En entrevista con El Siglo, el exministro y candidato a diputado del Partido Comunista por el distrito 8 (Estación Central, Maipú, Cerrillos, Pudahuel, Quilicura, Lampa, Tiltil y Colina) sostuvo que la propuesta programática de la candidata presidencial Jeannette Jara se hace cargo de las demandas más sentidas por las personas en materia de seguridad, salud, vivienda y empleo. También se refirió a la buena acogida que ha percibido de parte de la ciudadanía hacia su candidatura y hacia la de la abanderada de la centroizquierda y el progresismo. En ese sentido, indicó que “Jeannette Jara encarna la esperanza del pueblo de Chile” y “su candidatura representa un momento histórico porque es una expresión amplia de unidad política y social, que muestra la capacidad resiliente del pueblo chileno de sobreponerse a las tendencias regresivas de América Latina. Por eso es tan importante para Chile y para el mundo el triunfo de este proyecto encabezado por ella”, indicó.
Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. El Siglo. 18/10/2025. En el marco de la conmemoración de la Revuelta Social de octubre de 2019, más conocida como Estallido Social, en el último tiempo se ha intensificado el discurso de que el Estallido ha envejecido mal, pero para otros lo que ha envejecido mal es la memoria colectiva sobre todo lo que el estallido significó, entre ello, masivas movilizaciones de la ciudadanía a lo largo del país por demandas sociales no resueltas, graves violaciones a los derechos humanos y dos procesos constituyentes, en uno de los cuales usted fue convencional electo para la redacción de una nueva Constitución. ¿Cuál es su mirada en retrospectiva de la revuelta del 2019? Y en el escenario actual, ¿cuál es el nivel de relevancia de la movilización social en democracia, para lograr respuesta a demandas ciudadanas?
En primer lugar, persiste la dificultad de caracterizar con precisión lo ocurrido en octubre de 2019 -ya sea como estallido, revuelta o protesta-. No es un asunto meramente semántico, sino una disputa política y de sentido: cada denominación refleja una mirada distinta sobre sus causas, actores e impactos.
Esa disputa muestra que lo vivido fue un fenómeno polifónico, territorial y multisectorial, cuya interpretación sigue abierta. Nombrar es también narrar, encuadrar y definir qué queda dentro y qué queda fuera de la memoria colectiva.
En segundo lugar, lo ocurrido en 2019 no puede reducirse a episodios de malestar pasajero. Fue una irrupción ciudadana que tensionó los límites del sistema político, visibilizando deudas estructurales en derechos sociales, representación territorial y respeto a la dignidad individual y colectiva.
En ese sentido, las causas de la movilización siguen plenamente vigentes; lo que ha cambiado es el esfuerzo de ciertos sectores por minimizar sus alcances y reducirlos únicamente a problemas de orden público, omitiendo las motivaciones profundas que dieron legitimidad a esa expresión ciudadana.
En retrospectiva, octubre de 2019 abrió un ciclo político que derivó en un proceso constituyente inédito, con mecanismos de integración democrática y de participación ciudadana directa. Fue un hito institucional y político de gran relevancia. Ese proceso enfrentó resistencias estructurales, campañas de desprestigio y también cometió errores propios que limitaron su fuerza simbólica y comunicacional.
Aun así, el debate por transformaciones profundas no quedó clausurado tras la derrota del Apruebo; al contrario, se mantiene abierto y nos desafía a revisar las condiciones sociales y políticas para avanzar en cambios legítimos, viables y con pertinencia social.
Respecto al rol de la movilización social en democracia, considero que es esencial. Ningún proceso transformador se ha desarrollado en la historia sin expresión ciudadana. La participación popular otorga legitimidad a los cambios y no debe verse en tensión con la institucionalidad, sino como una articulación necesaria. Las instituciones adquieren credibilidad cuando son capaces de canalizar y responder a las demandas sociales, no cuando las neutralizan o bloquean.
