HABLEMOS DE LA TELE. “Cunde el pánico”

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La televisión cubre con torpe y a menudo morboso entusiasmo estas actividades delincuenciales contribuyendo a difundir más miedo en barrios, poblaciones y hasta en las casas de pacíficos habitantes que nada tienen que ver con el narco, la trata de blancas, el armamento ilegal y otras incivilidades menores propaladas en cámara en forma ininterrumpida en noticiarios.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 7/8/2025. Pese a lo que diga y muestre la tele, las cifras oficiales indican que la tasa de homicidios se está reduciendo en el país mientras la percepción de temor ante la delincuencia aumenta proporcionalmente y lo más preocupante es que Chile es el país donde hay más temor en el mundo (56% de la población).

La tasa de homicidios el 2024 fue de 6.0 por cada 100 mil habitantes. Una reducción de 4.8% con respecto al año anterior, sin embargo, esta baja no se refleja en la inmensa cantidad de informaciones en los medios de comunicación respecto a hechos delictuales.

La televisión cubre con torpe y a menudo morboso entusiasmo estas actividades delincuenciales contribuyendo a difundir más miedo en barrios, poblaciones y hasta en las casas de pacíficos habitantes que nada tienen que ver con el narco, la trata de blancas, el armamento ilegal y otras incivilidades menores propaladas en cámara en forma ininterrumpida en noticiarios.

Desde luego que los medios no son responsables de esta lacra social, pero se entiende que los mismos deberían al menos contribuir pedagógicamente a condenar y perseguir estos hechos. La libertad de expresión y de prensa no puede mal utilizarse difundiendo exagerada y profusamente las actividades delictuales.

El bochornoso incidente de la liberación de un presunto sicario venezolano en escandalosas circunstancias que provocan sospechas de corrupción o cadena de errores dolosos e inexcusables ha desatado el debate nacional al respecto.

Los equipos de prensa de los canales concurren inútilmente hasta ahora al Poder Judicial, el Ministerio Público y a la Gendarmería en busca de información para develar la trama oculta que permitió este desaguisado que pone a la institucionalidad del Estado en entredicho.

No faltan voces que advierten el debilitamiento de la feble democracia en nuestro país ante estos hechos. Voceros extemporáneos y vociferantes como los colegas José Antonio Neme, Julio César Rodríguez y José Luis Reppening no se cansan de buscar responsables a partir de especulaciones y sensaciones hasta irracionales, acusando la existencia de un Estado fallido.

Una vez más los medios no aportan resultados de investigaciones responsables desde el periodismo serio y parapetados en una presunta y mal entendida “libertad de expresión” simplemente atacan al actual gobierno, así como denuncian una supuesta defensa corporativa de las autoridades actualmente en tela de juicio.

“¡Las instituciones funcionan!” claman desde el gobierno mientras la oposición rastrea hasta los mínimos detalles en diferentes situaciones políticas para tratar de demostrar precisamente lo contrario.

En plena campaña electoral no caben medias tintas. Los canales de televisión ni siquiera intentan mantener imparcialidad, ya que son los principales voceros de la derecha exigiendo prescindencia total para las autoridades de gobierno.

A estas alturas hay que poner atención en las coberturas de las actividades de los candidatos presidenciales pese a que es ostentosamente visible que José Antonio Kast y Evelyn Matthei son los preferidos de las cámaras y los invitados habituales a los estudios. Respecto a Jeannette Jara le favorece su empatía, naturalidad y cercanía que ninguna pantalla puede evitar.

La danza de encuestas parece ser la principal arma de los intereses creados, los poderes fácticos y los partidos reaccionarios para tratar de silenciar o desplazar -hasta donde se puede- a los sectores progresistas del acceso a los medios de comunicación.

La sensación de temor que embargaría a grandes sectores de la población se mezcla con la campaña de terror desatada por la derecha ante la posibilidad de un triunfo progresista en los comicios que se avecinan. ¡Qué horror!