Así lo afirmó Eric Campos, secretario general de la multisindical, quien resaltó la necesidad de consagrar el derecho a huelga efectiva, a la negociación colectiva, y a la libertad sindical. Destacó que “el proyecto cuarenta horas y salario mínimo demuestra la importancia de que para construir grandes acuerdos en el país, es fundamental la participación de la CUT”. En entrevista sostuvo que “el 1° de mayo puede ser un gran punto de encuentro de las fuerzas progresistas de izquierda, para empujar los cambios que Chile reclamó el 2019 y que siguen aún pendientes”.
Aracelly Bravo Saavedra. Periodista. Santiago. 21/4/2023. Diferentes procesos de suma relevancia para la clase trabajadora sucedieron estas últimas semanas: la aprobación de la ley que reduce la jornada laboral a 40 horas semanales y el reciente acuerdo entre la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y el Gobierno para aumentar el salario mínimo.
Todo ello enmarcado en un nuevo proceso constitucional que continúa con la elección de los 50 integrantes del Consejo Constitucional y los trabajos de la Comisión Experta y el Comité de Admisibilidad y también de cara al 1° de mayo, cuando la Central conmemorará, como cada año, el Día Internacional de las y los Trabajadores con una marcha que partirá a las 10:00 horas desde la sede de la CUT hasta Portugal con la Alameda.
En ese marco conversamos con Eric Campos, secretario general de la CUT, presidente de la Federación de Sindicatos de Metro, cuya trayectoria en la dirigencia sindical suma 13 años.
¿Cuál ha sido la reflexión de la CUT después de la derrota del 4 de septiembre? Particularmente entendiendo que existía una normativa laboral bastante avanzada que nos ponía al día con el resto de los países democráticos.
En relación a eso, es importante señalar que la CUT fue una de las pocas organizaciones del mundo social -y la única en el mundo sindical- que convocó a un Congreso Nacional dos meses después, para analizar cuáles fueron los factores que posibilitaron la derrota del 4 de septiembre en el plebiscito de salida del proceso constituyente anterior. Fue importante para nosotros, no solo por el hecho mismo, sino porque -y esto hay que señalarlo con mucha claridad-, para que la CUT pudiese realizar un Congreso de ese nivel, se pusieron al día en sus cuotas cerca de 180 mil trabajadores y trabajadoras, cuyo objetivo era elegir delegados que precisamente fueran a discutir las razones de la derrota del 4 de septiembre. Destaco esto porque no fue una convocatoria abierta e inorgánica, sino que hubo un interés institucional de parte de la Central de enfrentar con mucha franqueza -y mucha autocrítica también- la derrota de ese proceso.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones de ese Congreso Nacional? ¿Cuáles fueron las causas o elementos que se identificaron como parte de la derrota?
Lo primero es que creemos que efectivamente hubo un proceso muy democrático, pero que dio cuenta de las deficiencias de una asamblea fragmentada, que no tuvo un relato, una estructura, o más bien, un proyecto común desde el progresismo, para impulsar un discurso que conectara con las y los trabajadores.
Creemos que esa fragmentación, de alguna manera, incentivó un excesivo relato identitario que no interceptó con los problemas de clases. Lo digo en un sentido comunicacional. La gente no percibió que esos discursos transformaban su vida y eso es una deficiencia que tenemos y que vamos a enfrentar. Y, por lo mismo, el desafío principal del Congreso es continuar con nuestra estrategia del Trabajo Decente. Vamos a jugar un rol en este proceso más acotado, evidentemente más limitado que el proceso anterior, pero la CUT no va a renunciar a promover los elementos del Trabajo Decente en la nueva Constitución.
¿Cuáles son esos elementos del Trabajo Decente?
Son fundamentalmente tres. Primero, esto no puede ser un debate vacío entre trabajo decente y trabajo digno. Nosotros hemos dicho que el Trabajo Decente incluye elementos fundamentales según la propia definición de la Organización Internacional del Trabajo. Cuando hablamos de Trabajo Decente, hablamos particularmente del derecho a huelga efectiva; del derecho a la negociación colectiva, es decir, que muchas más personas puedan negociar colectivamente, de tal manera que la distribución de la riqueza sea mucho más igualitaria (o mucho menos desigual como ocurre hoy día). Y, por último, también el derecho a la libertad sindical.
Creemos que esto es fundamental en un proceso de rearticulación del movimiento sindical que se viene dando desde el año 90: un proceso de revitalización del sujeto sindical, que es un proceso mucho más joven en cuanto a que el sujeto sindical debe jugar un rol fundamental en el marco del fortalecimiento de la democracia.
