Esto no es, en lo fundamental, un tema de campaña política o debate comunicacional, pero la realidad del pueblo palestino y la agresión de Israel obliga a posicionamientos bien claros. Esto es un tema de la comunidad internacional, de la Humanidad, es un tema que emplaza a todos los gobiernos del mundo y donde ya ciertas palabras se las lleva el viento. Hay que tener posturas y acciones muy concretas respecto a lo que hace Israel. Posturas que enaltezcan a los gobiernos frente a un caso contemporáneo de genocidio.
“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 5/2025. El Derecho Internacional, la defensa irrestricta de los derechos humanos y condena a crímenes de lesa humanidad, la coherencia con principios básicos de la diplomacia y rechazo a acciones unilaterales y criminales, así como la acción concreta frente a estados y gobiernos que masacran y reprimen a poblaciones enteras, debe ser el comportamiento del gobierno chileno en el escenario internacional.
El Estado de Israel, y sucesivos y actual gobierno, violan todos esos preceptos. El Ejército y organismos de Inteligencia de ese país, el Primer Ministro y autoridades israelíes, ejecutan y promueven actos abusivos y criminales, operaciones de exterminio, combaten la entrega de ayuda humanitaria y atizan acciones para provocar hambruna, ordenan y efectúan continuos bombardeos y ataques dirigidos contra civiles que dejan como víctimas principalmente a niñas-niños y adolescentes y mujeres, atacan premeditadamente hospitales, agreden a misiones diplomáticas y de Naciones Unidas, suman decenas de periodistas ejecutados, así como una larga lista de atrocidades comprobadas y denunciadas por organismos internacionales y cientos de gobiernos de todo el mundo.
El blanco de todo aquello es el pueblo palestino y la intención de exterminar a esa población y apropiarse del territorio de Palestina. Ya se enorgullecían autoridades israelíes de tener en sus manos, a costa de una política violenta e inescrupulosa, más del 70% del territorio de Gaza.
Israel rompió todos los límites humanitarios, diplomáticos y del Derecho Internacional aún en situación de conflicto. La síntesis es dramática: más de 50 mil palestinas y palestinos asesinados, la mayoría menores de edad y mujeres, miles de bebés y niñas y niños al borde de la muerte por falta de alimentos y medicinas, y toda una nación acosada y bombardeada.
El mundo sigue conociendo testimonios como el de médicos gravemente heridos por la metralla israelí, que sufrieron la muerte de sus hijas e hijos por ataques dirigidos hacia ellos por tropas de Israel.
Frente a resoluciones y peticiones de la UN, frente a exigencias de entidades internacionales de derechos humanos, frente a planes de organismos proveedores de alimentos y medicinas, frente a las exigencias de gobiernos de todos los continentes, frente al llamado del papa e iglesias de distinto signo, el Gobierno de Israel reacciona con hostilidad, prepotencia y ceguera. Sus militares, en un hecho reciente, dispararon contra un grupo de diplomáticos latinoamericanos, árabes y europeos. Está claro que los israelíes tienen un objetivo propio que pasa por encima de cualquier consideración de la comunidad internacional y de valores humanos universales.
Frente a eso, a estas alturas se requieren acciones muy concretas. De allí que, en el caso de Chile, haya sido totalmente pertinente el retiro de agregados militares chilenos desde Israel, sobre todo considerando el papel que están jugando en todo esto las fuerzas militares israelíes. Lo que viene, es irremediable. Deben romperse las relaciones diplomáticas con ese país. No se debe tener relaciones diplomáticas con un gobierno explícitamente genocida, no hay más. Es un asunto de alcance político y diplomático pero, sobre todo, humanitario. Es imposible tener vínculos normales con un Estado y un gobierno que practica el genocidio, el exterminio, la masacre y busca aniquilar a una nación.
Esto no se puede degradar al nivel que lo hizo una candidata de la derecha chilena que quiere atribuir todo esto a cálculos políticos. Considerando que la derecha y la extrema derecha de este país no entrega una postura explícita de condena al Estado de Israel, no estuvo de acuerdo con el retiro del personal militar chileno, y mira para el lado ante las noticias y evidencias de la masacre del pueblo palestino, con pocas excepciones, entre las que no se cuentan las candidaturas presidenciales de esos sectores.
Por el contrario, dando argumentos sólidos y manejando datos de la realidad, la candidata presidencial Jeannette Jara, sumándose a personalidades internacionales, planteó que ella, si llega al gobierno, romperá relaciones con el gobierno israelí.
Obviamente que esto no es, en lo fundamental, un tema de campaña política o debate comunicacional, pero la realidad del pueblo palestino y la agresión de Israel obliga a posicionamientos bien claros. Esto es un tema de la comunidad internacional, de la Humanidad, es un tema que emplaza a todos los gobiernos del mundo y donde ya ciertas palabras se las lleva el viento. Hay que tener posturas y acciones muy concretas respecto a lo que hace Israel. Posturas que enaltezcan a los gobiernos frente a un caso contemporáneo de genocidio.