Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, analizó el crítico escenario que se vive en Europa del Este, el que “no debió haber sido”. Planteó que no justifica la acción militar, pero menciona los planes de Estados Unidos y la OTAN en contra de Rusia, el incumplimiento de los acuerdos de Minsk y elementos como “la disputa por el mercado del gas de alto valor en Europa”. Puntualizó: “Me voy a inclinar por el fin de la guerra, la paz, los acuerdos y por la situación humanitaria de los que la sufren”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 27/02/2022. ¿Cuál es su posición frente a la guerra entre Rusia y Ucrania?
Mi posición es que no debió haber sido. Es lamentable lo que está ocurriendo, ya van más de 13 mil muertos en la región de Donbas, después de 8 años de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas de Ucrania y las repúblicas independientes. Y ahora está conflagración que abarca a todo el país.
¿Pudo evitarse?
Siempre es posible, si es que existiera la voluntad. Pero las guerras son consecuencia de muchos intereses, disputas económicas y geopolíticas y el entendimiento de algunos llega a ser inevitable como ocurrió en Vietnam, Iraq, Siria, Afganistán, ahora Ucrania. Para que hablar de la primera y Segunda Guerra Mundial, ambas con epicentro en Europa y Asia.
¿Cuáles son los factores, a su parecer, que provocan esta confrontación bélica?
Después de la caída de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), se estableció la supremacía de Estados Unidos como potencia dominante, política, económica y militar. Pero no fue el fin de la historia como plantearon algunos. Emergió como potencia económica China que, junto a su acelerado proceso de desarrollo, entró a disputar mercados en Europa, África, América Latina. Se empieza a consolidar un mundo multipolar. Estados Unidos con su gran poderío, hará todos los esfuerzos por recuperar terreno. Hay una consecutividad entre la guerra económica con China de (Donald) Trump y la política de (Joe) Biden de sanciones, provocaciones, tanto a China como a Rusia. La venta de armas y presencia norteamericana en Taiwán tiene un alto grado de conflictividad. Respecto a Rusia su política ha sido de cerco militar y económico, para lo que ha contado con las potencias europeas.
¿Qué elementos hay en esa línea?
Estados Unidos y Rusia son países que tienen un poderío nuclear similar. Paridad que hasta ahora ha evitado un conflicto mundial. La estrategia norteamericana es conseguir una preponderancia estratégica en este terreno, para lo cual ha ido acercando cada vez más sus cohetes y ojivas nucleares, aviones y otros vectores a las fronteras rusas. Se presume que en un conflicto de esta naturaleza, para el país que dé el primer golpe, sería vital, para salvaguardar la vida de al menos una parte de sus habitantes. Cuestión no tan evidente si consideramos que hay submarinos, barcos y aviones portadores de vectores de ojivas nucleares en constante movimiento, con inmensas capacidades de aniquilamiento total. En Rusia tal vez se piense de manera similar, pero la caída y desmembramiento de la Unión Soviética le juega en contra. La reconfiguración del orden mundial cambió, porque países que la conformaban se unieron sucesivamente a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Ucrania es parte de este juego de posiciones. Un golpe de Estado el 2014 definió un accidentado camino de integración a la OTAN. Pero regiones en que la mayoría de sus habitantes son rusos y ucranianos pro rusos, se rebelaron e independizaron, creando las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk en lo que se llama el Donbas. En estos y Crimea se realizaron referéndum en que la inmensa mayoría se pronunció por formar parte de Rusia. Se inició entonces una guerra en que Ucrania pretende recuperar estos territorios. Rusia interviene en favor de los rusos y pro rusos y anexa Crimea. Se logra el acuerdo de Minsk que significa un alto a la guerra. Pero el asedio militar a las repúblicas separatistas continuó. Esto, junto al apoyo de Estados Unidos y la OTAN en el fortalecimiento del Ejército ucraniano en efectivos, un millón 250 mil efectivos, y armas modernas hizo polvo el tratado de Minsk. No le servía a Rusia que quería evitar el ingreso de Ucrania a la OTAN y preservar las repúblicas independientes y tampoco al Gobierno ucraniano, ni a la OTAN, dispuestos a continuar la guerra en el Donbas, militarizar Ucrania y arrastrarla a la confrontación con Rusia.
