Más que por miedo, los comentarios son por ignorancia del sistema, no del nuevo, sino que del actual, que se transmite a los oyentes y lectores y así sucesivamente, hasta crear, de manera artificial, un alud de ideas erradas y que consisten en crear un futuro “de miedo” en cuanto a la salud que se requiere.
Germán Zúñiga Castro (*). Santiago. 03/01/2022. Mucho se ha hablado respecto del nuevo y único sistema de salud que implementará el Presidente electo Gabriel Boric. Los comentarios negativos, han venido, generalmente, de grupos de derecha, comunicadores radiales y economistas.
Sea por desconocimiento o temor, la información que han entregado se aparta absolutamente de la realidad ya que, como se leerá a continuación, dichos argumentos en contra de un nuevo sistema de salud que se desea implementar, carecen de total fundamento. El desconocimiento e ignorancia, marcan la pauta.
La idea de este espacio, es que a través de algunos comentarios que se realizarán en el tiempo, se clarifique el cómo deberá o funcionará el nuevo sistema de salud propuesto que, si bien no se ha detallado aún, deberá necesariamente, transitar por diversos tópicos, leyes, coberturas, copagos, preferencias, aranceles, atención abierta o cerrada, códigos, oportunidad de acceso, etc. y, en definitiva, como se hará efectivo para la población.
En primer lugar, sin detallar en profundidad respecto de la creación del Sistema de Salud Privado, entiéndase ISAPREs, muchas veces se confunde el término “salud privada”, con las clínicas privadas, como por ejemplo, Las Condes, Vespucio, Dávila, Santa María, Alemana, etc.
La propuesta de cambio, sólo viene a modificar al sistema de salud privado: las ISAPREs.
Las clínicas, por su parte, seguirán manteniendo su estructura de atención, pero no ahora mediante convenios previos con las Isapres, sino que mediante un Sistema Único de Salud, al que llamaremos S.U.S.
Uno de los argumentos en contra, es por ejemplo, aquel que emitió Tomás Mociatti, hace algunas semanas, señalando que, más o menos, ¿cómo lo hará el sistema público para recibir a los 2 M de personas del sistema privado? En un sentido similar, el economista Tomás Flores y Luís Larraín, ambos de LyD. De igual manera, el ex diputado Jorge Schaulson, en el diario digital Ex Ante.
Más que por miedo, los comentarios anteriores, son por ignorancia del sistema, no del nuevo, sino que del actual, que se transmite a los oyentes y lectores y así sucesivamente, hasta crear, de manera artificial, un alud de ideas erradas y que consisten en crear un futuro “de miedo” en cuanto a la salud que se requiere.
En efecto, se tiene la creencia equivoca que, si se termina el sistema privado (ISAPREs) sólo quedará vigente el Sistema Público (Fondo Nacional de Salud. FONASA), por lo que el Sistema Público de Salud, integrado por Hospitales, SAMU, CESFAM, etc., se verán atiborrados de pacientes que debiesen traspasarse de las ISAPREs al FONASA.
Al respecto, para efectos de clarificar dichas creencias, se debe señalar que, históricamente, todos los prestadores privados, entiéndase Clínicas, Centros Médicos, médicos y otras especialidades, como matronas, fonoaudiología, kinesiología, etc., atienden pacientes por FONASA previa inscripción en el mismo y en un nivel determinado, sea 1, 2 o 3. No se tiene conocimiento de alguna clínica o centro médico que NO atienda a pacientes del Fonasa. Si bien existen médicos que sólo atienden en forma particular a TODO paciente, es decir, pagando una suma como $50.000 o más, son los menos.
Además de las consultas médicas, las clínicas y centros médicos se inscriben al FONASA para atender a sus beneficiarios en urgencias, exámenes de laboratorio, radiografías, biopsias, operaciones cardíacas, de cerebro y, en general, para más de 5.000 prestaciones.