Hoy el desafío es reconstruir un sentido colectivo para Chile. Eso exige no olvidar las graves violaciones a los Derechos Humanos registradas en ese período, pero también volver a preguntarnos qué país queremos construir.
Nuestro desafío es claro, Jeannette Jara encarna la esperanza del pueblo de Chile. Junto a ella debemos construir una mayoría social y parlamentaria capaz de transformar la frustración y el malestar en cambios profundos y duraderos: en el Estado, en la sociedad y en la vida de cada familia.
Pasando a la contingencia, ¿qué opina de la crisis generada por el error de cálculo en las tarifas eléctricas, que derivó en que el Presidente Gabriel Boric pidiera la renuncia al ministro de Energía, Diego Pardow?
La renuncia del ministro Pardow era una medida necesaria. Había responsabilidad política en una situación que daña los presupuestos familiares en nuestro país. Sin ir más lejos, en el distrito 8 donde yo aspiro a ser diputado, están impactados por el doble cobro del IPC y un adicional, que fue lo que se develó por la Comisión Nacional de Energía, y que impacta negativamente en 1 millón 700 mil personas, lo que se traduce en 556 mil hogares. Entonces es un daño muy fuerte.
Por eso es tan importante la proposición de Jeannette Jara, de que en su gobierno se va a disminuir las tarifas eléctricas renegociando los contratos, a partir disminuir en un 20 por ciento el cobro por costos esenciales a las familias. Es una medida necesaria y que se sitúa en el alto costo de la vida que tienen acumuladas las familias en Chile y que no puede seguir cursando de esa manera. Es una medida muy contingente que se adelanta a esta situación.
Por lo que se ha conocido en la prensa el decreto viene del gobierno del Presidente Piñera y eso también es grave porque hay una responsabilidad política que antecede al gobierno del Presidente Boric. Pero lo importante es que el Gobierno tomó medidas correctivas y también es importante que haya indemnización y disminución de tarifas por el daño ocasionado en los presupuestos de las familias.
Chile lidera la crisis de salud mental en el mundo. Así lo indica un reciente estudio de la agencia internacional IPSOS, en el que el 68 por ciento de las y los chilenos encuestados la identifica como el mayor problema de salud, una cifra que supera en 23 por ciento el promedio global (45%). El 70 por ciento señaló que ha sentido depresión y el 78 por ciento que vive con estrés a diario. ¿Existe de su parte un compromiso para impulsar medidas legislativas destinadas a mejorar la salud mental en el país?, ¿el programa de gobierno de Jeannette Jara contempla propuestas al respecto? Le consulto dada su formación profesional como psicólogo.
Son muchas las prioridades sociales que hay que enfatizar y que hay que dar respuestas con políticas públicas efectivas que cambien la vida a las personas. Chile tiene un problema de desigualdad crónico, estructural y que, pese a los logros y los avances en políticas sociales como la Gratuidad en la educación superior, la ley de Royalty que distribuyó dineros, la ley de Copago Cero en salud pública, el aumento del salario mínimo desde los 300 mil a los 529 mil pesos, las desigualdades en Chile y la concentración económica se siguen acentuando.
Son muchos los indicadores que muestran un conflicto en las esfera emocional y psicológica, que lejos de atenuarse ha ido aumentando. Todavía se viven los efectos de la pandemia y a eso se agregan los efectos de una sociedad altamente desigual y asimétrica. Una política de salud mental debe ser una prioridad sostenida por el Estado y mi compromiso de resultar electo diputado por el distrito 8 es con la salud pública y con la salud mental.
Para ello es necesario poner el énfasis en el crecimiento económico, pero con un proyecto transformador que permita que ese crecimiento llegue al conjunto de las familias chilenas. Tienen que haber políticas redistributivas y la principal política redistributiva son los salarios.
