“Hay que dar vuelta el tablero y jugar con nuestra pauta, con nuestro ritmo”

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El ex ministro de Estado y ex candidato presidencial, Jorge Arrate, sostiene en entrevista que “quisiera oír del Gobierno un itinerario más claro, sobre todo dadas las circunstancias a que hemos llegado, que signifique un giro, un golpe de timón” y advierte que ahora “la derecha es la que pone la pauta, es la que golpea a diario, es la que juega con los ritmos”. Sostiene que hay que colocar puntos precisos de objetivos y “llamar al movimiento social, a las organizaciones sociales y sindicales, a las chilenas y chilenos, a expresar su apoyo”. Ante el desafío inmediato de las fuerzas de izquierda y progresistas con la elección del Consejo Constitucional, Arrate plantea que “tenemos que tener la disposición a hacer lo imposible. No podemos bajar los brazos” y traza el objetivo: “superar muy largamente el 38% que sacamos en el plebiscito”. Anota que su instinto le dice que es mejor llevar una sola lista del oficialismo.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 13/01/2023. Llegó con mucho calor, de guayabera, pidió un helado y se sentó dispuesto a aceptar las preguntas, en el boliche “Bolonia”, donde es habitual que vaya a tomarse un café y a conversar con amigas y amigos. Cuando le decimos que la idea es hablar de la coyuntura, frunce el ceño. ¿Pesimista, optimista? “Realista”, responde, y agrega: “Hay que reconocer que estamos atravesando por un período que no solo es complejo, sino que es malo”.

Se coloca frente a lo que será la elección de consejeras y consejeros constitucionales -“mi instinto me dice que es mejor una sola lista” del oficialismo-, los desafíos del Gobierno -“creo que tiene una situación complejísima, le ha tocado una tarea muy difícil, con una herencia muy pesada”-, y reivindica la necesidad de activar al movimiento social.

Jorge Arrate ahora es integrante de Plataforma Socialista, que apoya al Gobierno de Gabriel Boric. Durante décadas fue militante del Partido Socialista y llegó a ser presidente de la colectividad, y ocupó cargos de ministro en la administración de Salvador Allende y años después en gobiernos de la Concertación por la Democracia. Fue candidato presidencial de fuerzas de izquierda, sector en el cual hoy se identifica. Sigue siendo un agudo analista de la realidad política y participa en actividades de base.

Frente a la realidad que atraviesa el país, le recordamos que la portada del Le Monde Diplomatique Chile dice que hay que recuperar la esperanza. “Mira, siempre digo que (Luis Emilio) Recabarren tenía muchas más dificultades que las que enfrentamos hoy. Y siguió luchando. Eso es lo que hay que hacer, no bajar los brazos”.

Añade: “El otro día estuve escribiendo algo, y me puse a pensar en eso de ‘en la medida de lo posible’, que se utiliza tanto y pensé, nosotros lo que tenemos que hacer es lo imposible, frente a lo que hay, hacer lo imposible”.

Un desafío a la puerta para las fuerzas de izquierda y progresistas, es la elección de los 50 consejeros o consejeras del Consejo Constitucional que debe redactar la nueva Constitución. Unos dicen que es una elección perdida, otros que con el esquema de elección senatorial es cuesta arriba, algunos indican que hay que salir a ganar. ¿Cómo encararlo?

Es un cuadro complicado para enfrentar la campaña, eso hay que verlo, no queda remedio. No hacerlo puede ser complejo. En un cuadro donde este proceso constituyente tiene tres pieza. Los expertos, doce designados por el Senado y doce por la Cámara Baja, que no son electos, y eso a la gente de izquierda y progresista le provoca repudio. Además que todo apunta a que los expertos no van a estar en las posiciones de tener una Constitución realmente nueva y transformadora. Luego está la pieza de inquisición jurídica -como la llamo- que hay al final, de admisibilidad, de revisión, con juristas también designados. La tercera pieza es la única de expresión de la voluntad popular, que es la elección de los cincuenta consejeros. Todo este proceso quedó en manos del Congreso y de los partidos políticos, ellos administran el proceso.

