El economista y presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo (CIGLOB) apuntó a necesidad de “hacer políticas activas de creación de empleo y de transferencias a los hogares populares para mejorar la situación social y tener una estrategia de crecimiento más autónoma”. Además expresó que el pacto fiscal que se promueve desde el oficialismo “no debe ceder a todas las presiones de la oposición y el gran empresariado”. El experto dijo que no se pueden esperar grandes noticias en cuanto a empleo y aumento salarial -pese al salario mínimo en 500 mil pesos- y advirtió en cuanto a las reivindicaciones laborales que “desde una visión estructural no veo un cambio en la capacidad negociadora de la clase trabajadora en Chile”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 22/12/2023. Quisiera partir con preguntas bien precisas respecto a algunas variables de la economía. En 2024, ¿la economía chilena crecerá un 1%, 2%, menos, será un crecimiento bajo? ¿Y eso cómo repercutirá en la gente?
La economía chilena en el bienio 2022-23 habrá crecido en promedio (Producto Interno Bruto) a una tasa un poco superior de uno por ciento anual, lo que dista mucho de ser una tasa adecuada para satisfacer las necesidades materiales y expectativas de la población. El bienio 2022-23 ha estado dominado, en lo económico, por el ajuste impulsado por el Ministerio de Hacienda y el Banco Central el que ha elevado la tasa de interés desde agosto del 2021 hasta hace pocos meses atrás encareciendo el costo del crédito y enfriando la economía. El ajuste fiscal y monetario se ha orientado a generar excedentes fiscales y a bajar la inflación lo que parcialmente se ha logrado. Sin embargo, no es tan fácil pasar de una fase de ajuste a una fase de crecimiento de forma rápida e inequívoca.
¿Qué se puede prever respecto a la inversión? ¿Subirá, seguirá estancada?
La inversión se afectó por el encarecimiento del crédito y hay sectores como la construcción que se ha visto enfrentado a quiebras y falta de ventas de departamentos y casas ya terminados. La construcción genera mucho empleo y mueve sectores proveedores de insumos como el cemento, la madera, fierro, vidrio, electricidad, etc. Es importante que se empiece a mover nuevamente la construcción. También los empresarios se han quejado de que deben atender a la aprobación de muchos permisos. La inversión no es tan fácil de reactivar sin un impulso directo del Estado pero el Estado solo invierte entre el 10 y 15 por ciento de la inversión total en Chile. Dependemos de que el sector privado decida invertir, lo que depende de cosas etéreas y frágiles como el estado de la confianza y las expectativas.
¿Se puede ser optimista para 2024 respecto al empleo y al salario?
El Gobierno en la Ley de Presupuesto plantea un crecimiento de 2.5 por ciento para el 2024 y esto implica una mayor creación de empleo pero moderada. En el 2023 el empleo ha crecido menos que los nuevos entrantes al mercado laboral lo que ha hecho subir un poco el desempleo. Quizás esto no ocurra el 2024. Los salarios reales se beneficiarán de una menor inflación el 2024 pero es difícil esperar aumentos muy significativos en una economía lenta, sin impulso de la demanda por trabajo e inversión. Por otro lado, la capacidad de negociación del sector laboral es modesta.
¿Y la inflación?
La inflación esta bajando y se espera que en el 2024 se acerque mas a la meta del tres por ciento del Banco Central. No obstante hay que estar atentos a posibles shocks externos del precio del petróleo y los alimentos por inestabilidades y conflictos como la guerra de Ucrania y la situación en la Franja de Gaza. Pero en Chile no hay una espiral precios-salarios-precios.
Se puede suponer que el grueso de la población y sobre todo los sectores pobres seguirán con problemas de economía familiar, se repetirá la frase “no alcanza para terminar el mes”. Esto puede golpear a sectores socioeconómicos medios. Se supone que del empresariado y el sector financiero no se puede esperar nada para encarar eso, ¿verdad? ¿Y el Gobierno tiene cómo ayudar aunque sea específicamente, focalizadamente? Se habla de tomar medidas administrativas.
