La izquierda francesa se une en un Nuevo Frente Popular

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El nuevo referente unitario en Francia quiere inscribirse en la larga tradición de lucha unitaria antifascista de las fuerzas democráticas y republicanas francesas. Francia Insumisa, PCF, Los Verdes y el Partido Socialista alcanzaron un acuerdo para construir candidaturas unitarias en todas las circunscripciones (por primera vez en la Vª República), un programa compartido.

José Luis Bueno(*). “Mundo Obrero”. Madrid. 27/6/2024. Veinticuatro horas después de conocerse el resultado de las elecciones europeas, se producía una foto tan histórica como anhelada. Las cuatro principales fuerzas de la izquierda francesa -Francia Insumisa, Partido Socialista, Los Verdes y el Partido Comunista Francés- anunciaron la creación de una coalición electoral para concurrir de manera conjunta a las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y 7 de julio. Su nombre: Nuevo Frente Popular. Una respuesta unitaria a la altura del momento histórico que quizás trastocó los planes que se habían trazado desde el Elíseo.

El acuerdo fue recibido con júbilo por la práctica totalidad de la izquierda política, sindicatos, asociaciones pro derechos humanos, colectivos sociales, activistas, intelectuales, artistas etc. y pronto empezó a sumar apoyos que iban mucho más allá de las fuerzas inicialmente firmantes, más de cuarenta a día de hoy. Incluso la Confederación General del Trabajo, el histórico sindicato francés, hizo un llamamiento a votar al Frente Popular: “La elección es sencilla: o fascismo o progreso social” decía Thomas Vaucheron, secretario confederal del sindicato.

La elección del nombre no es casual. Tras la victoria del Rassemblement National de Marine Le Pen en las elecciones europeas, y ante el riesgo más que hipotético de que un resultado similar en las legislativas acabe con la extrema derecha accediendo al Gobierno del país por primera vez desde el Régimen de Vichy, las fuerzas de la izquierda francesa entendieron la gravedad del momento, dejaron a un lado las diferencias, y acudieron a la mayor y más exitosa experiencia unitaria de su historia: el Frente Popular que se constituyó para las elecciones legislativas de 1936. Aquella unión entre radicales, socialistas y comunistas cosechó una victoria inapelable, y los gobiernos de aquel Frente Popular no sólo bloquearon el acceso al poder de las derechas, sino que además pusieron en marchar reformas sociales históricas en favor de la clase trabajadora francesa tales como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, las dos semanas de vacaciones pagadas, el establecimiento de los convenios colectivos etc.

El Nuevo Frente Popular hace suya esa experiencia histórica y además quiere inscribirse en la larga tradición de lucha unitaria antifascista de las fuerzas democráticas y republicanas francesas, que de una forma u otra, han buscado siempre la forma de cooperar, sea por convencimiento, por necesidades de coyuntura o por la naturaleza del sistema electoral francés. La constitución del NFP es la tercera experiencia unitaria contemporánea que intentan las izquierdas. La primera de ellas se originó en 2009, cuando el PCF, el Parti de Gauche de un tal Jean-Luc Mélenchon y Gauche Unitarie lanzaron el Frente de Izquierdas de cara a las elecciones europeas de ese año, con la voluntad de unir a las fuerzas que se oponían a las políticas neoliberales europeas y a la ratificación del Tratado de Lisboa. Esa coalición electoral se asentó y creció, sumando a diferentes ramas de la izquierda -verdes, radicales, trotskistas etc.- durante un convulso ciclo político cuyo hito fueron las Presidenciales de 2012 donde el candidato del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, obtuvo el mejor resultado de la izquierda transformadora desde los años ochenta. Sin embargo, sería el propio Mélenchon quien decretaría unilateralmente el fin de la coalición en 2016, lanzando poco después su propio partido La France Insoumise.

La segunda experiencia unitaria es más reciente: la Nouvelle Union Populaire, Écologique et Sociale (NUPES), una nueva coalición electoral construida para afrontar las elecciones legislativas de 2022 que se celebraban pocas semanas después de unas Presidenciales en la que las izquierdas, por segunda ocasión consecutiva, se quedaron fuera de la segunda vuelta viéndose obligadas de nuevo a elegir entre Macron o Le Pen. Con esa derrota presente, Francia Insumisa, PCF, Los Verdes y el Partido Socialista alcanzaron un acuerdo para construir candidaturas unitarias en todas las circunscripciones (por primera vez en la Vª República), un programa compartido y el objetivo de imponer una cohabitación al reelecto Presidente Macron. Aunque no consiguieron este último objetivo, la NUPES fue un enorme éxito electoral: consiguió ser la segunda fuerza política francesa con 151 escaños en la Asamblea Nacional, evitando la mayoría absoluta de las coalición macronista. Sin embargo, las discrepancias en el seno del grupo parlamentario hegemonizado por LFI, los desacuerdos políticos o la falta de democracia interna pronto dificultaron el funcionamiento de la NUPES, hasta el punto de que meses después la coalición saltaba por los aires, primero en la elecciones al Senado de 2023, y después en las pasadas europeas, donde las cuatros fuerzas principales anunciaron su candidatura por separado. El resultado ya lo conocemos.

Como en aquellas legislativas de 2022, el escenario político francés ha quedado reducido prácticamente a los tres vértices que representan por un lado la Agrupación Nacional, que ha conseguido su ansiada meta de hegemonizar todo el espectro conservador; una mayoría presidencial que a duras penas encuentra espacio para su discurso, y que apuesta todo a posicionarse como la opción sensata frente a los dos extremos; y el Nuevo Frente Popular, que desde su anuncio ha generado esperanzas, ilusión y referenciarse como las únicas candidaturas capaces de dejar fuera de la Asamblea Nacional a la extrema derecha y la única alternativa real a las políticas neoliberales y antisociales de los gobiernos de Macron.

Este domingo las izquierdas francesas tienen la primera prueba de fuego, con la primera vuelta de unas elecciones legislativas que van a definir el rumbo de la política francesa para los próximos años y que, con toda probabilidad, van a cambiar el marco político francés, europeo y español.

(*)José Luis Bueno es miembro de la Coordinadora Federal de Izquierda Unida.