Por eso avanzar hacia un ingreso vital de 750 mil pesos es una medida del todo necesaria y justa. Son muchas las familias que no llegan a fin de mes, que viven endeudas y que esas tensiones se traducen en problemas de salud mental.
Hay que propiciar crecimiento económico, redistribución, empleo decente formal y con sueldos justos. Y por eso también respaldo y creo que debe ser una prioridad del próximo gobierno la negociación ramal o multinivel, para avanzar en más derechos para las y los trabajadores.
En segundo lugar, creo que la segunda mayor preocupación de la ciudadanía es la seguridad pública. Pese a que el actual gobierno, nuestro gobierno, ha destinado más presupuesto económico para financiar las políticas de seguridad pública y a que se han promulgado más leyes para la persecución del delito y del crimen organizado, la gente vive insegura, especialmente en los sectores más humildes.
Hay que desarrollar una política contra el crimen organizado y el narcotráfico que contemple la persecución del dinero sucio a través de la liberación del secreto bancario. También es indispensable establecer más decomisos de armas y ampliar la dotación de carabineros, redistribuyéndolos equitativamente en los territorios.
Esto, porque la seguridad pública es un derecho social habilitante de otros derechos. Quienes estén privados de seguridad pública, están privado de otros derechos, porque no los puede ejercer con tranquilidad. Por ejemplo, quien no se pueda desplazar en la mañana desde su casa al consultorio por riesgos en seguridad pública, está privado de seguridad y protección, pero a la vez de salud y de trabajo.
Una política pública que mejore la calidad de vida de la gente debe apuntar también a la construcción de más hospitales y más centros de atención primaria, como los Cesfam (consultorios) y los Cosam (Centros Comunitarios de Salud Mental), apuntar a la regulación del precio de los medicamentos, porque son muy costosos y lesionan gravemente el presupuesto familiar; a la distribución gratuita de los medicamentos en los domicilios de las y los adultos mayores, al aumento de especialistas en la salud pública y a una mayor infraestructura para tomar exámenes, lo que tendría un impacto directo en reducir las listas de espera.
Y claramente es necesaria una política que permita tener un sistema nacional de cuidados efectivo. Son muchos los padecimientos y agobios que tienen las familias con personas que requieren cuidados especiales. El Estado tiene que saber apoyarlas. El estipendio que se le entrega a una cuidadora -en su mayoría son mujeres- es muy bajo, son 32.000 pesos, monto que por lo demás no se les otorga a todas. Por eso, respaldo el planteamiento de Jeannette Jara de aumentar ese subsidio o estipendio a 160.000 pesos, así como que las personas cuidadoras de otras con dependencia, paguen la mitad de la tarifa del transporte público.
También es prioritario mejorar la calidad de vida de las familias con la implementación de una política de vivienda que se vaya robusteciendo para disminuir el déficit habitacional. El compromiso de nuestra candidata presidencial apunta a construir 260.000 viviendas y refaccionar 140.000. Se requiere también un “hipotecazo” para las y los jóvenes, que les permita a los que no califican para el Registro Social de Hogares, pero tampoco para las exigencias de la banca privada, tener apoyo del Estado. La vivienda en Chile es un derecho histórico y mi compromiso como diputado y el compromiso de Jeannette Jara es para la vivienda de las chilenas y los chilenos.
Otras iniciativas dirigidas a mejorar la calidad de vida y el presupuesto de las personas y de las familias, son reducir la tarifa eléctrica en un 20 por ciento y crear el programa Sonrisa Sana para otorgar atención dental a las mujeres, medida que en el distrito 8 tendría un impacto positivo en 622.000 mujeres. Es un compromiso de nuestra candidata y es mi compromiso si resulto electo diputado.
En relación al proyecto de ley de presupuesto nacional para el 2026, que presentó el Gobierno en el Congreso, ¿qué opina de que haya establecido la suspensión de la Glosa Republicana, ítem que corresponde a los fondos de libre disposición que deja un gobierno para que una nueva administración los pueda usar en sus primeros meses?