La estrategia económica del Gobierno en sus primeros dos años priorizó el logro de balance fiscal y bajar la inflación. Ahora necesita cambiar el foco y crecer más y crear más empleos para que los trabajadores mejoren su situación y la de sus familias. La apuesta de Hacienda es un pacto fiscal con el gran empresariado en la esperanza de que estos van a invertir más. Es una apuesta no exenta de variados riesgos. Se ha abandonado gran parte de la reforma tributaria inicial. Estamos dependiendo de la buena voluntad del gran empresariado para volver a crecer. Creo, además, que hay que hacer políticas activas de creación de empleo y de transferencias a los hogares populares para mejorar la situación social y tener una estrategia de crecimiento más autónoma.
Ahora con la continuidad de la actual Constitución, ¿se puede esperar que el sector privado se ponga las pilas? Porque ellos dijeron que el proceso constitucional generaba incertidumbre, temores, pero eso terminó.
No me parece que el empresariado vaya a invertir mucho en el corto plazo aun despejada la incertidumbre constitucional. Se necesita bajar más las tasas de interés, reactivar el crédito bancario, que se reduzca el sobre-stock de construcciones terminadas pero no vendidas y que el Estado también invierta en infraestructura complementaria. Puede haber sí inversión en el cobre y el litio pero con efectos directos limitados sobre otros sectores de la economía. Lamentablemente, los recursos naturales son “enclaves” con bajos encadenamientos productivos.
¿Veremos al 1% de los súper ricos pagando más impuestos, crees que avanzará positivamente el pacto fiscal?
Se anunció que la propuesta del impuesto a los súper ricos se retira, lo dijo el Ministro (Mario) Marcel hace poco. Quizás después del resultado del plebiscito se intente reponer por algunos pero no lo veo muy probable. El pacto fiscal, a mi juicio, no debe ceder a todas las presiones de la oposición y el gran empresariado. Se habla de un pacto pro-crecimiento pero es un crecimiento altamente dependiente del sector privado que busca, además, sin decirlo muy explícitamente, que se relajen condiciones medio ambientales y de impacto social.
¿Y la reforma de pensiones, cuál es tu mirada de lo que pueda venir? ¿Al final se puede ser optimistas de que las pensiones subirán?
Veo empantanada y desdibujada una reforma de pensiones en el afán de que esta sea aceptable para el sector opositor en el Parlamento y en buena medida que sea del gusto de la industria privada de las pensiones. Salvo por un aumento de la Pensión Básica Universal un aumento de pensiones proveniente del pilar contributivo no se ve tan evidente, aunque hay propuestas en tal dirección. Pero no se ve en el Estado un diseño nítido y con convicción de un sistema alternativo de pensiones al ya gastado e inefectivo sistema de las AFP. Han pasado muchos años y nunca se logra una reforma real del sistema de pensiones. El lobby de las pensiones es muy poderoso y bloquea cualquier cambio substantivo.
¿La economía y específicamente la situación económica de las y los trabajadores, de la gente, es una de los temas más apremiantes que tiene el país enfrente?
Ciertamente para los trabajadores hay una continuidad del modelo de relaciones laborales prevaleciente desde hace décadas en Chile. Por otra parte, el Gobierno logró aprobar un reajuste del salario mínimo y la legislación de 40 horas, aunque hay ciertas calificaciones que hacer a esos logros. Pero desde una visión estructural no veo un cambio en la capacidad negociadora de la clase trabajadora en Chile debilitada desde la época de (Augusto) Pinochet por una legislación laboral pro empresario y por otros factores. Además, la distribución funcional de la renta favorece abiertamente al capital. Es un signo distintivo del modelo neoliberal en Chile y en varios otros países del mundo, incluyendo economías capitalistas avanzadas. Un modelo económico socialmente equitativo, que sigue pendiente en una posible agenda transformadora, deberá tener una propuesta laboral distinta a la actual.