“Es necesario retornar a esa escucha de las legítimas demandas de la ciudadanía”: Camila Vallejo

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Así lo sostuvo la ministra vocera de Gobierno al recordar la revuelta social de 2019 y enfatizó que hay que empatizar con las necesidades de la gente “sin miedo y sin sesgos ideológicos”. Precisó que “nuestro Gobierno ha asumido el desafío de atender esas demandas ciudadanas con convicción y ha traducido aquello en acciones de transformación concretas”. En entrevista con ElSiglo.cl planteó que “es innegable que en la última década se ha venido agudizando la crisis de confianza en las instituciones democráticas a nivel global y también en Chile” y frente a ello sostuvo que “la recuperación de la confianza es un proceso largo y requiere esfuerzos desde distintos sectores: el público, el privado e incluso el de la sociedad civil”. No dejó de advertir que “lo importante es dejar de creer que estas crisis se van a enfrentar con pura indignación, enojo o apatía política, o jugando al empate”. Sobre lo rudo que se tornó la conversación política, la geógrafa y militante del PC dijo que “el discurso de odio se ha incrementado con el avance de la ultraderecha en el mundo y con la desinformación como herramienta política”.

 

Hugo Guzmán R. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 12/10/2024. La entrevista se realizó en medio de una vorágine política continua que parece no dar respiro. Y la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo Dowling, no se detiene, y ya con un par de meses de embarazo, el cual, dijo, “va muy bien, mi bebé creciendo día a día, y si bien siento lo propio del cansancio del embarazo, espero mantenerme muy activa hasta el último día antes de mi prenatal”.

Vorágine que, para ella, parece no incluir las especulaciones de candidatura presidencial. “Como lo he señalado, mi tarea y mi labor como ministra de Estado es estar con el Presidente hasta el último día. Estamos enfocados como Gobierno en avanzar por un país con mayor justicia y cohesión social”, afirmó.

Geógrafa de profesión, militante del Partido Comunista (PC), la ministra lleva dos años al frente del Ministerio Secretaría General de Gobierno donde junto a vocerías permanentes, asume desafíos en comunicaciones y, sobre todo, reivindicar la labor social y de transformaciones de la administración de Gabriel Boric. Tarea nada fácil dadas las características del escenario nacional.

Consultada si frente a la dinámica política y comunicacional no sería bueno instalar “las mañaneras” que está haciendo a diario la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, Camila Vallejo contestó que “hacemos una ‘mañanera’ todos los lunes en la vocería de Gobierno desde La Moneda, y diariamente contestamos las preguntas de la prensa en el territorio o en espacios de entrevistas”.

Eso, en un ambiente donde la conversación política está bastante ruda y en no pocas ocasiones cruzada por lo grotesco. “Comparto con la ex presidenta (Michelle) Bachelet que el clima del debate político está muy tóxico. Falta escuchar más y no hacer como que se escucha”, indicó la ministra.

Y señaló: “Hoy, los incentivos están puestos en el conflicto, en el ataque y muy poco en la capacidad de hacer síntesis de las distintas posiciones. Creo que el discurso de odio se ha incrementado con el avance de la ultraderecha en el mundo y con la desinformación como herramienta política. Aún así, creo que la política está para enfrentar estos mismos problemas y siempre hay y habrá buenos ejemplos sobre los cuales construir esperanza”.

¿Usted comparte que, además, hay una crisis de la institucionalidad, teniendo en cuenta el Caso Hermosilla, los casos de jueces y fiscales, la continua baja valoración de las entidades políticas?