La elección tiene la forma que se usa para elegir al Senado y es una tremenda limitación. Es una cámara de regiones, y no se elige en proporción ciudadana. Es un método que favorece a la derecha. La historia electoral muestra que la derecha tiene mejores resultados, por ejemplo, en las regiones pequeñas.

¿Qué hacer ante eso entonces?

Tenemos que tener la disposición a hacer lo imposible. No podemos bajar los brazos. Claro, tenemos que subir una montaña que es muy escarpada, pero hay que hacerlo.

Desde las fuerzas del oficialismo, ¿llevar una lista, dos listas?

Lo que debe motivar para la elección de consejeros es tener una representación sólida, que sean buenos negociadores, que expresen las ideas transformadoras. Tiene que ser gente que haga buenas negociaciones, que sepa plantarse en los puntos básicos, enfrentar una posible situación de desequilibrio, que sepa sacar adelante ciertos objetivos. Entonces, es importante que elijamos buena gente.

Además, creo que es muy importante que mostremos en esta elección, que es la primera que se hace con voto obligatorio y por líneas políticas, por partidos, porque las listas van a representar ideas políticas, a partidos políticos -a los independientes los hicieron desaparecer-, que mostremos la correlación de fuerza que tenemos. Esta votación tendrá el valor que será comparada con la del plebiscito. Dijimos que el 62% que rechazó el proyecto constitucional anterior no era todo de derecha, y ahora tenemos que mostrar que eso es así. El desafío que tenemos es superar muy largamente el 38% que sacamos en el plebiscito. Será muy importante cuántos votos sumamos. No sé si para esa suma es mejor tener una sola lista y tomar toda la fuerza que da la unidad, o tener dos listas y tomar lo que algunos argumentan que es la opción de sumar por las distintas fuerzas políticas. Mi instinto me dice que es mejor una sola lista.

 

“Debe haber una respuesta contundente y no estar a la defensiva”

Jorge Arrate comparte que hay una situación muy complicada para el Gobierno de Gabriel Boric con los episodios de los indultos que llevó a la renuncia de la Ministra de Justicia y Derechos Humano y la instalación de un debate duro, el gris y enrarecido trámite de designación del Fiscal Nacional, los roces con la Corte Suprema, en medio de los problemas de delincuencia, alza en el costo de la vida y migración. Pero él cree y apunta a otros factores, entre otros, que el Gobierno y el oficialismo pasen a la ofensiva.

“Quisiera oír del Gobierno un itinerario más claro, sobre todo dadas las circunstancias a que hemos llegado, que signifique un giro, un golpe de timón” afirma con elocuencia.

Y abunda: “Pienso que el Gobierno y las fuerzas que lo apoyamos, hemos estado muy a la defensiva. La derecha es la que pone la pauta, es la que golpea a diario, es la que juega con los ritmos. Creo que hay que dar vuelta el tablero y jugar con nuestra pauta, con nuestro ritmo. Imagino al Presidente, a las ministras del Interior o la vocera, diciendo ‘esta es la nueva ruta, por aquí vamos a ir con estos puntos precisos’, y no solo respondiendo a circunstancias que se imponen. Diciendo que hay un itinerario que aparte de cuestiones de gestión cotidiana de Gobierno, incluye impulsar dos, tres, cuatro, cinco puntos, con las prioridades establecidas y que son intransables”.

¿Pero eso no está definido con el programa, con estar impulsando las reformas previsional y tributaria, la agenda de seguridad, las medidas de ayuda social?

Bueno, eso que mencionas es parte de esos puntos. Pero hay que reforzarlos, instalarlos mejor, relevarlos. Lo que pasa es que hay que reforzar dónde está la línea y al decir dónde está la línea, postularía que no vamos a retroceder en eso, que eso es intransable, y decirle a la derecha que si quiere lo rechaza, pero esos son los objetivos. Y llamar al movimiento social, a las organizaciones sociales y sindicales, a las chilenas y chilenos, a expresar su apoyo a esos puntos, poner por delante esos temas y como Gobierno desafiar a la derecha y que fije posición, que sea obligada a dar razones para rechazar esas propuestas.