Me parece que no es una buena medida y espero que en el Congreso se reponga porque Jeannette Jara haría uso de esa “glosa republicana”, especialmente en las tareas de reconstrucción donde ha habido incendios y devastación.
Es una glosa que permite establecer prioridades políticas para el gobierno entrante y no tenerla sería una debilidad para el futuro gobierno de Jeannette Jara.
“Estamos en un momento histórico”
¿Qué lo motivó a postularse como candidato a diputado en las próximas elecciones parlamentarias de noviembre?
Me moviliza la posibilidad de que Chile profundice los cambios necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas bajo el liderazgo de Jeannette Jara. Creo que sería una gran contribución a revitalizar y tomar la iniciativa de los cambios sociales, y cuento con la experiencia que fundamenta esa posición.
He hecho una vida vinculada a las luchas sociales y a la defensa de los derechos de las personas, de las familias y de las comunidades, ejerciendo una profesión vinculada a ello, particularmente en psicología, haciendo terapia a niñas y niños víctimas de agresiones graves.
Mi trayectoria se inicia en los años ’80, al ingresar a las Juventudes Comunistas en 1986, haciendo resistencia a la feroz dictadura de Pinochet. En la Universidad de Santiago fui activo militante y organizador de las luchas sociales para la recuperación de la educación pública como un derecho social. Me tocó ser parte de ese movimiento estudiantil que se enfrentó a las políticas neoliberales durante la transición política.
En consecuencia, estoy convencido de que cuento con la experiencia, el compromiso, las convicciones y las ideas necesarias para fortalecer nuestra democracia, ampliar los derechos sociales y proyectar un futuro más justo y digno para Chile.
En este mes de campaña ¿cómo ha percibido la respuesta de la ciudadanía hacia su candidatura y hacia la de la abanderada Jeannette Jara?
La ciudadanía va incrementando su apoyo a Jeannette Jara, lo percibo en el diálogo social, en la conversación pública, en el intercambio con las y los vecinos, y también percibo el apoyo que se expresa hacia mi candidatura. He recibido muestra de mucho apoyo, de mucha empatía y de convicciones de querer votar por mi propuesta y por la propuesta que representa el Partido Comunista de Chile.
Me encuentro optimista frente a este desafío político electoral. Como he vivido, estudiado y trabajado en Maipú, Cerrillos, Estación Central y Pudahuel, que son comunas del distrito 8, conozco su realidad, tengo raíces en ellas, lo que me permite además de diagnosticar, tener ideas pertinentes para los cambios que se requieren en el distrito.
Hay quienes señalan que el programa de gobierno de Jeannette Jara es lo más socialdemócrata que han visto. ¿Cuál es su mirada sobre esta apreciación?
Las etiquetas no son buenas y no son vanas. El programa de Jeannette Jara responde a la visión compartida y a la visión complementada de nueve partidos distintos. Ésta es la coalición de partidos que sustenta la candidatura presidencial más amplia en la historia de Chile. Es incluso más amplia que la que sustentó a la Nueva Mayoría.
De manera que la candidatura de Jeannette representa la candidatura del progresismo, donde se conjugan y cohabitan partidos con identidades, trayectorias y doctrinas distintas, con experiencias e historias de lucha distintas, pero que tienen propósitos comunes que están puestos en la justicia social, en el combate a la desigualdad, en las libertades personales y en los derechos sociales. En consecuencia, su programa de gobierno responde a esa pluralidad de partidos, consolidando una idea progresista.
La derecha junto a sus medios hegemónicos instaló en un inicio el discurso que en una eventual segunda vuelta la competencia iba a ser entre dos candidatos de derecha. Ahora han sido majaderos en señalar que en una segunda vuelta gana un candidato de oposición, sin considerar que una segunda vuelta es prácticamente una nueva elección y que es difícil, si no imposible, predecir el comportamiento de los electores en ella. Por cierto, sin considerar que en general, en las últimas elecciones, las encuestas no le han atinado precisamente.