Es innegable que en la última década se ha venido agudizando la crisis de confianza en las instituciones democráticas a nivel global y también en Chile. Hoy, a la falta de credibilidad en los partidos, en el Poder Legislativo y en la política misma, también se suma el Poder Judicial. Esto producto de graves casos de corrupción que se han conocido públicamente y que la misma justicia ha tenido que investigar. Lo importante es dejar de creer que estas crisis se van a enfrentar con pura indignación, enojo o apatía política, o como jugando al empate para alimentar la idea de que nada ni nadie al final vale la pena, porque lo que está en juego es la democracia misma. Como lo hemos dicho, los problemas de la democracia se enfrentan con más democracia y no con menos. Sabemos que las crisis, también, son una oportunidad para provocar cambios que a la larga pueden ser beneficiosos para las personas y para la convivencia democrática. En ese sentido, quiero resaltar que, como Gobierno, estamos comprometidos y trabajando en profundizar nuestra institucionalidad democrática, impulsando reformas estructurales que fortalecen la transparencia, la rendición de cuentas y la capacidad de persecución de los delitos de cuello y corbata, para fortalecer el muro de contención frente a las injusticias y los abusos. Ahí están los proyectos contenidos en la agenda de probidad, la ya aprobada ley de delitos económicos o de cumplimiento tributario, el proyecto de inteligencia financiera para levantar el secreto bancario, o la próxima reforma al sistema de nombramiento en el Poder Judicial. Estamos actuando para que las instituciones realmente sirvan al pueblo con transparencia y justicia.

“Hemos logrado avances muy significativos en derechos sociales que parecían imposibles”

Sé que la respuesta no recae sólo en usted o el Gobierno pero ¿qué hacer para que la ciudadanía recupere confianza y credibilidad en las instituciones?

La recuperación de la confianza es un proceso largo y requiere esfuerzos desde distintos sectores: el público, el privado e incluso el de la sociedad civil. No es tarea fácil porque siempre depende de la correlación de fuerzas que se va construyendo y hoy más que nunca en la calidad, ética e integridad del debate público. Pero creo que en la medida en que logramos que el sistema democrático se fortalezca con mejor participación, transparencia y rendición de cuentas, que se avance en mejor desarrollo productivo, en distribución de la riqueza y en mejorar el acceso a los derechos sociales para todos y todas, es posible recuperar las confianzas. Es lento pero estoy segura que se puede. Chile sigue demandando cambios profundos y graduales, eso significa fijar un camino, y que cada paso que se dé, se note y se valide en la vida de las personas.

Desde el Gobierno hemos desplegado una ambiciosa agenda que amplía y garantiza derechos para las personas, como la Ley de 40 horas, Copago Cero, el Chile Cuida, el Royalty Minero para todas las regiones del país, la reforma de pensiones, el plan de emergencia habitacional que no es sólo con mejores viviendas sino con mejores barrios, además de la propuesta de fin al CAE. Estas son reformas que creemos que son profundas y permitirán construir una sociedad más justa. Todas esas agendas de trabajo vienen acompañadas, como lo mencionaba anteriormente, de propuestas para aumentar la probidad en el sistema político y judicial. Además, creemos que es clave fortalecer la participación ciudadana en las decisiones públicas y garantizar que la voz de la ciudadanía esté siempre presente en la construcción de las políticas que nos permitan avanzar hacia un Chile más justo. Así lo hemos hecho, con los diálogos participativos que hicimos en el Gobierno para el sistema de cuidados, la reforma de pensiones y tributaria. También desde la División de Organizaciones Sociales, parte del Ministerio que me toca dirigir, hemos realizado más de 300 encuentros participativos, alcanzando a más de 35 mil personas a nivel nacional.

¿Qué balance hace de los avances en derechos en lo que va de Gobierno?