También existen los P.A.D (Pago Asociado al Diagnóstico) sistema al que se adscribe una clínica para atender a pacientes del FONASA bajo ciertos valores conocidos y prefijados para determinadas patologías. A modo de ejemplo, operación de hernia al Núcleo Pulposo, valor total $1.800.000, incluye honorarios médicos, hospitalización, exámenes, insumos, medicamentos, etc., y una bonificación cercana al 85%, un parto, con un valor total de $1.180.000, con una bonificación de 100%.
Así las cosas, con un sistema único de salud, todos los habitantes de la Nación podrán hacer uso del sistema público tal como lo hacen hoy en día y los afilados a las ex ISAPREs harán uso del mismo sistema ya que se encuentra vigente.
Es decir, si existe una atomización actual del sistema público, este nuevo sistema lo descomprimirá, generando una oferta más que amplia al Sistema Privado (Clínicas) que deberán adecuarse para tender a muchos pacientes del ex Fonasa y no al revés como muchos, por ignorancia, lo plantean.
Cabe mencionar, que las ISAPREs hoy y desde siempre, sólo han recaudado la cotización mensual de sus afiliados, como mínimo el 7%, llegando, en términos porcentuales, hasta un 20% y más de la remuneración para el logro de un plan de salud que satisfaga sus expectativas, como por ejemplo, hospitalización en clínica ALEMANA (La más cara) en habitación individual, tipo suit, y una cobertura al 100% contra factura.
También, cabe precisar, que las ISAPREs no otorgan, por ley, coberturas en forma directa, sino sólo se les permite realizar convenio con prestadores privados. Es decir, sólo perciben las millonarias cotizaciones, cerca de US$500.000.000, en los últimos 10 años, suma alcanzable para construir cerca de 3 hospitales de mayor complejidad. Sin embargo, al ser instituciones con fines de lucro, dichas ganancias van a engrosar las utilidades de sus accionistas.
En concreto, reciben las cotizaciones de todos los afiliados a los que, en forma previa le ofrecen un plan de salud con determinadas coberturas, por ejemplo, 60% en día cama para la clínica A; 80% para la clínica B y 100% para la clínica C.
El afiliado, para optar a la clínica C, debe pagar, como cotización o prima, una suma muy elevada. En cambio, si sus ingresos no se lo permiten solo debe optar al Plan A que ofrece menor cobertura.
Dentro de esta misma lógica, existen los planes preferentes (Con determinada clínica) donde la cobertura es mayor y lo que paga el afiliado es menor o atención abierta (libre elección) en que se paga al prestador lo que este cobre y la cobertura es muy básica.
A modo de ejemplo, un caso concreto: un trabajador, su esposa y 2 hijos, se afiliaron a una Isapre en una ciudad de Chile. La esposa se contagió con Covid-19 e ingresó de urgencia a una clínica. La clínica no tenía cupo y los familiares y la Isapre se disponían a trasladarla a Santiago, a más de 600 kls. (Cobertura preferente) con los riesgos que ello implicaba. Atendida su gravedad la Clínica le “hizo” un cupo. Estuvo hospitalizada cerca de 15 días. La cuenta fue por cerca de $21.000.000 y la cobertura de la Isapre sólo fue de $5.000.000. La diferencia a pagar por el afiliado debió ser de $16.000.000. Este alegaba que la cobertura era, según su Plan, de un 90%. Efectivamente era de un 90% pero con un TOPE de cerca del 19%, ya que se le aplico la Libre Elección. Un caso similar sucedió en Santiago.
En el primer caso estamos en juicio. El segundo, ya fue positivo a nombre de la afiliada. De un total de $41.000.000, sólo debió pagar cerca de $2.000.000.
Este artículo es una introducción al sistema de salud privado y el por qué de la prescindencia de las ISAPREs.
Seguimos…
(*)Germán Zúñiga Castro es abogado y licenciado en Ciencias Jurídicas de la Universidad ARCIS.