mujer que hoy día soy. Por haber sido parte de la transformación de una joven idealista desde los 14 años, que a partir de luchas y desafíos cotidianos se transformó en una mujer que hoy día, como chilena, sabe que la única forma de encarar el futuro de nuestro país es con profundo amor al pueblo de Chile.

Un amigo futbolero me decía que los goles hay que celebrarlos, así que hoy les quiero pedir que celebremos juntos. Este primer triunfo nos pertenece a muchas y a muchos a lo largo de todo el país. Pero es un pequeño paso frente al desafío que tenemos al frente.

Por eso, hoy día tenemos derecho a decir, fuerte y claro, que el trabajo que miles de ustedes hicieron, de Arica a Punta Arenas, nos ha permitido el honor de representar al progresismo chileno en las próximas elecciones presidenciales.

Esto es, claro, un motivo de orgullo. También es una gran responsabilidad, pero no lo es solo para mí: lo es para nosotros y nosotras. Y quiero que este aplauso sea para todos ustedes, pero también para los que ya no están aquí entre nosotros.

Quiero decirles algo bien importante, fuerte y claro: que el bello triunfo que vivimos hace algunos días hoy nos impone una tremenda responsabilidad y una obligación, que es enfrentar a la ultraderecha en nuestro país en noviembre próximo.

Por eso, con la alegría que va a continuar, quiero decirles que la celebración se termina hoy. De ahora en adelante, con la misma alegría, pero con el trabajo duro que nos ha caracterizado siempre, iniciamos la tarea. No solamente de ir a encontrarnos con los que votaron por nosotros o con los que participaron de esta primaria, sino que principalmente con aquellos a los que no hemos convencido, con aquellos que piensan distinto, con aquellos que tienen ira y rabia en sus corazones, con aquellos a quienes la política ha dejado de lado. A ellos les vamos a ir a escuchar.

Y quiero pedirles que sea una tarea colectiva. Que todas y todos ustedes hagan el mismo ejercicio de escuchar a los que piensan distinto. De tratar de comprender en qué momento las causas mayoritarias de nuestro país -la mejora de los derechos sociales, de la vida de las personas- se nos extravió con tal dificultad, que hoy día tenemos una elección presidencial, en pocos meses, donde hay tres candidatos de la ultraderecha corriendo en nuestro país. ¡Tres!

No debemos perder de vista, ni por un instante, a lo que nos enfrentamos hoy. No estamos solamente frente a una alternancia en el poder cualquiera, sino que estamos ante el grave riesgo de retrocesos de quienes niegan los derechos de las mujeres, los derechos de las disidencias, los derechos de los pueblos originarios, los derechos de las y los trabajadores.

Por eso, no solo en Chile, también en el mundo, debemos mirar la promesa vacía de la ultraderecha. No estamos solamente hoy día celebrando una elección primaria, sino que también nuestros 113 años de historia. Y eso nos debe llevar a tomar profundas lecciones históricas con perspectiva de futuro.

Algunos, luego de 50 años, lo que están tratando de hacer es reponer en nuestro país un pasado que limita las libertades, que conculca los derechos, y que vuelve a construir la idea del enemigo interno para avanzar arrasando conquistas sociales que tanto tiempo ha costado poder lograr.

Por eso, nuestra tarea es de una alta responsabilidad.

Para nosotros, las derivas autoritarias no son nuevas. Ni para la historia de la Humanidad tampoco. Y no solo llegaron al poder a través de sangre y fuego, como ocurrió en Chile en el ‘73. Además, se han hecho apropiándose del miedo de las personas, y de los discursos de ira y de odio, propias herramientas de la democracia debilitadas, como lo que pasó el siglo pasado, en la primera mitad. Y el resultado siempre ha sido el mismo: el triunfo del odio, con su carga de muerte y destrucción.

Por eso hoy día, donde quiera que miremos, veremos riesgos de derivas autoritarias. Donde hay líderes fanatizados que vuelven a soñar con arrasar derechos y construir su propio imperio de la mentira.

Por eso me desafío -y los desafío a ustedes- a que salgamos de nuestra zona de confort. A que dejemos de juntarnos entre nosotros mismos, a hablarnos solamente entre compañeras y compañeros, entre familiares y amigos. La tarea que tenemos es de una relevancia demasiado importante para nuestro país. Y debemos construir la unidad política y social más amplia posible. Con quienes piensan igual que nosotros, y con aquellos que, compartiendo los mismos principios, tienen otra forma de pensar.

Lo que está a la vuelta de la esquina no es cualquier gobierno. Es la ultraderecha, que va a arrasar con todo lo que en nuestro país se ha logrado avanzar.

Quiero decirles finalmente que estoy aquí, frente a ustedes, para pedirles que me acompañen en esta inmensa tarea. Yo les he dicho varias veces: nunca pensé que me iba a tocar una responsabilidad como esta. A veces pienso que estas cosas no le pasan a la gente como uno…

Pero quiero decirles una cosa. Quiero que estén tranquilas y tranquilos: nos hemos preparado y sabré gobernar.

Yo inicio hoy día un camino de la mano con ustedes, que, por extraño que parezca, será un camino más difícil que el que he transitado hasta hoy. Porque no nos olvidemos que el triunfo logrado hace una semana no solo nos regala la oportunidad de encontrarnos con quienes piensan muy distinto a nosotros, sino que también nos pone en la situación en la cual vamos a liderar -en conjunto con otras fuerzas políticas- un proyecto para nuestro país.

Y desde este acto maravilloso, con la claridad de que me paro sobre los hombros de hombres y mujeres gigantes que han construido nuestra historia, que han recorrido Chile, que han recorrido el mundo, con la certeza de que cada día, que cada nuevo amanecer, es siempre una oportunidad para avanzar y generar mejores condiciones de vida para quienes nos rodean y quienes están por venir.

Asumo esta tarea porque sé de dónde vengo, y porque junto a ustedes sabemos dónde vamos a ir.

Tomo, por ello, la confianza que me otorgan de ir a encontrarme con todo Chile, empaparme de su sabiduría, y aportar -como tantas veces lo hemos hecho en la historia de nuestro país- al avance de las causas populares y de los derechos de todas y de todos.

Sabremos llevar adelante esta tarea con los partidos de la centroizquierda chilena, con una construcción programática en la cual no se van a integrar, sino que entre todos nos vamos a complementar. Esa es generosidad política para construir en unidad.

Asumo esta tarea, además, con toda la autonomía y la confianza que significa una responsabilidad como esta, y que les sabré responder.

Gracias, compañeras y compañeros, por su infinito amor. Gracias por su comprensión. Gracias por hacerme sentir querida.

Sabré cumplir con mi deber y dar lo mejor de mí. De eso, que no les quepa duda.

¡Viva Chile! ¡Viva nuestra patria!”

Fotos: Prensa PC.