El académico Alfredo Riquelme advirtió que “las relaciones entre los liderazgos presidenciales y sus partidos políticos nunca han sido fáciles, ni en Chile ni en el mundo” y anotó que “lo nuevo en la actualidad es que, por primera vez en la historia política del país, es el PC el que enfrenta ese desafío de lograr acuerdos y gestionar diferencias con un liderazgo surgido de sus filas”. El historiador Rolando Álvarez apuntó a que “no solo el Partido Comunista, sino que el resto de las colectividades tienen todo el derecho de mantener su autonomía y las definiciones político-ideológicas que su conducción y el conjunto de su militancia estime conveniente. Nadie le pidió a la Democracia Cristiana que abandonara el humanismo-cristiano para poder apoyar a Jara, o que socialistas o el PPD dejen atrás sus enfoques ligados a la socialdemocracia”. El diputado comunista Luis Cuello, indicó que la candidata presidencial “ahora tiene una tarea distinta, no actúa sólo como militante comunista, en función de la representación que ella tiene ahora, desde luego que tiene que articular y recoger las distintas visiones de los partidos que la respaldan y son parte de la coalición”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 23/8/2025. “Como Partido Comunista de Chile, tenemos plena claridad que esta candidatura, respaldada por el mandato ciudadano expresado en las primarias, debe ejercer con autonomía el liderazgo del proceso que se abre”. Es parte de un comunicado del Pleno del Comité Central de la colectividad emitido a inicios de julio, con lo que se concretó la tesis de que Jeannette Jara, la candidata presidencial, podría actuar con autonomía de su partido, ya que convoca a una “amplia y generosa” cantidad de “fuerzas políticas, sociales, sindicales, territoriales y ciudadanas”.
Una situación que derivó en una interrogante o inquietud, respecto a que si, considerando aquello, el Partido Comunista, a su vez, puede tener autonomía de la candidatura para expresar posiciones respecto a distintas materias. Una reflexión considerada por analistas como sana y necesaria, contraria a querer ocultar ese tipo de factores.
En la evidencia internacional, los partidos comunistas de España, Uruguay o Portugal mantienen posicionamientos en ocasiones diferenciados de sus candidaturas presidenciales o de planteamientos de los gobiernos en los que participan, sin que eso signifique un trauma o distanciamiento.
Un punto que se dio, por ejemplo esta semana, es en cuanto al aborto legal, no incluida en la propuesta de la aspirante a La Moneda pero que es una reivindicación del PC, o el objetivo de terminar con las AFP.
Porque, dicho sea de paso, a la Democracia Cristiana o al Partido Socialista, o a Acción Humanista y otras colectividades que respaldan a Jara -dentro y fuera del oficialismo-, no se les ha solicitado que renuncien a sus planteamientos programáticos. ¿Habría que exigírselo al Partido Comunista?
Claro que un punto -para algunos no menor-, es que desde la derecha y la extrema derecha y sus medios de prensa afines, se busca establecer un trauma, una herida, cuando la colectividad de la hoz y el martillo plantea algo distinto a la candidata presidencial, pese a que todo mundo sabe que Jeannette Jara aspira a la primera magistratura no sólo representando a los comunistas, sino a sectores socialdemócratas, democristianos, liberales y progresistas, lo que se define como “centroizquierda”.
“El PC habría mantenido su autonomía ganara quien ganara la primaria”
En todo este marco, Rolando Álvarez, historiador de la Universidad de Santiago, y autor de varios textos sobre la trayectoria del PC, dijo que “me parece que no solo el Partido Comunista de Chile, sino que el resto de las colectividades tienen todo el derecho de mantener su autonomía y las definiciones político-ideológicas que su conducción y el conjunto de su militancia estime conveniente. Nadie le pidió a la Democracia Cristiana que abandonara el humanismo-cristiano para poder apoyar a Jara, o que socialistas o el PPD dejen atrás sus enfoques ligados a la socialdemocracia en función de lo mismo”.