Por mucho tiempo los analistas políticos y las encuestadoras hablaban de dos candidatos de derecha pasando a segunda vuelta. Esa idea que es delirante fue divulgada y difundida ampliamente y no se corrobora en la realidad.
La fragmentación de la derecha no es sólo electoral, sino que también es una fragmentación política. Y lo que define esta elección son los 5 millones de votantes obligatorios que ingresan por primera vez al padrón electoral y que no tienen adhesión a algún sector político en específico, sino que más bien se inclinan por las ideas que le hagan sentido común. Eso hace que la elección esté abierta.
Muchas encuestan reflejan que uno de cada cuatro personas, entre el 20 y el 25 por ciento del universo de electores, mantiene indefinida su opción presidencial. En ese cuadro, la principal candidatura, la que acumula la más alta adherencia social y la que tiene más apoyo y respaldo ciudadano es la de Jeannette Jara, y lejos de estancarse está creciendo.
Por lo tanto, cada día se abren más posibilidades de que Jeannette Jara consolide la mayoría en primera vuelta y también en la segunda, con altas posibilidades de ser la presidenta de Chile. Pero para eso se requiere que quienes respaldamos su candidatura salgamos de la zona de confort y disputemos ideas en quienes no están convencidos, en quienes tienen dudas y en quienes no se interpretan aún con el proyecto. Depende de nosotros tener esa capacidad de persuadir con ideas.
¿Qué le diría a quienes están desplegados en los territorios, en los barrios, haciendo campaña por Jeannette Jara y que deben dialogar con los trabajadores por cuenta propia, con quienes viven del trabajo informal?, ¿cómo convocar a esos electores a votar por la abanderada de la centroizquierda y el progresismo?
El programa de Jeannette Jara se hace cargo de los dolores de nuestro país, de los problemas en salud, en vivienda, en educación, en seguridad pública y se hace cargo de la ausencia de ingresos de las familias para llegar a fin de mes.
En ámbito laboral el programa de Jeannette Jara tiene propuestas que son pertinentes para el Chile que vivimos. Plantea la formación en competencias productivas de 450 mil trabajadores y trabajadoras, la formación en competencias digitales avanzadas de 150 mil trabajadores, la creación de un sistema de cuidados que permita compatibilizar en co-responsabilidad la vida familiar con el trabajo, y propone la creación de una agencia nacional de empleo que capacite, certifique y permita formalizar e insertar laboralmente a los trabajadores por cuenta propia, propiciando sueldos justos.
Algunos analistas afirman que la caída del corrupto gobierno de Dina Boluarte en Perú; la derrota de la derecha en las elecciones provinciales de Buenos Aires, que presagian un nuevo triunfo opositor en los próximos comicios parlamentarios en Argentina; la prisión de Bolsonaro y la desaparición de la derecha en Brasil; y el faro de dignidad que representan los gobiernos de México y Colombia, preocupan al imperialismo y a las derechas latinoamericanas. ¿Hay esperanza de que en Chile podamos revertir el auge de la extrema derecha?
Ya se iniciaron en la región las tendencias regresivas de los proyectos de extrema derecha y creo que en el caso de Chile estamos en un punto de inflexión entre la consolidación de una visión de extrema derecha, que sería una regresión histórica para Chile, y la profundización de un proyecto progresista encabezado por Jeannette Jara, que es lo que creo que va a consolidarse finalmente.
¿Estaríamos entonces en un momento histórico?
La candidatura de Jeannette Jara representa un momento histórico porque es una expresión amplia de unidad política y social, muestra la capacidad resiliente del pueblo de Chile de sobreponerse a las tendencias regresivas de América Latina y el mundo.
Por eso es tan importante para Chile y para el mundo el triunfo de este proyecto encabezado por Jeannette Jara.