La democracia hoy está en crisis. La adherencia a la democracia de parte de las capas trabajadoras está en crisis. Y, por lo tanto, creemos que el sindicato puede jugar un rol ahí. Lo ha dicho Lula da Silva en su discurso reciente en una reunión sostenida con la Confederación Sindical de las Américas y lo ha dicho también la propia Yolanda Díaz (ministra de Trabajo y Economía Social de España): son los sindicatos quienes, a través de un fortalecimiento, de una actualización de su agenda, de las intersecciones con las distintas luchas identitarias, pueden, sin lugar a duda, enfrentar un proceso de rearticulación del movimiento social y, por supuesto, de revitalización democrática, fortaleciendo el sujeto de los trabajadores y las trabajadoras en su organismo de representación, que es el sindicato.
En cuanto a la relación entre la CUT y el Gobierno, ¿cuál ha sido el rol de la Central y cómo respondes a quienes les acusan de gobiernistas?
Hemos visto, desde que asumió el Gobierno este primer año, que la CUT ha tenido un rol relevante en algunos proyectos de ley, particularmente en los procesos de diálogo social que se han llevado adelante junto al empresariado y el Gobierno. Lo primero es que nosotros no somos gobiernistas, en el sentido de que no somos funcionarios del Gobierno. Tenemos una opción política clara, que es de avance en derechos sociales. Por ese motivo apoyamos al Gobierno de Gabriel Boric frente a la disyuntiva Boric-Kast. En ningún caso íbamos a apoyar a un candidato que pertenece al neofascismo y que niega los derechos laborales.
Pero desde la autonomía sindical, lo que hemos venido haciendo y hemos declarado, es que vamos a avanzar al lado del Gobierno en todas aquellas materias que signifiquen avances concretos para las y los trabajadores. Vamos a denunciar también cualquier proyecto de ley que vaya en contra. Pero también somos muy conscientes del escenario político en el que estamos, donde la derecha, luego del 4 de septiembre, ha tenido una avanzada conservadora, en términos de limitar los derechos sociales y poner como una cuestión hegemónica en la agenda nacional el tema de la seguridad.
Nosotros creemos que, en el marco de una crisis de adherencia democrática, lo que tenemos que impulsar, con mucha claridad, es el fortalecimiento del movimiento sindical, su titularidad de parte de la CUT en el diálogo social.
Y yo diría que, entre otras cosas, el proyecto cuarenta horas y salario mínimo demuestra la importancia de que para construir grandes acuerdos en el país, para construir proyectos que signifiquen avances sociales relevantes como el salario mínimo, es fundamental la participación de la CUT en esos procesos. Y así lo hemos ido demostrando.
Contenidos de las 40 horas, titularidad sindical y salario mínimo
Respecto a eso último, ¿cuál es la evaluación que la CUT hace del proyecto 40 horas que se discutió en el Parlamento durante 6 años?
Lo primero que hay que decir antes de cualquier cosa y de cualquier crítica al proyecto, es que después de este proyecto de ley, la gente va a trabajar veinte horas menos al mes. Y creemos que eso es relevante en un contexto de alta intensidad laboral y bajos salarios. Eso es lo primero.
Luego, si uno hace el análisis del proyecto mismo, hay que reconocer que la derecha le hizo muchas indicaciones, y las fundamentales buscaban precarizar el empleo y disponibilidad total de los tiempos de las y los trabajadores. Creemos que el proyecto final revierte eso. Si bien existen elementos de flexibilidad, no son los que señalaba la derecha que, entre otras cosas, buscaba que trabajáramos 60 horas semanales y que tuviéramos una jornada que se pudiera mensualizar o promediar en ciclos de tres meses.
Lo que finalmente hay, es una jornada laboral de cuarenta horas que se puede mensualizar en un ciclo de cuatro semanas y quienes no estén sindicalizados, solo podrán trabajar hasta dos semanas continuas 45 horas, debiendo las otras dos semanas trabajar 35 horas (siguiendo este mismo ejemplo).
Lo que hace relevante e interesante este proyecto, es otorgarle la titularidad sindical para que si el empleador y los trabajadores, a través del sindicato, buscan ampliar la jornada hasta 52 horas, en una semana, podrán hacerlo solo con concurso del sindicato. Esto no quiere decir que van a trabajar 52 horas semanales. Quiere decir que pueden utilizar una semana o dos continuas, 52 horas, pero manteniendo el promedio mensual de 40 horas. Es decir, las y los trabajadores siguen trabajando 20 horas menos en el marco de una semana.
¿Y por qué es tan relevante el punto de la titularidad sindical?
Porque lo que buscó el Plan Laboral de José Piñera -que es la herencia que tenemos de la dictadura en materia laboral- fue debilitar al actor sindical en el modelo de relaciones laborales. Lo que hace este proyecto de ley, es devolverle al sindicato la potestad de negociar.