Recalcó que “en definitiva, el PC habría mantenido su autonomía ganara quien ganara la primaria, pues lo que se estaba eligiendo era una candidata o candidato de coalición, lo que implica necesariamente negociar un programa común”.
En todo caso Álvarez, en entrevista con ElSiglo.cl, precisó que “una vez dado a conocer el programa presidencial de Jeannette Jara, el Partido Comunista se ordenará tras este, tal como lo ha hecho en otras ocasiones a lo largo de su historia. Evidentemente que, si luego de dar a conocer las líneas gruesas de lo que la candidatura propondrá al país, integrantes de la dirección nacional del PC hicieran planteamientos críticos a este, sería como hacerse un autogol de media cancha”. Y enfatizó: “En base a la experiencia histórica previa que ha desarrollado el Partido Comunista, descarto que esto suceda, puesto que es una práctica ajena a la cultura partidaria”.
“Relaciones entre los liderazgos presidenciales y sus partidos políticos nunca han sido fáciles”
El historiador de la Universidad Católica y autor de libros sobre el Partido Comunista de Chile, Alfredo Riquelme, contextualizó este dilema o relacionamiento entre partidos y candidaturas presidenciales. Indicó que “las relaciones entre los liderazgos presidenciales y sus partidos políticos nunca han sido fáciles, ni en Chile ni en el mundo. En democracias pluralistas y sociedades complejas como la chilena, es imposible una articulación exenta de diferencias entre liderazgos presidenciales, partidos y ciudadanía”. Enfatizó que “en democracia, hay que lograr acuerdos y gestionar diferencias”.
En entrevista con ElSiglo.cl, expresó que “en ese sentido, la historia política democrática de Chile ha sido también la historia de las relaciones complejas de los liderazgos presidenciales con los dirigentes de sus respectivos partidos. Basta recodar los casos del presidente (Eduardo) Frei y la Democracia Cristiana entre 1964 y 1970, o del presidente (Salvador) Allende y el Partido Socialista entre 1970 y 1973, que ilustra también como la exacerbación de diferencias por parte del respectivo partido puede terminar muy mal”.
Para Alfredo Riquelme, “lo nuevo en la actualidad es que, por primera vez en la historia política del país, es el Partido Comunista el que enfrenta ese desafío de lograr acuerdos y gestionar diferencias con un liderazgo surgido de sus filas que aspira a la Presidencia de la República con la posibilidad de lograrla como candidata de una amplia coalición, considerando que, en una cultura política democrática y presidencialista como la chilena, la primacía la tiene la candidata presidencial elegida en elecciones primarias en las que obtuvo una amplia mayoría de más del 60% de la ciudadanía que se identifica con la coalición”.
“Una caricatura que el PC exija que Jara sea correa de transmisión de posturas del partido”
Apuntando a referencias y contextos, Rolando Álvarez indicó que “desde el término de la dictadura civil-militar en 1989, el Partido Comunista ha participado en todas las elecciones presidenciales apoyando distintos candidatos presidenciales. Entre 1989 y 2025, sólo una vez tuvo una candidata del propio partido, como fuel caso de Gladys Marín en 1999. Por lo tanto, la colectividad tiene una larga experiencia de comprender que, cuando se trata de candidaturas presidenciales, es normal que no exista un correlato exactamente igual entre el programa partidario, versus las posturas de la carta presidencial”.
Recordó: “Así fue en los casos del sacerdote Eugenio Pizarro, Tomás Hirsch y Jorge Arrate. Y más aún, fue la situación cuando el PC apoyó en segunda vuelta a Michelle Bachelet y a Eduardo Frei los años 2006 y 2010, respectivamente. Por lo tanto, es una caricatura interesada plantear que el Partido Comunista pretenda o exija que la actual candidata presidencial Jeannette Jara sea una especie de correa de transmisión de las posturas del partido”.
