El Presidente de Brasil revocó los procesos de privatización de ocho estatales, entre ellas Petrobras y Correos, iniciados durante la administración de Bolsonaro. Emitió un decreto para reducir la compra de armas y municiones. El mandatario firmó decretos que intentan fortalecer la protección de la Amazonía, cuya destrucción anual promedio creció 75 por ciento respecto a la década anterior durante la administración de Bolsonaro.
Agencias. Brasilia. 03/01/2023. En su primer día en funciones como presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva revocó normas que facilitaban el acceso a las armas durante la administración de Jair Bolsonaro, frenó procesos de privatizaciones y restableció medidas de combate a la deforestación en la Amazonía, entre sus primeras medidas de Gobierno.
En las primeras 24 horas desde la ceremonia de investidura del domingo en Brasilia, el mandatario empezó a cumplir algunas de sus principales promesas electorales, tras derrotar al ex presidente ultraderechista.
Lula decidió, mediante decreto, suspender por los próximos 60 días la concesión de nuevas licencias para cazadores, tiradores y coleccionadores (CAC) civiles, categoría que multiplicó sus miembros con las flexibilizaciones de su predecesor y reunía en julio pasado un arsenal de más de un millón de armas, casi el triple que las 350 mil 600 registradas en diciembre de 2018, según el Instituto Sou da Paz.
El decreto también redujo los límites para la compra de armas y municiones y suspendió temporalmente el registro de nuevos clubes y escuelas de tiro, que también proliferaron en los últimos cuatro años.
En la decisión, Lula creó un grupo de trabajo para elaborar un nuevo reglamento para el Estatuto del Desarme, ley impulsada por su primer gobierno en 2003 para desarmar a la población civil. El mandatario “busca cerrar el periodo irresponsable del ‘vale todo’, incompatible con la Constitución”, indicó en Twitter, Flávio Dino, ministro de Justicia y Seguridad Pública.
El mandatario izquierdista firmó una serie de decretos que intentan fortalecer la protección de la Amazonía, cuya destrucción anual promedio creció 75 por ciento respecto a la década anterior durante la administración de Bolsonaro, y de otros biomas.
Instituyó una comisión interministerial permanente de prevención y control de la deforestación, al mismo tiempo que ordenó reactivar el Fondo Amazonía, creado en 2008 para captar donaciones destinadas a inversiones de preservación de la floresta.
El Fondo Amazonia estaba congelado desde 2019 por diferencias entre los gobiernos de Noruega y Alemania, principales donantes, con la administración de Bolsonaro por la gestión de los fondos.
Noruega anunció en noviembre que reanudará los aportes y en vísperas de la asunción de Lula en Brasilia, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, dijo a medios de su país que liberará 35 millones de euros para el fondo.
El ex líder sindical revocó además un decreto que permitía la minería en áreas indígenas y de protección ambiental.
El nuevo mandatario firmó una resolución para mantener el programa de ayudas sociales Bolsa Familia en 600 reales -unos 113 dólares-, promesa conseguida luego de una trabajosa negociación con el Congreso en diciembre para garantizar recursos excepcionales.
Además, firmó un reajuste del salario mínimo con incremento de mil 212 reales a mil 320 reales (unos 249 dólares), decisión que todavía no había sido publicada ayer.
Además revocó los procesos de privatización de ocho estatales, entre ellas Petrobras y Correos, iniciados durante la administración de Bolsonaro.
Por otra parte, determinó que sean revisadas en un plazo de 30 días las numerosas decisiones del ex presidente que impusieron confidencialidad sobre informaciones y documentos de la administración pública, calificadas como un retroceso sobre la política de transparencia pública.
El ex mandatario ultraderechista decretó la confidencialidad de documentos públicos por 100 años en varias ocasiones como estrategia para negar el acceso a la información, por ejemplo sobre su carnet de vacunación o las visitas a la ex primera dama, Michelle Bolsonaro.
En el palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Exteriores, el jefe de Estado recibió a 10 delegaciones extranjeras, la mayoría de ellas latinoamericanas, con quienes dialogó sobre diversos temas, entre ellos seguridad, energía, medio ambiente y comercio.
El Presidente de Brasil sostuvo reuniones con varios jefes de Estado de América Latina, entre ellos sus pares de Argentina, Alberto Fernández, de Bolivia, Luis Arce, Colombia, Gustavo Petro, de Chile, Gabriel Boric, de Ecuador, Guillermo Lasso, y de Honduras, Xiomara Castro, entre otros. Lula se reunió con Wang Qishan, vicepresidente de China, de quien recibió una carta del mandatario chino, Xi Jinping, expresando su deseo de una mayor cooperación entre los dos países ya que China es el mayor socio comercial del país sudamericano.