¿Compartes, en todo caso, que la derecha está en una posición de obstrucción, desestabilización y acorralamiento del Gobierno?

De eso no cabe duda, no tengo ninguna duda, lo comparto. Por eso creo que debe haber una respuesta contundente y no estar a la defensiva. Por más que un boxeador sea bueno para tapar los golpes y tenga buena cintura para los movimientos, requiere pasar a la ofensiva, además que son muchos los golpes que han entrado.

¿No estamos ante un alto nivel de irresponsabilidad de la derecha? Hablando de un marco institucional que debe respetarse…

…Nada que te pudiera decir de la derecha reemplaza una idea que tengo muy clara, que deberíamos tenerla muy clara: La derecha en Chile, históricamente, ha tenido una tremenda dificultad para identificar lo que son los intereses nacionales, porque la derecha piensa que sus propios intereses son los del país. Por eso actúa de esta manera.

Mira, en el mundo se formó una asociación, un grupo de multimillonarios, y están recorriendo el mundo, han estado en América Latina, con el mensaje, con la prédica, de que les cobren más impuesto, para ayudar a los países, a la gente. Te aseguro que no hay ningún multimillonario chileno que pertenezca a ese grupo, o coincida con ese grupo.

¿Y con esta instalación fuerte de la inseguridad y la delincuencia, de respuestas autoritarias, del posicionamiento de la ultraderecha con los republicanos, con el anticomunismo, con la odiosidad hacia el Gobierno, con la agresividad y el golpeteo de la derecha, sumado a que hay problemas con el alza de precios, no podríamos llegar a un asalto a las sedes del Congreso, del Gobierno? José Antonio Kast, el representante de la extrema derecha ganó la primera vuelta presidencial.

Todo es posible, pero espero que no lleguemos a eso. Algo que debe considerarse es que las fuerzas políticas deben partir de la base de que hay un adversario al frente, de repente pareciera que no hay un adversario, que no hay una fuerza contrapuesta, nos dedicamos sólo a contestar, a reaccionar, y el adversario es la derecha, es la ultraderecha, eso es una realidad. Creo que de repente hay un discurso buenista, en ciertos momentos bonapartista, que busca ponerse por sobre las diferencias, invocando la unidad de los chilenos, y eso no resulta, la derecha no se impacta por eso, y sigue. Hay que estar a la ofensiva y con puntos bien claros a lograr.

 

“Me gustaría que el Gobierno reactivara las relaciones con el movimiento social”

El ex ministro de Estado y ex candidato presidencial, al igual que legisladores y analistas, apunta al tema de convocar y dar espacio al mundo social, a las organizaciones de la sociedad.

Cuenta que “cuando fue el cónclave del Gobierno en Cerro Castillo, nosotros los de Plataforma Socialista enviamos un documento donde lo central era que pensábamos que había que convocar a un cónclave social. Bueno, tengo la impresión que nadie le dio bola”.

Agrega que “me gustaría que el Gobierno reactivara las relaciones con el movimiento social, con las representaciones tradicionales, no sé, con la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), el Movimiento No+AFP, la ANEF (Agrupación Nacional de Empleados Fiscales), con el movimiento feminista, el movimiento cultural. Son una fuerza, son dignas, son respetables, son representativas. Buscar ahí los apoyos, las convocatorias. Habría que convocar a la infinidad de organizaciones sociales que hay en la base de la sociedad, a lo mejor por regiones, por comunas. También reunir a los alcaldes, a los concejales, a los consejeros regionales. Ahora, probablemente reunirse con todos ellos, en las instancias que sea, sería duro, pesado, pero hay que estar dispuestos a enfrentar eso. Si hay temores de enfrentarlo, sería lamentable”.

“Me parece, además, que hay que activar mejor a las autoridades regionales y locales, por ejemplo, podría convocarse a un cónclave o congreso de Cores, de concejales, de alcaldes, para tener un gran encuentro, un gran debate -indica- y ver cómo convocar a los sectores sociales, a los movimientos sociales, cómo apoyar al Gobierno y el programa. No creo que eso sea el huevo de Colón, la piedra filosofal, son ideas coherentes, realizables”.