¿Pero esto justifica la intervención Rusa en Ucrania?
Yo no la justifico. Pero sería ingenuo no considerar en su globalidad los factores que la producen y al conjunto de países responsables. Y no me voy a inclinar por uno u otro lado. Me voy a inclinar por el fin de la guerra, la paz, los acuerdos y por la situación humanitaria de los que la sufren.
¿Y cuál sería la salida, de acuerdo a los datos de analistas y sobre la mesa?
Hay varias posibilidades, espero se dé la mejor, del diálogo y los acuerdos. Lo veo difícil. Porque si una de las partes siente un menoscabo en sus posiciones estratégicas, va a cerrar el camino. En Irak, por ejemplo, no hubo diálogo, sino destrucción total, que era el objetivo del Gobierno norteamericano. En Vietnam hubo diálogo obligado para Estados Unidos, cuando ya estaba derrotado y después de millones de muertos, la mayoría civiles vietnamitas.
Al parecer también hay disputa de mercados.
Sí, no dejemos de lado que hay un trasfondo en esto. La disputa por el mercado del gas de alto valor en Europa, que se abastecía hasta ahora en un 40% desde Rusia y un 18% de Norteamérica, que es más caro, por ser extraído de esquistos. De Rusia, mucho más barato, lo recibe por un gaseoducto que atraviesa Ucrania, cuyo Gobierno ha considerado esto como un arma de presión a Rusia. Por esta razón Rusia, en acuerdo con Alemania, construyó un segundo gaseoducto, ahora por el mar Báltico, que podría abaratar el precio. Pero, curiosamente, el inicio de la guerra coincide con el momento en que debía entrar en funcionamiento. Desde hace meses Biden venía exigiendo al gobierno alemán detener su construcción. No lo consiguió con Ángela Merkel, pero sí con el nuevo Gobierno y forma parte del primer paquete de sanciones. Es el plato fuerte que espera ganar Biden y su círculo empresarial. Por cierto, los rusos también necesitan vender su gas.
¿Usted ve un peligro de que el conflicto escale?
Biden dijo que si Estados Unidos y la OTAN intervenían dentro de Ucrania sería el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Es una manera de lavarse las manos, o es una posibilidad. No lo sabemos. Una vocera inglesa ha dicho que tal vez deberían intervenir. Al mismo tiempo de estas declaraciones se están fortaleciendo agrupaciones y fuerzas militares en todos los países limítrofes. Y armas por millones de dólares van hacia el interior de Ucrania. Alemania destina cien mil millones de euros para rearmar su Ejército. No son señales de querer terminar con el conflicto. Tampoco lo son las sanciones económicas a Rusia que, a su vez, ha puesto en estado de alerta a sus divisiones de cohetes y ojivas nucleares. Espero que las partes recapaciten ante esta posibilidad.
¿Y no le parece que incida en la situación la inclinación ideológica del gobierno de Ucrania?
Seguramente sí. Volodimir Zelenzki, el presidente, que impulsó su candidatura por la organización “Servidor del Pueblo”, siempre planteó una postura de confrontación con Rusia, contraria a la población y regiones pro rusas que hay en Ucrania, los atacó, buscó alianza con la OTAN y la Unión Europea, y de hecho estaba a la mano que cedieran ante la OTAN. Además, en torno del Gobierno giran grupos y organizaciones de ultraderecha, nacionalistas, fascista, pro nazis, antisemitas, que juegan el rol en la interna de Ucrania. Pero es solo uno de los factores. Es de esperar que el presidente ucraniano que ha aceptado dialogar, no quede atrapado por estas fuerzas. Y que se llegue a acuerdo.