El Partido Comunista y la mayoría de las fuerzas sociales y políticas nacionales, democráticas, populares y de izquierdas han decidido por Unión por la Patria, conscientes de que se abrirán nuevas contradicciones en economía y de la política exterior.
Jorge Kreyness(*). Buenos Aires. 13/1172023. Finalmente, el intrincado proceso electoral de la Argentina se definirá en la segunda vuelta electoral del 19 de noviembre.
En las primarias simultáneas del mes de agosto, que organiza el Estado, irrumpió por primera vez, para satisfacción del bloque de poder real oligárquico e imperialista, una fuerza que recoge la herencia fascista combinada con una matriz ultraliberal.
Su candidato, Javier Milei, se expresaba con formas violentas y agresivas y atrajo la atención de un electorado decepcionado con la gestión del gobierno.
Pero en la primera vuelta de octubre, con una mirada más atenta sobre sus propuestas y su proceder, su ascenso se estancó y recuperó posiciones la coalición oficialista Unión por la Patria (UxP), que resultó esta vez la más votada.
La UxP lleva como propuesta para la presidencia a la figura menos confrontada con el polo dominante, Sergio Massa, quien es a su vez el Ministro de Economía. Este, en campaña y en su doble rol, benefició a sectores del trabajo eliminando un gravoso impuesto sobre los salarios y quitando el impuesto al valor agregado al consumo de la canasta básica, propone un papel activo del Estado para sostener el nivel de vida y un indefinido aún “gobierno de unidad nacional”.
Son las dos figuras que disputarán ahora el balotaje.
Para esta segunda vuelta Milei ha recibido el apoyo del sector neoliberal de Mauricio Macri, que quedó fuera de juego, aunque ello provoca una crisis en la centro-derechista coalición Juntos por el Cambio, donde muchos sectores centristas se resisten a seguir esa orientación, incluso algunos se inclinan a votar a Massa.
Lo que está en disputa, en verdad, es el escenario en el cual el pueblo argentino deberá desplegar sus luchas durante los próximos cuatro años.
Si será un horizonte oscurantista y de privatización del amplio sector público de salud, educación, ciencia y tecnología, empresas estatales, etc., con la consiguiente represión a quienes se opongan, o si en un marco democrático formal habrá mejores condiciones para defender las conquistas históricas logradas por el movimiento popular e ir por nuevos derechos para las mayorías.
Ante esa opción, el Partido Comunista y la mayoría de las fuerzas sociales y políticas nacionales, democráticas, populares y de izquierdas han decidido votar y militar la fórmula de Unión por la Patria con programa y definiciones propias, para infligirle una derrota a las derechas, pero teniendo muy claro que en caso de lograrlo se abrirán nuevas contradicciones y disputas en diversos terrenos, entre otros seguramente sobre el curso de la economía y de la política exterior.
Para ello el reagrupamiento político de las fuerzas populares y antiimperialistas es una tarea central a fin de que Argentina progrese en el bienestar de su pueblo, asegure la soberanía sobre sus recursos y bienes naturales y sea un factor de peso a favor de la unidad e integración independiente de América Latina y el Caribe.