La persistente dirigenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, fue electa diputada por el Distrito 13 de la Región Metropolitana, que incluye las comunas de El Bosque, La Cisterna, San Ramón, Pedro Aguirre Cerda, San Miguel y Lo Espejo. “La necesidad de avanzar en que el Estado de Chile proteja los derechos de las personas, y genere garantías de no repetición, sin duda será una tarea importante en lo que significará mi labor como diputada”, afirmó en entrevista. Uno de los objetivos en la Cámara Bajas será enfrentar el negacionismo. Dijo esperar que ahora la Subsecretaría de Derechos Humanos cumpla su rol, no como en el pasado Gobierno.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 13/03/2022. Lorena Pizarro Sierra, es una reconocida y antigua luchadora por los derechos humanos y en la búsqueda de verdad y justicia para detenidos desaparecidos y ejecutados políticos durante la dictadura cívico-militar. Esta educadora de párvulos es hija de Waldo Pizarro, detenido desaparecido, militante del Partido Comunista, e hija de la histórica activista de derechos humanos, Sola Sierra.
De esas batallas por verdad, justicia y reparación -también por no repetición-, ahora se consagra como congresista en el Parlamento chileno, después de obtener un triunfo electoral en los comicios parlamentarios del año pasado. Pero su prioridad no cambia: los derechos humanos seguirán siendo su principal bandera, sobre todo para saber la verdad en más de mil casos de desaparecidos de los que aún nada se sabe, y defender a los presos políticos de la revuelta social de 2019.
Por su trayectoria, uno supondría que la agenda de derechos humanos será prioritaria en su labor parlamentaria. ¿Es así?
Yo creo que la evidencia de la precariedad que existe en relación al respeto, defensa y promoción de los derechos humanos, tanto en lo que significa las garantías de no repetición, como en garantizar los derechos a quienes habitamos este territorio, quedó desnudado después de la revuelta popular del 18 de octubre, y durante todo
este tiempo -y agudizado aún más- bajo este contexto de pandemia.
Son las inmensas mayorías las trabajadoras y trabajadores y sus familias, quienes
se han visto afectadas y afectados por este inhumano modelo económico, que no
nos garantiza derechos: derecho a la salud, derecho a la educación. Sin duda es
una tarea importante comprender y ampliar lo que significa este entendimiento de lo
que son los derechos humanos y su respeto, no solo desde la violación sistemática
de los mismos. Ahora, sin duda, es muy importante después de la criminal represión
por parte del Estado y el Gobierno de Sebastián Piñera, a partir de la revuelta
popular del 18 de octubre, entender que él nunca más debe ser una prioridad:
tenemos a Fabiola (Campillai) y Gustavo (Gatica) enceguecidos por la represión estatal, víctimas de mutilaciones oculares; asesinato, prisión política, tortura, nada distinto a lo que
empezamos a vivir bajo la dictadura cívico-militar.
La necesidad de avanzar en que el Estado de Chile proteja los derechos de las
personas, y genere garantías de no repetición, sin duda será una tarea importante
en lo que significará mi labor como diputada. Hay dos aspectos que a mí en lo
personal -en este ámbito-, me parece muy importante. Uno tiene que ver con que
debemos avanzar el legislar el negacionismo como un eje fundamental en la
construcción de un país que se diga verdaderamente democrático y otra tarea es
avanzar en una ley que dé la garantía o el estatus civil de la persona como ausente
por desaparición forzada. No puede ser que nuestros familiares, nuestras madres,
nuestros padres, que son víctimas de desaparición forzada, sigan estando -ante
cualquier trámite que realizamos- como personas vivas, incluso aquellos familiares
que tuvieron que declarar la muerte presunta. El ausente por desaparición forzada,
debe ser un estado que reconozca el Gobierno para aquellos hombres que fueron
secuestrados y hechos desaparecer como política de exterminio. El respeto,
defensa, y promoción de los derechos humanos, sin duda, serán un eje gravitante
en la labor que voy a desarrollar.
¿Dónde situaría los puntos a asumir en la labor legislativa respecto a derechos humanos?
Como lo mencioné en la pregunta anterior, el negacionismo. También la ausencia
por desaparición forzada, así como la libertad de las presas y presos políticos.
