
“Presentar la fe como un impedimento para apoyar una candidatura de izquierda reduce el cristianismo a una caricatura y desconoce una historia donde creyentes han estado del lado de la democracia, los derechos humanos y la justicia social. La existencia de apoyos cristianos diversos a Jeannette Jara demuestra que no hay una sola forma de vivir la fe ni una única traducción política del cristianismo”.
“El Siglo”. 14/12/2025. Las declaraciones del empresario Leonardo Farkas, quien afirmó que no puede votar comunista “por un tema religioso” porque es “un hombre de fe”, reabrieron un debate recurrente en la política chilena: la idea de que cristianismo y proyectos de izquierda serían incompatibles. Sin embargo, la historia reciente de Chile —y las voces actuales del mundo creyente— muestran una relación muy distinta entre fe, política y compromiso social.
La candidata Jeannette Jara ha respondido desde una posición clara y respetuosa: “Mi compromiso con el pueblo cristiano y evangélico es firme, defender la libertad de culto, reconocer su aporte social y trabajar juntos por un Chile que crece con fe, esperanza y respeto”, ha señalado, descartando cualquier intención de imponer creencias o limitar la vida religiosa.
Cristianismo y opción por los más vulnerables
Desde el Evangelio, el cristianismo se vincula directamente con la dignidad humana y la justicia social. “Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Lucas 6,20) es una de las frases más citadas para recordar que la fe cristiana no nació asociada al poder ni a la acumulación de riqueza, sino desde la experiencia de los excluidos.
Esa lectura ha inspirado históricamente a comunidades cristianas —católicas y evangélicas— a involucrarse activamente en la defensa de derechos sociales, laborales y humanos, valores que en Chile han dialogado de manera constante con la izquierda política.
La Vicaría de la Solidaridad: fe organizada frente a la represión
Uno de los ejemplos más contundentes de esta convergencia fue la Vicaría de la Solidaridad, organismo creado por la Iglesia Católica durante la dictadura para la defensa de los derechos humanos. Lejos de una neutralidad pasiva, la Vicaría acompañó a trabajadores, pobladores y familiares de detenidos desaparecidos, muchos de ellos militantes o simpatizantes de organizaciones de izquierda.
Su labor fue profundamente política en el sentido más ético del término: proteger la vida, denunciar la injusticia y sostener la dignidad humana frente al autoritarismo. La Vicaría encarnó una fe que no se refugió en el silencio, sino que asumió un rol activo en el espacio público.
Cristianos y cristianas apoyando a Jeannette Jara
En el actual escenario electoral, ese vínculo entre fe y compromiso social vuelve a expresarse públicamente. Diversas comunidades cristianas han manifestado su respaldo a la candidatura de Jeannette Jara, no desde una adhesión partidaria, sino desde una reflexión ética y social.
En una declaración pública, Católicas y Católicos por Jeannette Jara señalaron:“Como mujeres y hombres inspirados por el Evangelio y por la Doctrina Social de la Iglesia, creemos que la política es también un espacio donde se juega la dignidad del prójimo”, agregando que su apoyo nace de la convicción de que su proyecto ofrece “un horizonte más humano, justo y fraterno para nuestro país”.
El texto subraya además que la fe cristiana no puede ser indiferente frente a la exclusión, la desigualdad o el desprecio por los más vulnerados, y reconoce en Jara a una dirigente que encarna valores como la opción por los pobres, el bien común y la responsabilidad social.
De manera similar, organizaciones evangélicas han expresado su respaldo destacando la defensa de la libertad de culto, los derechos humanos y una relación respetuosa entre el Estado y las comunidades de fe, recordando el rol histórico del mundo cristiano en la recuperación democrática y en la conquista de derechos civiles.
Una discusión política, no religiosa
Presentar la fe como un impedimento para apoyar una candidatura de izquierda reduce el cristianismo a una caricatura y desconoce una historia donde creyentes han estado del lado de la democracia, los derechos humanos y la justicia social. La existencia de apoyos cristianos diversos a Jeannette Jara demuestra que no hay una sola forma de vivir la fe ni una única traducción política del cristianismo.
Más que una disputa teológica, el debate es político y ético: cómo se concibe la dignidad humana, el rol del Estado y la responsabilidad colectiva frente a la desigualdad. En Chile, la historia muestra que, cuando se trató de defender a los más vulnerables, fe y compromiso social no solo convivieron, sino que caminaron juntos.