HABLEMOS DE LA TELE. Consumo irracional

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Las pautas noticiosas son exactamente iguales. Todos los canales parten con informes policiales sobre hechos ocurridos en las últimas horas, infundiendo temor e inseguridad en la población, sin respiro y mucho menos aportando soluciones o -al menos- enfoques optimistas o esperanzadores, por el contrario, provocan incertidumbre y desconfianza en las autoridades, las instituciones, en las organizaciones sociales, de  los vecinos y en la buena voluntad de la población.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 10/6/2024. Era un secreto a voces que los programas informativos son los de mayor audiencia en la televisión abierta de nuestro país. El último informe anual del Consejo Nacional de Televisión confirma que los noticiarios, extras, avances y bloques de noticias representaron el 24,8% del total de los contenidos seguidos en la televisión abierta el año recién pasado.

Es conveniente destacar que, de acuerdo con la estrategia de marketing de las cinco emisoras privadas y el único canal público, coinciden voluntaria y conscientemente en transmitir estos espacios noticiosos coordinadamente a la misma hora, interrumpidos uniformemente por idénticas tandas publicitarias y ordenando los temas estrictamente de acuerdo entre todas las estaciones. Una oferta y demanda a todas luces irracional.

Parece un contrasentido, pero es cierto que, además, las pautas noticiosas también son exactamente iguales. Desde luego, todos los canales parten con informes policiales sobre hechos ocurridos en las últimas horas (preferentemente la madrugada anterior), infundiendo temor e inseguridad en la población, sin respiro y mucho menos aportando soluciones o -al menos- enfoques optimistas o esperanzadores, por el contrario, provocan incertidumbre y desconfianza en las autoridades, las instituciones, en las organizaciones sociales,de  los vecinos y en la buena voluntad de la población.

El mismo informe del Consejo de TV concluye que el 31.3% del tiempo de las personas frente a un televisor lo dedican a ver estos informativos. Normalmente estos espacios siguen a los matinales diarios con la exposición casos de servicio público, temas de salud, abusos, violencia intrafamiliar, desapariciones y secuestros de personas, contiendas vecinales y sucesos insólitos o extraordinarios, incluidos inclemencias del tiempo, accidentes, portonazos, turbazos, encerronas y curiosidades en Chile y el mundo.

El resto del breve espacio restante está dedicado a la política -que se entiende casi exclusivamente- sobre las actividades parlamentarias, de partidos políticos, tramitación de leyes y proyectos de legislación de cualquier tipo y entrevistas a dirigentes o parlamentarios con claras tendencias de derecha o centro y ex funcionarios de gobiernos anteriores. En el caso de la izquierda, sólo para tratar de emplazarlos y acosarlos, hacerlos enfrentarse desde el oficialismo a la oposición.

Antes del cierre de los noticiarios, absolutamente todos los canales difunden informaciones deportivas -sobre todo resultados del fútbol- con mayor extensión e imágenes de este deporte en el extranjero, debido al monopolio del Canal del Fútbol, TNT y ESPN, aceptado por las sociedades anónimas integrantes de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).

Han fracasado hasta ahora todas las iniciativas para ampliar la difusión de partidos o goles de las competencias locales, vedadas para el gran público, que se ve obligado a cancelar altas sumas por el costo de las entradas y conseguir un cupo ante los aforos limitados y conminados a ser sometidos a mediciones biométricasy al “control de hinchas” por disposición de la entidad denominada irónicamente Estadio Seguro.

Aparentemente el mal comportamiento, graves incidentesy desmanes incontrolables llevaron a las autoridades a coartar libertades en el acceso a los estadios mientras los fanáticos bien intencionados deben suscribirse a televisión prepagada para ver determinados partidos.

Volviendo al último informe del CNTV, refleja que los matinales y programas misceláneos representaron el año pasado el 18.4% de la oferta total, mientras que los llamados “programas de conversación” o directamente de farándula (¿?) ocuparon el 13,2%. Hemos abordado anteriormente el bajo nivel cultural de estos espacios, muchos de los cuales son vistos en forma prácticamente obligatoria en salas de espera, clínicas, consultorios, hospitales, oficinas públicas, fábricas e instituciones privadas y miles de residencias particulares en barrios y poblaciones.

A estas instancias matinales de considerable impacto mediático le siguen las teleseries que, como hemos dicho han decaído notablemente en factura o producciones nacionales, imponiéndose las series turcas y de otras nacionalidades. Llegan al 10,1% y las miniseries al 8,6%, los reportajes al 7,3% y los reality show (que volvieron en “gloria y majestad” el año 2023) el 5,1% gracias a “Gran Hermano” en CHV y “Tierra Brava” en Canal 13.

Como es habitual, la programación “cultural” es la más castigada. Apenas un 9%, considerando que incluyen espacios de turismo, gastronomía, viajes, paisajes y todo tipo de documentales nacionales y extranjeros. Durante la semana llegan al 9% del total de la oferta, mientras que los fines de semana alcanzan al 25%.

Por diferentes razones que hemos expuesto en estas mismas columnas, la procedencia de los contenidos de programación nacional llega al 84% y la extranjera sólo al 15,2%. El canal con mayor cantidad de producción local -curiosamente es TV Más, con el 91,5%, le sigue CHV con 89,3%. TVN con 82,7%, Canal 13 con 82,1% y Mega 75,3%.

El CNTV indica que el 61,4% de la teleaudiencia son mujeres, y el 57% son hombres y mujeres mayores de 50 años. El segmento mayor de 65 años es el que dedica más tiempo frente a la pantalla, con casi seis horas de promedio al día. En cualquier caso, mejor que los niños jóvenes se alejen de este medio, aunque en general se vuelcan a las plataformas on line y redes sociales, que constituyen un fenómeno aparte digno de otro tipo de estudios, probablemente igual de alarmantes. En cualquier caso, un consumo irracional.