Diría con total seguridad que hemos avanzado a pesar de las dificultades, las emergencias y lo obstruccionista que han sido sectores reaccionarios. Esto lo digo con sentido de realidad a pesar de los agoreros y pesimistas de lado y lado, a los cuales les resulta conveniente siempre, siempre ver el vaso medio vacío de la historia. Recordemos que cuando asumimos como Gobierno, Chile vivía las consecuencias económicas y sanitarias de la pandemia, es decir, con una inflación que se disparaba y con listas de espera que se abultaban, con una migración descontrolada y un crimen organizado que se venía incubando durante años, sin contrapesos del Estado. Todo esto sumado a una alta conflictividad política y social que se esperaba resolver en el proceso constituyente y un Parlamento donde la oposición era y sigue siendo mayoría. Con todo, con el Gobierno de nuestro Presidente Boric hemos logrado no sólo bajar la inflación y hacer la inversión más grande de la última década en seguridad, también hemos logrado avances muy significativos en derechos sociales que parecían imposibles. El Copago Cero fue implementado a pesar de que el exministro (Jaime) Mañalich vociferaba en todos los medios que era ilegal, y hoy más de 1,5 millones de personas, que aún siendo FONASA, antes tenían que copagar en el sistema público de salud. Ahora estos chilenos pueden acceder de forma totalmente gratuita, ahorrá​ndose miles de millones de pesos y de paso fortaleciendo la red de atención pública de salud. El Plan de Emergencia Habitacional también ha mejorado el acceso al derecho a la vivienda digna, ya hemos construido más de 142 mil viviendas y con el aumento de recursos propuestos en la ley de Presupuestos 2025 buscamos seguir cumpliendo para alcanzar la meta de 260 mil viviendas al término de mandato. Pero esto no se ha tratado sólo de números o cantidad de hogares, el sello ha estado en mejorar el tamaño y calidad de las viviendas dejando atrás la política habitacional de los 90 y, junto con ello, la construcción de barrios más integrados y que permitan la vida en común. Eso es lo que permite un cambio en la trayectoria de vida de miles de trabajadores y familias que hoy pueden llegar a descansar a su hogar, que pueden hacer familia y que pueden tener espacios dignos para vivir y hacer vida social.

En este mismo sentido, cuando hablo de avanzar en cosas que parecían imposibles, es que también son grandes ejemplos las 40 Horas y el alza del salario mínimo a 500 mil pesos, que representa la mayor alza en 29 años, impactando a alrededor de 800 mil trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Estas políticas contribuyen a un trabajo decente y que busca que no existan trabajadores asalariados que se encuentren por debajo de la línea de la pobreza. Hemos ido creando un sistema de cuidados, entre otras cosas, con centros comunitarios que antes no existían, creando así un cuarto pilar de la política de protección social. Asimismo, hemos hecho una inversión histórica en la mejora de la infraestructura escolar, los municipios ahora no tienen que competir entre ellos por los recursos que se entregan desde el nivel central para seguridad, el Royalty Minero está empezando a hacer justicia territorial, sobretodo con las históricamente postergadas comunas mineras, y podría mencionar más ejemplos. La reforma previsional sigue avanzando y esperamos prontamente vea la luz. La convicción de nuestro Gobierno sigue intacta: estamos convencidos de que como país debemos garantizar pensiones dignas hoy, y ahí es importante que la ciudadanía se mantenga informada de los avances, atenta a lo que pasa.

“Es un error garrafal reducir la revuelta social a un mero ‘estallido de violencia delictual’”

¿Cómo mira en perspectiva la revuelta social de 2019 y la disputa del carácter que tuvo? ¿Cómo se para el Gobierno ante los cinco años del 18/O?

El 18 de octubre fue la expresión de un malestar profundo que se venía incubando hace décadas y cuyas causas en su mayoría siguen vigentes. Por lo mismo, es un error garrafal pretender reducir la revuelta social a un mero “estallido de violencia delictual”. Reducir la reflexión sobre este momento a la violencia es pretender tapar el sol con un dedo. Digo esto porque durante los días posteriores al 18 de octubre había un consenso bastante transversal, incluso en la derecha política y económica, que hoy muchos parecen olvidar. Declaraciones sobre la necesidad de cuestionar o renunciar a privilegios, reducir la desigualdad, distribuir mejor la riqueza, responder a las demandas sociales o incluso hablando de lo genuino y auténtico de la expresión de millones en las calles. Hoy, tristemente a mi parecer, vemos que quienes participaron de esa reflexión han cambiado radicalmente su discurso y han querido reducir la protesta y las demandas sociales a los episodios de violencia que ocurrieron. Es necesario retornar a esa empatía y a esa escucha de las legítimas demandas de la ciudadanía, sin miedo y sin sesgos ideológicos.

