“Hay una situación real del crimen, pero hay también el espectáculo de la delincuencia”

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El experto en asuntos de seguridad pública y delincuencia, Iban de Rementería, mostró una mirada crítica y opcional y señaló que “hay una sobrecarga sobre el tema, sobre todo en los medios de comunicación”, enfatizando que se “delincuenció” la política. Haciendo ver que, de acuerdo a estadísticas, “el primer punto de distinción es que la delincuencia no aumentó, disminuyó”. Sobre causas sociales y sistémicas en el origen del fenómeno delictivo, el miembro de la Corporación Ciudadanía y Justicia y Vicepresidente de la Red Chilena de Reducción del Daño, indicó que “a nadie le gusta abordar el tema de la delincuencia en esa perspectiva, en mencionar causas y condiciones que generan o contribuyen a la delincuencia o el crimen organizado”. En esa línea, sostuvo que los medios de prensa “decidieron hace rato que el tema principal debe ser la delincuencia” y que “la nota roja es la página social de toda la sociedad”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 9/2024. Estamos ante un escenario donde el tema de la seguridad pública, de la delincuencia, aparece priorizado.

Para tratar el tema lo primero es distinguir dos planos, el plano de lo real y el plano de la construcción del espectáculo. Lo que tenemos en el país es lo que logró la derecha, que es la instalación espectacular de la delincuencia, obligar a la política a no solamente hacerse cargo de la delincuencia, sino a “delincuenciar” la política, es decir, que el tema central de la política sea la delincuencia. Hay una situación real del crimen, pero hay también el espectáculo de la delincuencia. ¿Por qué sucede? Obviamente porque eso permite no tratar los temas trascendentales del país, los temas que realmente tienen que ver con los intereses y la vida de las personas. Se instaló el tema de la delincuencia y desaparecieron otros temas trascendentales como la educación o el costo de la vida.

Pero desde la derecha le dirán que aumentó la delincuencia, los homicidios, el crimen organizado…

No, no. El primer punto de distinción es precisamente que la delincuencia no aumentó, disminuyó. Esa es la mejor prueba de lo que hablo del espectáculo del crimen. La delincuencia disminuyó ostensiblemente desde 2017, eso está claro en los estudios formales. Hay que ver los datos y también las encuestas.

En la línea que usted plantea habría una diferencia entre realidad y percepción.

Es que hay una sobrecarga sobre el tema, sobre todo en los medios de comunicación y en la política. Eso no es de ahora. Cuando llegué del exilio hace unos treinta años, me encontré con que los primeros veinte minutos de los noticiarios de televisión estaban dedicados a temas delincuenciales, y recuerdo que en una asesoría que hice para el Gobierno, dije que eso había que pararlo. Pero se me dijo que no se podía parar porque el argumento de los canales de televisión era que tenían que entrar a la competencia del rating, porque el público es morboso.

¿En ese marco, qué papel le asigna a los medios de comunicación en este tema?

Un papel fundamental. Ahora, en los medios, no son los periodistas los que deciden las pautas, las pautas las definen los que financian los medios de comunicación. Ellos decidieron hace rato que el tema principal debe ser la delincuencia. En esto hay un error del Gobierno, que decidió que ése es el tema, se cargó encima el tema. Y dice que nunca se han aprobado tantas leyes contra la delincuencia, que no tienen ninguna novedad, aparte de querer aumentar las penas y cosas de ese estilo, se dice que se ha dado más plata a Carabineros que nunca, que se han comprado más patrullas.

¿Los medios podrían cumplir un rol al revés, es decir, priorizar otros temas y no instalar temas de violencia, de delincuencia?

Por supuesto, pero no hay ninguna disposición para eso.

Hay análisis que plantean que la preocupación por la delincuencia, el combate a la delincuencia, debe comenzar por ir a sus causas, a los orígenes, y se mencionan problemas en educación, en igualdad de oportunidades, en marginalidad y desigualdad. ¿Usted cree que esos enfoques se dejan de lado a la hora de analizar el tema delincuencial?

Absolutamente, se dejan totalmente de lado. De eso no se habla, a nadie le gusta abordar el tema de la delincuencia en esa perspectiva, en mencionar causas y condiciones que generan o contribuyen a la delincuencia o el crimen organizado. Yo conozco poca gente interesada en analizar el origen y las causas de la delincuencia en el país.