El historiador no dejó de plantear características específicas del actual escenario para el PC. “Es primera vez que una militante comunista -dijo- encabeza una alianza de fuerzas muy amplias y heterogéneas, que claramente tienen diferencias políticas e ideológicas en diversas materias, pero que se sienten parte de un mundo que podemos definir de manera laxa como la ‘centroizquierda’. Es un sector que se siente convocado por la construcción de una sociedad que logre combinar crecimiento económico con equidad social, con valores democráticos y culturales que los diferencia de la derecha y la ultraderecha”.
Y expresó que “en ese contexto, naturalmente la candidata presidencial de Jeannette Jara debe encabezar un programa de coalición, de alianza amplia, que no será el programa de un solo partido. Cada uno de estos mantendrán sus definiciones y líneas programáticas, lo que no impide que estén dispuestos a converger en un frente coalicional amplio de centro izquierda”.
Planteamientos artificiales
En entrevista con El Mercurio, el presidente de la Democracia Cristiana, Francisco Huenchumilla, hizo ver que “yo parto de un tema conceptual que es que nosotros tenemos diferencias en nuestra filosofía, y por lo tanto, si queremos ser gobierno juntos, tenemos que tener un mínimo común denominador entre nosotros que sea el programa. Cada uno baja su bandera y logra concordar con el resto, en este caso, los nueve partidos, cuál es aquello que nos une, y esta es una hoja de ruta para cuatro años”.
Eso parece tenerlo muy claro Jeannette Jara y sus equipos del comando presidencial, de allí que, por ejemplo, no se incluyera en el programa el aborto libre, algo a lo que se opone por principio la DC. Un buen ejemplo de las autonomías de los partidos, porque tanto desde el Frente Amplio como desde el PC se dijo que no bajarán esa demanda, aunque acepten que no vaya en el programa.
Rolando Álvarez recurre al tema para ejemplificar el escenario, cuando en el segundo gobierno de Michelle Bachelet le correspondió a la militante del PC, Claudia Pascual -siendo ministra de la Mujer y la Equidad de Género- sacar adelante la ley de interrupción del embarazo en tres causales. “Aunque la medida no era una ley de aborto a secas, postura que se acercaba más a los planteamientos del PC -señaló el historiador- ella actuó con impecable disciplina para defender lo prometido en el programa del gobierno, no en las definiciones partidarias. Se entendía que ella, como militante comunista, estaba cumpliendo el compromiso del PC de hacer cumplir lo prometido al país, no agendas partidarias particulares. Es por eso que la militancia comunista respaldó con entusiasmo este proyecto y sus representantes o dirigentes no salieron a criticarlo públicamente por considerarlo insuficiente”.
Todo indica que hay cuestiones programáticas de la candidatura presidencial que tienen sus diferenciaciones no sólo con el PC sino con otras colectividades, pero ello no lleva a un roce o un desmarque. De hecho, hay organizaciones como el Partido Igualdad o el Partido Popular, de la izquierda no oficial, que expresaron su respaldo a Jeannette Jara, teniendo grandes diferencias programáticas con el oficialismo.
Consultado el diputado del PC, Luis Cuello, por reiteraciones de distancias de Jara con su partido, en entrevista con ElSiglo.cl señaló que “me parece que es un planteamiento un tanto artificial, en el sentido de que Jeannette Jara, habiendo ganado la primaria y con una enorme mayoría, representa al conjunto de la coalición, al conjunto de partidos políticos que la respaldan, sumado a otras fuerzas políticas que no pertenecen al oficialismo y que se sumaron al respaldo”.
Puntualizó que “en consecuencia, ella ahora tiene una tarea distinta, no actúa sólo como militante comunista, en función de la representación que ella tiene ahora, desde luego que tiene que articular y recoger las distintas visiones de los partidos que la respaldan y son parte de la coalición”.