Y como todos los que hemos negociado jornadas sabemos…cuando los sindicatos negocian jornadas, eso siempre va de la mano con compensaciones adicionales en tiempo libre y muchas veces también en dinero. Por lo tanto, en ningún caso se les otorga libertad a los empresarios para hacer y deshacer con las jornadas de las y los trabajadores. Al contrario, se le devuelve el poder al espacio colectivo de representación de las y los trabajadores en una empresa, que es el sindicato.
Y en relación al acuerdo del salario mínimo, ¿qué destacas de la discusión y cómo les explicarías a las y los trabajadores el acuerdo?
Lo relevante de la discusión del salario mínimo, primero es que el Gobierno respeta la titularidad sindical de la CUT en debates que son nacionales y que tienen un alcance tan trascendente como el salario mínimo, dado que más de 900 mil personas ganan el salario mínimo en Chile. Además, ello tiene un efecto en las gratificaciones, en la asignación familiar y además empuja -o más bien tira como un tren- los salarios que son más bajos, que están cerca de los 500 mil pesos. Nos parece que es una buena noticia que se vaya a reajustar en lo inmediato el salario mínimo a 440 mil, que en septiembre de este año se reajuste a 460 mil y en julio del 2024 a 500 mil pesos.
Además, le agregamos a ese acuerdo un sistema de gatillo, en el caso que el IPC del año 2023 supere el 6%, vamos a anticipar 10 mil pesos más en enero del 2024 y, en enero del 2025, se va a realizar un reajuste automático por IPC al salario mínimo. En este sentido, es valorable también que no vamos a perder la posibilidad de negociar anualmente, dado que el próximo año vamos a negociar las materias sociales que están contenidas en el acuerdo, se va a ampliar y redistribuir de manera más justa el pago de la asignación familiar y se va a subir de 903 mil beneficiarios a más de 1 millón de personas beneficiadas con la asignación familiar, y eso también es parte del acuerdo del salario mínimo
En materia de precios, acordamos conformar el Consejo de Seguridad Económica de las y los Trabajadores, donde vamos a discutir el alza de precios de la canasta básica y también hacer propuestas sobre políticas públicas para frenar o contener esos aumentos que puedan existir en el periodo. Nos parece que esto es una buena noticia para las y los trabajadores.
“Dar una respuesta callejera y movilizadora del movimiento sindical”
Después de esas negociaciones, ¿cuáles son los desafíos de cara al 1° de mayo y los desafíos que tiene la CUT en cuanto a fortalecimiento sindical?
Lo primero es invitar a todas y todos los militantes de izquierda, del progresismo, los militantes del sindicalismo, a conmemorar este 1° de mayo. Creemos que es muy relevante que, luego de la derrota del 4 de septiembre, podamos dar una respuesta callejera y movilizadora del movimiento sindical y social.
Me parece que el 1° de mayo puede ser un gran punto de encuentro de las fuerzas progresistas de izquierda, para empujar los cambios que Chile reclamó el 2019 y que siguen aún pendientes. Por ello hemos demandado una reforma tributaria urgente; una reforma de pensiones que asegure dignidad para las y los trabajadores; la implementación de las 40 horas; y, por cierto, la implementación del Convenio 190. Esas son las demandas fundamentales.
Yo diría que los desafíos del sindicalismo de la CUT en particular, dicen relación que a 50 años del golpe militar, nos corresponde recuperar el poder que perdimos a causa del objetivo fundamental del golpe, que fue derrotar a la clase trabajadora como una clase social, como un sujeto político relevante y fundamental en el sistema político chileno y el fortalecimiento de su democracia.
Además, no hay que olvidar que el año 1979 fuimos víctimas del Plan Laboral que cercenó y redujo a su más mínima expresión los derechos colectivos de las y los trabajadores, en particular el poder sindical. Por lo tanto, la estrategia nuestra es acumular fuerzas, articular unidad en el movimiento social para articular unidad en el movimiento sindical.
Pero asimismo debemos acumular poder y recuperar la titularidad sindical en la negociación colectiva, y por eso hemos puesto como una demanda fundamental del 1° de mayo la negociación colectiva ramal, dado que entendemos y sabemos que la negociación colectiva es un instrumento de redistribución de la riqueza.
Como lo dijo Lula da Silva y Yolanda Díaz: el sindicalismo puede contribuir de manera decidida a la crisis de adherencia democrática que vivimos en Chile y en el mundo. Así que esperamos que este 1° de mayo, a las 10 de la mañana frente a la CUT, nos convoquemos para marchar hacia Portugal con la Alameda: trabajadoras y trabajadores junto a sus familias, ya que están garantizadas todas las seguridades para que se encuentren con una gran marcha de conmemoración.