La droga, en su versión de producción y consumo ilegal, se convirtió no sólo en un peligro para cientos de miles de personas, sino en un factor de pugnas políticas/diplomáticas. Entidades estadounidenses responsabilizan a mexicanos y chinos de la crisis que tienen con el opiáceo sintético que les cobra alrededor de 70 mil muertos al año. Es uno de los factores que esgrimió Trump para subir aranceles a esas naciones. La Casa Blanca llevó las cosas harto lejos y afirmó que “las organizaciones mexicanas de narcotraficantes mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México”. La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, replicó: “Rechazamos categóricamente la calumnia” y cuestionó: “¿Dónde están los cárteles de la droga en Estados Unidos que distribuyen al fentanilo? ¿Dónde va el dinero de la venta de ese fentanilo en Estados Unidos?”. En tanto, desde el Gobierno chino se expuso que “el fentalino es un problema de Estados Unidos” y se indicó que “Estados Unidos debe afrontar sus propios problemas y tomar medidas más sustantivas para reforzar la regulación dentro de sus fronteras y reducir la demanda”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 2/2025. El fentalino, un opiáceo sintético cien veces más poderoso que la morfina, que en su uso legal sirve de analgésico y anestésico, se convirtió hace rato en una de las drogas ilegales más mortíferas -ya se consume en Chile- y, al mismo tiempo, en fuente de conflicto político/diplomático a nivel internacional, provocando serias tensiones de Estados Unidos con México y China.
Donald Trump, jefe de la Casa Blanca, para decretar la imposición de aumento de aranceles comerciales del 25% a México y Canadá, y un 10% a China -que generó una crisis en las relaciones y la perspectiva de negocios y relaciones diplomáticas-, argumentó, entre otros elementos, que esos países tienen responsabilidad en el ingreso a Estados Unidos (EU) del fentalino, lo que está provocando unas 70 mil muertes al año por sobredosis, y cientos de miles con afectaciones a su salud, muchos de ellos vagando perdidos por calles de ciudades estadounidenses.
Desde la DEA (Administración para el Control de Drogas) se indicó hace tiempo que China es “la principal fuente de sustancias químicas vinculadas al fentanilo introducidas clandestinamente en Estados Unidos”. Una investigación del Congreso de Estados Unidos apuntó a que ingredientes primarios de la droga llegaban desde territorio chino a México y ahí se elaboraba la droga sintética para ser comercializada ilegalmente en EU. El año pasado, el Gobierno estadounidense determinó que empresas chinas aprovisionaban a cárteles de narcotráfico para la producción y venta de fentalino. Merrick Garland, Fiscal General de Estados Unidos, declaró que “el comercio mundial de fentanilo suele comenzar en fábricas químicas chinas”. Un reciente comunicado del Gobierno estadounidense reportó que “hay una creciente producción de fentanilo en Canadá, y se incautó suficiente fentanilo en la frontera norte el año fiscal pasado para matar a 9,8 millones de estadounidenses”. Desde el sector oficial de EU se culpó incluso al Partido Comunista de China de “subvencionar e incentivar a las compañías químicas chinas para que exporten fentanilo y precursores químicos usados para producir opioides sintéticos vendidos ilegalmente en Estados Unidos”.
Una gota que pudo rebalsar el vaso de tensas relaciones, fue una declaración difundida desde la Casa Blanca, con el visto bueno de Trump, donde se acusó que “las organizaciones mexicanas de narcotraficantes mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México. El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros para que los cárteles se dediquen a la fabricación y transporte de narcóticos peligrosos, que en conjunto han provocado la muerte por sobre dosis de cientos de miles de estadounidenses”.
Esta mirada y teórica versión de entidades estadounidenses marca con mucho la política de Donald Trump hacia esos tres países, y fija el supuesto origen del drama que tiene Estados Unidos con un par de millones de consumidores de fentalino y las decenas de muertes anuales.
La óptica de México y China
Hace años que México ha desechado las teorías de Estados Unidos respecto al ámbito de responsabilidades por el consumo del opioide ilegal, sin dejar de reconocer la actuación de poderosos cárteles de narcotráfico, y al mismo tiempo entregando cifras de golpes a esos grupos criminales y datos de incautación de la droga.
Esto ha pasado hasta por episodios enrarecidos como un reportaje del The New York Times destinado a demostrar que hay alta producción de fentalino en México, y donde aparecen fotos de un hombre, o “cocinero”, produciendo la droga, sin mayor protección. Expertos mexicanos indicaron que esa persona habría “caído fulminada” por los vapores químicos del producto, por lo que no era creíble la imagen y la versión del diario estadounidense. Alejandro Svarch, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social sostuvo que, “si hubiera sido fentanilo lo que estuvieran produciendo, el operador, la persona que estaba haciéndolo, hubiera durado 30 segundos y hubiera caído fulminado producto de los vapores que representa la síntesis del fentanilo”.