Se le pueden plantear cuestiones al Gobierno. ¿Pero qué pasa con los partidos, porque tienen sus bases militantes, se supone que tienen trabajo social y territorial, tienen sus dinámicas propias, sus responsabilidades, sus posibilidades de convocatoria y movilización? No todo debería estar radicado en el Gobierno.

Noto que los partidos tienden a girar en torno del Gobierno. Es un fenómeno que generalmente se produce, pero es particularmente dañino en momentos como este. Porque la izquierda de hoy, a diferencia de la izquierda pre golpe de Estado de 1973, no tiene, en general, una conexión firme, como lo tuvo el allendismo, con los movimientos sociales, con los territorios a lo largo del país, con los mundos culturales. Eso es un nudo que amarraba, por ejemplo, la mejor tradición recabarrenista, y hoy eso realmente no existe. Estoy hablando en general. Y creo que hay poca sensibilidad sobre eso, aunque veo que muchos están planteando que el Gobierno, que los partidos, convoquen al movimiento social.

Creo que en general hay una crisis en el sistema de partidos -podría haber excepciones, son distintos los casos-, y eso se ve en lo que tú planteas. Hay un desgaste en el sistema de partidos, regido por leyes ultra reguladoras, donde se intercambian recursos financieros por súper vigilancia. Los viejos partidos tendían a organizarse según sus estatutos propios, según sus propias prácticas, no como ahora, entonces hay que buscar mayor libertad en la forma de vivir de los partidos políticos. Pero además, la naturaleza de la institución partido político hay que reinterpretarla en el mundo de hoy. En este segundo cuarto del siglo XXI en Chile, eso no se piensa, no se discute, no se aborda, porque todos somos herederos de cierta formación, de ciertas leyes, de ciertas prácticas, en lo que incluyo a partidos nuevos. Hay nuevas realidades de la sociedad, hay un desarrollo tecnológico, hay distintas formas de abordar las militancias, las comunicaciones y los debates. No voy a usar el término partido, sino fuerza política transformadora, cómo se desarrolla, cómo se imbrica lo político con lo social. Yo he citado a Salvador Allende y su conexión con la gente, pero no es replicable, él recorría el país en tren, llegaba a localidades en burro o en una carretela, y eso hoy es hacer el ridículo, no es practicable. Lo que no quiere decir que no hay que hacer esa conexión, se tiene que hacer, los partidos lo tienen que hacer.

Mira, hay que pensar críticamente cómo se aborda la acción política hoy, la acción transformadora, y eso los partidos no lo hacen realmente, aunque pudiera haber excepciones. Siguen apegados a los mismos moldes de funcionamiento, siguen inmersos en sus mundos, con prácticas creo bien obsoletas, con sus mismas estructuras que no siempre están vinculadas al mundo social y al territorio, y además son partidos que sufren lo que sufre la sociedad chilena, los 17 años de dictadura generó un abismo en la memoria, en las prácticas, un quiebre en la sociedad, un cambio en el relacionamiento. Además, creo que hay una crisis generacional que no se ha superado, expresión de eso son los nuevos partidos, que son organizaciones muy valiosas, muy importantes, que surgieron del movimiento estudiantil, pero de repente miran hacia atrás y no ven su herencia, su referente, sus progenitores. Son situaciones que no se quieren enfrentar.

¿Y dónde están los partidos, el partido, para este momento preciso de la historia de Chile? Más allá de que participen en el Gobierno, dónde están en cuanto al mundo social, cultural, los territorios, con nuevas prácticas, con más libertad, con real conexión con la gente.

Has expresado ideas y posiciones que pueden ser críticas…

Yo apoyo enteramente al Gobierno del Presidente Gabriel Boric, me siento identificado con el Gobierno, es un Gobierno que contribuí a elegir, que me dio un gran momento de alegría cuando fue electo y lo sigo apoyando, incluido su programa. Eso no es incompatible con una perspectiva crítica, y se ejerce entendiendo que no es una deslealtad, ni es una desconocida, pero queremos que le vaya mejor, porque lo estamos apoyando.