Noveles practicantes de escuelas de periodismo y animadores o conductores de programas “periodísticos” repiten las monsergas de una pauta coordinada en todos los canales y medios de comunicación, azuzando el temor, la inseguridad y las percepciones de riesgos en días que precisamente necesitamos paz, sosiego y tranquilidad.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 5/2/2024. Se supone que en los meses de verano la gente ve más televisión que durante el año. El período de vacaciones, cuando los niños no van a clases y los mayores tienen algunos días libres, acompañados de sus abuelos y amigos en casa -en la playa, el campo o la montaña- no falta el momento de relajo frente a un aparato de televisión.
Lamentablemente tenemos que recomendar más bien el Cable, Netflix y otras plataformas de prepago como sana entretención y también para informarse de lo que pasa en Chile y el mundo.
Para bien o para mal algunos “rostros” se toman merecidos días de asueto y, sobre todo en los departamentos de prensa de los canales, aparecen entusiastas jóvenes y jovencitas reemplazando a los inefables “noteros” en las playas, restaurantes, fiscalizaciones de tránsito en las calles y hasta en lamentables accidentes o hechos delictuales de reiterada concurrencia.
Es cierto que nuestro país -así como todos en este planeta- se mantiene asolado por la delincuencia, el crimen organizado, el narcotráfico y la violencia a todo nivel como un sello de nuestro tiempo. Pero una cosa muy diferente es abordar estas “informaciones” con claro tinte político (abiertamente contra el Gobierno del Presidente Gabriel Boric), con un marcado acento sensacionalista e importantes niveles de morbo, xenofobia, racismo y clasismo con el objetivo de atemorizar y elevar los signos de inseguridad en la población.
¿Quién podría pasar tranquilos días en una playa si todos los canales de televisión informan reiterada y casi exclusivamente sobre hechos delictuales en barrios y ciudades donde los vacacionales pretenden descansar a aislarse del mundanal ruido?
Asaltos, robos en viviendas, encerronas, “portonazos” son habituales durante todo el año, pero un medio de comunicación tan relevante como la televisión hace mal en resaltar estas actividades delictivas como inevitables, cercanas y sembradoras de terror y morbo en el seno de las familias chilenas.
Hasta personajes como el exministro del expresidente Piñera, Mario Desbordes, excarabinero, han debido llamar a la calma y responsabilidad explicando que el actual gobierno se ha esforzado en enfrentar estas lacras de la sociedad con medidas concretas, legislación apropiada en el parlamento y acciones directas de protección de la ciudadanía que no son tomadas en cuesta por la televisión abierta.
Pareciera que la actual administración del país es indolente, que no quiere asumir la tarea de resguardo del orden mientras una jauría derechista exige estados de excepción, que los militares salgan a las calles y enfrenten directamente a la delincuencia. Han obligado al Presidente incluso a convocar al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) a consultas no vinculantes como si fuera la solución de los problemas.
Nadie quiere reconocer que evidentemente han bajado los homicidios, no así el uso indiscriminado de armas incluso entre uniformados y ex uniformados de civil que se enfrentan al hampa, asesinan inocentes (incluso a niños) y perpetran riesgosas acciones en las calles de nuestras ciudades. El origen del comercio ilegal de armas también tiene explicaciones en cuarteles y depósitos oficiales y se desconoce cómo llegan a manos indebidas del hampa.
La Ley de Control de Armas, el uso de las mismas, así como una correcta política de Inteligencia son las medidas que el Gobierno intenta aprobar ante una oposición de personajes como los alcaldes Evelyn Mathei y Rodolfo Carter; exministros como Jaime Bellolio y parlamentarios del tipo Diego Schalper parapetados desde la televisión para infundir terror y magnificar errores y debilidades del gobierno que se esfuerza decididamente en enfrentar la situación con armas legales y que den confianza.
Actitudes como la del general director de Carabineros Ricardo Yáñez -al igual que algunos de sus predecesores actualmente procesados- no contribuye a la paz social a la espera de ser formalizado -recién en mayo próximo- por su eventual responsabilidad en el delito de omisión de apremios ilegítimos con resultado de lesiones graves y homicidio durante el estallido social de octubre 2019.
Mientras noveles practicantes de escuelas de periodismo y animadores o conductores de programas “periodísticos” repiten las monsergas de una pauta coordinada en todos los canales y medios de comunicación, azuzando el temor, la inseguridad y las percepciones de riesgos en días que precisamente necesitamos paz, sosiego y tranquilidad.
Pareciera ser que el único antídoto en este “verano violento” es la suspensión de programas “políticos” como “Tolerancia Cero”, “Mesa Central” y “Estado Nacional” que han sido reemplazados por matinales dedicados abiertamente al proselitismo, las precandidaturas anticipadas y la política en su peor expresión electoralista.