La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, además de considerar poco creíble la versión del periódico, reviró: “¿Ustedes creen que en Estados Unidos no se fabrica fentanilo? Bueno, es una pregunta. ¿Dónde están los cárteles de la droga en Estados Unidos que distribuyen al fentanilo en las ciudades de Estados Unidos? ¿Dónde va el dinero de la venta de ese fentanilo en Estados Unidos?”.
Hace años que las autoridades mexicanas vienen planteando que se hacen los esfuerzos no sólo por combatir la producción y comercialización de distintos tipos de drogas, sino también para combatir al crimen organizado y los cárteles del narco (en estos años se detuvieron a los principales jefes y cientos de delincuentes vinculados a esas bandas). Y apuntan que hay niveles del problema que son responsabilidad de EU y no se puede cargar a México todo el peso de esta situación.
La Presidenta Sheinbaum ha sido precisa en eso. Sobre todo ahora que Donald Trump colocó como justificante de políticas atentatorias a México el tema del fentalino. “¿Por qué no empiezan combatiendo la venta de estupefacientes en las calles de sus principales ciudades? ¿O cómo es que las personas con adicciones compran esa droga? ¿Por qué nunca hemos oído de detenciones en Estados Unidos de los grupos delictivos estadounidenses?”, dijo en conferencia de prensa la mandataria mexicana. También indicó que “el consumo y la distribución de drogas está en su país y ese es un problema de salud pública que no han atendido”.
En su momento, Claudia Sheinbaum destacó que la Estrategia Nacional de Seguridad de su país logró, por ejemplo, retener 40 toneladas de drogas, incluyendo más de 20 millones de dosis de fentanilo, y detener a más de 10 mil personas vinculadas a grupos delictivos.
Dijo que “México no sólo no quiere que el fentanilo no llegue a Estados Unidos, sino que no queremos que llegue a ninguna parte”.
Respecto a la acusación salida desde el Gobierno de EU, declaró que “rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al Gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales, así como cualquier intención injerencista en nuestro territorio”.
Hace unos días, de manera breve pero concreta, el Gobierno de la República Popular China contestó a las versiones y acusaciones de la administración de Trump y la imposición del 10% de arancel a los productos chinos.
“El fentalino es un problema de Estados Unidos…China ha llevado a cabo una amplia colaboración antidroga con Estados Unidos y ha logrado resultados notables” se dijo desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de China. Se enfatizó que China llevará el caso ante la OMC (Organización Mundial de Comercio) y que “los aranceles socavarán la futura cooperación en materia de control de drogas”. El Gobierno chino indicó que Washington debe abordar la crisis del fentanilo “de manera objetiva y racional”.
En estos días se recordó que desde 2019 China reforzó los controles respecto a productos vinculados a la producción del opioide y se negó que desde esferas oficiales se promueva “ningún tráfico ilegal de fentanilo”. En noviembre de 2023 los presidentes Joe Biden y Xi Jinping abordaron medidas en esta materia. Esa camino habría sido abandonado por Trump-
Cuando el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se comunicó con su homólogo chino, Xi Jinping, para atender el tema de tráfico de fentalino, desde la Cancillería china se expresó que habría colaboración para combatir ese negocio ilegal, y se indicó en su momento que “Estados Unidos debe afrontar sus propios problemas y tomar medidas más sustantivas para reforzar la regulación dentro de sus fronteras y reducir la demanda”.
Desde fuentes del Gobierno chino se señaló que a mediados de 2024 China anunció el aumento de los controles de tres componentes químicos clave del fentanilo y se destacó los logros para “desbaratar la financiación ilícita de redes de organizaciones delictivas o clasificar las drogas y sus precursores químicos”.
Es real que en China hay fábricas que producen el fentalino como producto farmacéutico, como analgésico y anestésico, el cual está autorizado como tal en la inmensa mayoría de países, incluido Estados Unidos. Por eso se acusa a China de ser clave en materia prima para su producción y consumo ilegal. “Sería como sancionar a los productores de acero y de hierro porque los proveedores de armas utilizan esos materiales para las guerras”, sostuvo un alto funcionario del Ministerio de Seguridad Pública de China.
Es un sensible tema abierto en las relaciones entre las tres naciones y que no tiene, hasta la fecha, una salida concreta de solución o aproximación de colaboración más decidida, cuando Estados Unidos se convierte, con en el caso de otras drogas, en destino de consumo, producción y negocio del fentalino.