Días atrás, medios resaltaron que una hija de la destacada militante comunista y ex ministra de Salvador Allende, estaba por el Rechazo en el plebiscito. “Cuando se usa el nombre de Mireya para crear un hecho político menor, con indisimuladas intenciones manipuladoras, se traspasa ese marco ético que ella misma nos inculcó” se dijo en carta suscrita por hijos, hija, nietos, nietas y bisnietas”. Esa misiva, contradictoriamente, casi no tuvo divulgación en la prensa. En la carta se expresa que “tratar de ligar el nombre de Mireya con la opción plebiscitaria de aquellos que durante toda nuestra historia han defendido sus privilegios -no pocas veces a lo largo de los siglos- derramando la sangre de los más desposeídos es, simplemente, insultar su trayectoria, consecuencia y legado de vida”.
Equipo “El Siglo”. Santiago. 27/07/2022. El siguiente es el texto íntegro de la carta dada a conocer por familiares de Mireya Baltra, ante la difusión en la prensa de una declaración de una hija de la destacada dirigenta política ya fallecida, donde se sumaba al Rechazo de una nueva Constitución.
Declaración Pública
El gran legado que nos dejó nuestra cónyuge, madre, abuela y bisabuela fue que la decencia siempre debía primar en todas las conductas humanas, fuera esto a nivel familiar, social o incluso político. Desde pequeños nos enseñó que la mayor riqueza que podía alcanzar un ser humano era inmaterial, pero sustantiva, y era labrar con su conducta y consecuencia el respeto de los suyos, de sus familiares, de sus compañeros de destino, de sus camaradas de ideales, en definitiva, de su pueblo.
Mireya siempre fue decente, consecuente y leal. Tan así que esa característica la reconocieron incluso sus mayores adversarios políticos, que sabían que ella podía ser franca, directa y a veces incluso dura, pero que jamás haría algo fuera del marco de respeto hacia el otro, por muy divergentes que fueran sus posiciones ideológicas.
Cuando se usa el nombre de Mireya para crear un hecho político menor, con indisimuladas intenciones manipuladoras, se traspasa ese marco ético que ella misma nos inculcó.
La familia está dolida, no por las legítimas opiniones o diferencias políticas que cualquiera puede tener, sino que, por el uso malsano, bajo e indecente del nombre de una dirigenta política y social que siempre cultivo las buenas artes y prácticas en todos los ámbitos que le tocó actuar. Tratar de ligar el nombre de Mireya con la opción plebiscitaria de aquellos que durante toda nuestra historia han defendido sus privilegios -no pocas veces a lo largo de los siglos- derramando la sangre de los más desposeídos es, simplemente, insultar su trayectoria, consecuencia y legado
de vida.
Los procesos sociales no se detienen ni con la mentira ni con la fuerza de las balas. Los intentos desesperados de manipulación, como el que sufrió el nombre de Mireya, son señales de que estamos cada vez más cerca de la conquista de derechos sociales más importante de nuestra historia.
Probablemente, ella le esté explicando este proceso genuino, limpio y, sobre todo, decente, a quienes la acompañan en el firmamento de los líderes imprescindibles de las luchas sociales de todos los tiempos. Y, de seguro, les está tranquilizando con que lo de estos días -donde se recurre a las artes más espurias para tratar de detener a toda costa este proceso- no es nada nuevo, y que ya lo vivimos innumerables veces a lo largo de siglos. En ese momento, de seguro, su querido Compañero Presidente la abrazará y le dirá: “Sí, compañera Mireya, porque la historia… al final… será nuestra y la hará el pueblo”.
Familia de Mireya Baltra Moreno/ Hijos/hija/ nietos/as, bisnietas.