También avanzar en una normativa que se nivele acorde a la norma internacional de
derechos humanos, para que en Chile no se vuelvan a violar, y el siguiente
tiene que ver con la interpretación de los Artículos 93 y 103 del Código Penal, de
manera tal que no se siga observando -por parte del Poder Judicial- condenas
bajísimas, que en la mayoría de los casos, dejan libres a los genocidas. Y otro
aspecto importante, es analizar y evaluar cómo se avanza en que la justicia sea eficaz y urgente, independiente del paso del tiempo, frenar la impunidad biológica, que se está haciendo una realidad.
¿Cómo ve la situación del proyecto de indulto o solución respecto a las y los
presos políticos de la revuelta?
Ahora el proyecto de indulto se encuentra en el Senado, pero a mí me parece fundamental que como país, y quiénes estamos hoy día en cargos de representación popular, si creemos que la democracia debe ser salvaguardada y protegida, no hay otro camino que terminar con la prisión política, y por lo tanto, habrá que buscar todas las formas y medidas, partiendo por esta iniciativa legislativa que permita terminar con la prisión política. Quiero ir un poco más allá, con la prisión política de la revuelta popular, con la prisión política de la cual también son víctimas los presos políticos mapuches.
Casi se vio nula y ausente la gestión de la Subsecretaría de DDHH en el Gobierno de Sebastián Piñera. ¿Qué expectativa tiene con la nueva administración?
La Subsecretaría de Derechos Humanos fue coherente con la calificación
que se dio al Gobierno de Piñera, como el más malo -después del año 90-. Coincido
plenamente con eso, y el rol de la Subsecretaría de Derechos Humanos no estuvo
ajena a aquello.
Ahora, quiero decir que no sólo tiene que ver respecto de los crímenes de la
dictadura cívico-militar, sino que fue un Gobierno que violó los derechos
humanos, y cuyo órgano del Estado, como es la Subsecretaría de Derechos
Humanos, y sus distintas unidades, no jugó un rol distinto más que el permitir y
favorecer que estos derechos se violasen. Me parece que hay que evaluar en
profundidad qué significan instancias como esta, en la que un organismo sigue
dependiendo del Gobierno, y de la orientación o voluntad política de éste, para dejar
en la impunidad -y agudizar la impunidad- de los violadores de derechos humanos.
A mí me parece que este Gobierno -al menos el de Gabriel Boric-, ha dado señales
desde un discurso inicial, desde quién designaron como subsecretaria (a una
dirigenta que ha trabajado por la causa de la verdad de la justicia) y particularmente
en el tema de la prisión política y la tortura, lo que aquí estamos enfrentando es -al
menos- una inicial voluntad política de que aquí esto va a ser distinto.
Las tareas son enormes, pero son claras. No hay dudas sobre lo que hay que hacer,
lo importante es implementarlas; lo importante es dar señales políticas de que en
Chile, bajo el Gobierno de Gabriel Boric vamos a avanzar en que las garantías de no
repetición de las que habla Naciones Unidas, de la que hablan órganos
internacionales de la materia, empiecen a ser eje central del Gobierno que encabeza
Gabriel Boric, el Gobierno que llenó de esperanza a un pueblo en la posibilidad de
avanzar hacia una vida más digna. Me parece que en el ámbito de los derechos
humanos, tiene que ver con los crímenes de ayer las tareas pendientes, sobre lo
que fue el genocidio de la dictadura cívico-militar, pero hoy también -con esa misma
fuerza, y no que pasen 30, 40 o 50 años- respecto de los crímenes que se
cometieron bajo la administración de Sebastián Piñera.
Me parece que la Subsecretaría de Derechos Humanos tiene una gran labor, pero
labor a la cual nos comprometemos a estar presentes para intercambiar, para
apoyarnos, para que de verdad se materialicen demandas por tantos años
postergadas, la lista es enorme pero insisto, lo que hay que hacer está claro.
Usted lleva décadas en la lucha por la defensa de los derechos humanos, presidió la AFDD (Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos), ha estado en las
manifestaciones, ¿es extraño, contrastante, entrar a este espacio institucional,
más formal, de la Cámara de Diputadas y Diputados?
Sí, yo creo que puede verse extraño, o que contrasta con entrar a un espacio
institucional, pero yo creo que no debiese extrañarnos, eso debió haber sido siempre.
Antes así era, incluso hoy día siguen habiendo restricciones: yo tuve que renunciar a la presidencia de la AFDD, porque si no -por razones que no se entienden- resulta incompatible con una labor, la labor de representación popular. No obstante, grandes y connotados empresarios no les resulta incompatible esa tarea, y vemos las consecuencias dramáticas que ha tenido para la vida del país esta compatibilidad entre grandes fortunas, con la elaboración de leyes.