“El crimen organizado básicamente obedece a demandas sociales”

¿Debería colocarse más acento en causales sociales, sistémicas, para ver cómo abordar el llamado fenómeno de la delincuencia?

Totalmente, y un ejemplo son los jóvenes. Por qué hay jóvenes vinculados a la delincuencia, por qué aparecen actuando en el crimen organizado o en el narcotráfico, por qué cometen actos delictuales. Si uno ve las estadísticas de los robos, por ejemplo, robos a casas, a autos, son fundamentalmente jóvenes los que los cometen. Son jóvenes de familias que carecen de ingresos y ellos procuran sus ingresos a través de actividades ilícitas, es un camino, y el principal es trabajar para los narcotraficantes. Muchos jóvenes están inmersos en actividades ilícitas para procurarse ingresos, para buscar opciones. Además, le voy a decir que el crimen organizado básicamente obedece a demandas sociales. Una demanda es el acceso a las drogas, otra demanda es poder migrar, y ahí surge el tráfico de personas que deriva en la trata con fines sexuales; el contrabando y la falsificación de marcas que tiene que ver con demandas de consumo; el caso de los “toldos azules” y la provisión para ese sector gigantesco que es el comercio callejero y que además genera miles de empleos informales. En todo eso opera el crimen organizado. Pero volviendo a su pregunta, claro, detrás de todo esto hay componentes sociales, de desigualdad, y sistémicos, de cómo se organiza y funciona la sociedad. Si eso no se considera, estamos en un mal pie para abordar el tema de la delincuencia.

¿De dónde aparecen tantos delincuentes?

Básicamente son personas que han sido marginalizadas, excluidas, y buscan espacios. Claro que hay motivaciones y orígenes diversos, se menciona a jóvenes pobres, a migrantes, también a empresarios vinculados al crimen organizado. Es gente que aparece desde segmentos de la sociedad que tiene sus características propias de esta sociedad. Esto tiene que ver también con el sector informal de la economía, con el modelo de funcionamiento del narcotráfico, también la pésima política sobre drogas.

Leí un artículo suyo donde habla de “la violencia simbólica”. ¿A qué se refiere?

Es usar símbolos para inducir a la violencia, para hacer atractiva la violencia, también para inducir el temor, el miedo. Esto no sólo tiene que ver con el narcotráfico o el crimen organizado, el Estado genera modelos de violencia simbólica, la preocupación por el uniforme, los símbolos guerreristas, bueno, lo que fueron los símbolos nazis, del Ejército nazi. Tiene que ver con los narcofunerales, las narcofiestas, que es una manera de mostrar que “aquí estamos”, “esto somos”, y pretenden generar un atractivo e inducir el miedo.

“La nota roja es la página social de toda la sociedad”

Hace tiempo, un destacado periodista afirmó que la nota roja en los periódicos, en la televisión, es la página de sociales de los pobres, de los marginados.

No estoy de acuerdo, creo que la nota roja es la página social de toda la sociedad.

En algo más contingente, ¿usted comparte que autoridades de Gobierno están naturalizando o normalizando la delincuencia, que se está promoviendo la autotutela, que las estadísticas oficiales no representan la realidad?

No, no me parece. Creo que el Gobierno ha sido bastante concreto en este tema, y reitera que ha promovido muchas leyes, mucho gasto, mucho apoyo a las policías, y que se han bajado índices de delincuencia. Claro que yo tengo críticas al equipo de Gobierno, a varios los conozco y he trabajado con ellos, porque se dejaron llevar por el discurso de la derecha, por “delincuenciar” la política y no trabajar e instalar mejor cosas como la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) que arrojó datos muy interesantes y que fue muy importante porque abarcó unos 50 mil hogares. No creo que se esté naturalizando nada. Mire, en el Gobierno, en la izquierda, le tienen mucho miedo a que los acusen de ser blandos, de no tener una política clara en contra de la delincuencia, y no comprender que hay otros fenómenos asociados. Se insiste en que nunca como en este Gobierno se ha gastado tanta plata en combatir la delincuencia, nunca se le ha dado tanta plata a Carabineros como ahora, nunca hubo tantas leyes, es decir, querer mostrar que son buenos muchachos en la guerra contra la delincuencia.