Podemos acordar que rechazar la violencia del estallido, condenar las violaciones a los derechos humanos y resaltar la legitimidad de las demandas sociales del estallido, no son posturas excluyentes. Podemos tapar el sol con un dedo o podemos con altura de miras seguir avanzando en las transformaciones que el pueblo sigue demandando, sin perder de vista que esas urgencias sociales son nuestro norte. Nuestro Gobierno ha asumido el desafío de atender esas demandas ciudadanas con convicción y ha traducido aquello en acciones de transformación concretas: mejores pensiones y condiciones laborales, acceso a salud y vivienda digna, el fin del CAE (Crédito con Aval del Estado), recursos naturales para los chilenos mediante el royalty y la Estrategia Nacional del Litio, entre otros.

Lo importante a cinco años de la revuelta de octubre, es que todos los sectores nos hagamos cargo del malestar vigente, pensando cómo las sociedades van evolucionando y cómo dejamos un mejor país para las nuevas generaciones.

¿Que le vaya bien o mal al oficialismo en las elecciones de octubre, cómo impactará en el Gobierno?

Las elecciones son siempre un momento clave de la democracia y lo que esperamos es que se exprese una amplia participación ciudadana. Pero es importante reiterar que nuestro Gobierno, como siempre, seguirá trabajando en cumplir sus compromisos y haciendo avanzar la agenda de transformaciones, independientemente del resultado electoral. Nuestro Gobierno no se pierde, cada año se han realizado elecciones y justamente por eso nuestro trabajo no se detiene. Continuaremos trabajando por los derechos sociales, la justicia y la seguridad, además de buscar acuerdos transversales porque los desafíos ciudadanos siguen latentes, y nuestro compromiso es responderles a las personas.

“Avanzar hacia un ecosistema mediático más diverso y plural”

Usted está a cargo de la política de comunicaciones. Hay asuntos controversiales y desafiantes como la política para TVN, los medios públicos, la pluralidad en el sistema de medios, la desinformación, la IA. ¿Está satisfecha con lo realizado, logró los objetivos planteados, hay asuntos al debe?

Nuestro Gobierno está comprometido en fortalecer la democracia y avanzar hacia un ecosistema mediático más diverso y plural, que cuente con herramientas para combatir el fenómeno de la  desinformación. El trabajo que hemos hecho ha rendido importantes frutos, por ejemplo, ser sede mundial de la Conferencia Internacional del Día Mundial de la Libertad de Prensa 2024, el avance del proyecto de ley de protección de periodistas o el avance de nuestro país en 31 puestos del índice mundial de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras. Esto viene a enfrentar con trabajo, hechos y datos los prejuicios que se tienen sobre el vínculo entre los gobiernos de izquierda y la prensa.

Sobre Televisión Nacional de Chile, el Gobierno del Presidente Boric ha decidido presentar indicaciones a un proyecto de ley para fortalecerlo y que lo habilite para los nuevos tiempos. Creemos que nuestro Canal Público debe tener una ley que le permita avanzar, sin un chaleco de fuerza que se lo impida. En este sentido, hacemos énfasis en su misión pública, la que proponemos que sea financiada en parte por el Estado. Financiamiento que no recibe hoy en día, integrando mayores mecanismos de control y de rendición de cuentas. Además de hacer una gobernanza moderna y acorde a la realidad mundial y otorgándole derecho a voto al representante de los trabajadores del Canal en el directorio.

Creo que es importantísimo el trabajo que hemos hecho contra la desinformación, hoy muchos la emplean para generar climas de odio, que buscan erosionar la democracia mediante mentiras creadas y difundidas deliberadamente. Para combatir esto, hemos tenido iniciativas como la creación de la Comisión Asesora Contra la Desinformación, el unirnos al equipo de trabajo integridad en la información de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Además del diseño y difusión de una campaña comunicacional y charlas que he realizado en diferentes universidades, también a funcionarios públicos y mujeres jefas de hogar, que buscan que las personas aprendan a “Aguantar, chequear y compartir”.