Me parece que esto es avanzar en una democracia de verdad, donde los espacios
de poder tienen que ser el reflejo de la realidad del país; no es la élite política, no es
la élite económica la mayoría del país. Es un pueblo que trabaja, es un pueblo que
se educa, es un pueblo que pelea día a día, la familia de las y los trabajadores de
nuestro país, las y los estudiantes. Ese es el Chile de pobladoras y pobladores,
dirigentas y dirigentes sociales -en mi caso de derechos humanos- que siempre
debieran estar presentes en el Parlamento chileno. Lo que pasa es que la elitización
de estos espacios de representación popular, en tanto económica como social, es lo
que aseguró la profundización del modelo económico.
Hoy el escenario no es fácil, en la composición de esa Cámara de Diputadas y
Diputados, pero me parece que estar en esos espacios es algo que siempre debió
ocurrir. Más representantes de las trabajadoras y trabajadores, de organizaciones
sociales, es necesaria para que la elaboración de leyes tenga un correlato con las
necesidades reales de un pueblo que, además, ha sido por décadas maltratado y
marginado. No me parece raro, me parece que siempre debió ser así, lo que pasa es
que la norma decía que esos espacios estaban reservados para una casta política y
económica, que mantuvo sus privilegios en desmedro de las mayorías, y eso es lo
que es necesario empezar a cambiar una vez por todas.
Ahora es diputada. ¿Hay alguna evocación, recuerdo, de su padre detenido
desaparecido, de las luchas de su madre, de las víctimas de la represión, de
las y los familiares de los ejecutados, desaparecidos?
Yo me siento absolutamente heredera -o al menos espero estar a la altura- de,
primero, mi padre, un hombre que con absoluta conciencia de lo que podría ocurrirle,
se quedó en Chile para resistir a la dictadura. Las enseñanzas de mi mamá que fueron infinitas, incluso para permitirnos a sus tres hijos avanzar en una vida creyendo, a pesar del horror de la desaparición forzada y el genocidio y todo lo que eso dolió, de seguir creyendo que Chile era posible cambiarlo y que había que luchar por eso y comprometerse con las causas más justas.
Y sin duda, yo vengo de la Agrupación de Familiares de Detenidos y Detenidas
Desaparecidas, una agrupación que a lo largo del país tiene existencia desde los
mismos años de la dictadura cívico-militar, y me enorgullece llegar allí para también
decirle a esos sectores -que hasta el día de hoy justifican o relativizan el genocidio-,
también para decirle al país, que a aquellos que trataron de presuntos, nunca lo
fueron, y de que la desaparición forzada es uno de los horrores más grandes que
puede conocer la humanidad, el genocidio, la tortura. Sin duda, todas las víctimas
de la dictadura, llegan a ese espacio a decir: “Nos persiguieron”, “nos asesinaron”,
“nos torturaron”, “nos hicieron desaparecer porque soñábamos con ese país distinto”,
que hoy día, con mucha fuerza, venimos a construir.
Yo siento que me acompaña el rostro de cada uno y cada una de ellas. Con
el rostro de mi suegro, Jaime Donato, desaparecido el 5 de mayo de 1976. Y de mi
papá: ese papá maravilloso hombre que estuvo pocos años conmigo, pero que fue capaz de
dejar una huella tan grande, pese a que desapareció cuando yo sólo tenía 10 años
(el 15 de diciembre de 1976). Mucha de esa fuerza de estar aquí tiene que
ver con esa fuerza heroica, pero que tanto dolor y tortura le trajo mi padre, que hasta
el día de hoy no sabemos qué pasó con él. Y de mi mamá, la Sola Sierra, esa
señora que sonó con tanta fuerza durante todo este período de campaña, y que la
gente decía “es la hija de la Sola Sierra”, es un tremendo orgullo ser la hija de la
Sola Sierra, ver en ella a esas valientes mujeres que salieron a enfrentar a la
dictadura desde la Agrupación de Familiares de Detenidos y Detenidas Desaparecidas
y todas las organizaciones de derechos humanos que hemos resistido por décadas
contra la impunidad, para que el “Nunca Más” sea una realidad.
Tremenda tarea, pero tremendo orgullo tengo de ese origen que representa lucha,
convicción y construcción de sueños que pueden ser reales.