EL EDITORIAL. No amainar en la actitud y la acción unitaria

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En la coyuntura pueden existir legítimas pretensiones electorales y de reforzamiento de partidos políticos, se pueden presentar distintas opiniones y propuestas en el área programática, pueden existir diferenciaciones en idearios doctrinarios, pero ello debe ser administrado en la mira del consenso para el fortalecimiento de la democracia, el avance social y económico, la seguridad y estabilidad del pueblo, y frenar instalaciones de la extrema derecha, de los conservadores y de quienes aspiran a mantener un modelo autoritario que incentiva la desigualdad, la inseguridad, la discriminación, la ausencia de derechos y el enriquecimiento de una elite pequeña.

“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 15/8/2025. La actitud y la acción unitaria de las fuerzas democráticas, progresistas, de izquierda, debe ser un activo permanente en la actividad política, social y cultural, tras los objetivos y las tareas de envergadura y estratégicas.

En ese camino podrán existir traspiés, incomprensiones, desacuerdos, pero aquello debe quedar acotado a circunstancias, episodios, ciertos procesos, evitando profundizaciones dañinas.

Sobre todo en períodos como los actuales que vive Chile donde se aparecen instalaciones de la extrema derecha, del neofascismo, de posiciones negacionistas y oscurantistas, donde se anuncian propósitos de hacer retroceder derechos sociales alcanzados y específicamente derechos conquistados por las chilenas, donde se observan avances de posiciones autoritarias y discriminatorias, donde surgen populismos de manos de la desinformación y mal uso de herramientas comunicacionales masivas, y donde asoman peligros para la convivencia democrática, la sanidad institucional y la profundización de una sociedad democrática con derechos consagrados para la ciudadanía.

Hay momentos en que lo que está en juego, en lo esencial, no son posiciones parciales y particulares, sino idearios y proyectos de alto calado para el beneficio de la ciudadanía y el país. Este es uno de esos momentos.

En su diversidad, con generosidad, voluntad, inteligencia y creatividad, las fuerzas políticas, sociales y culturales comprometidas con la democracia, la justicia, la equidad, la seguridad y bienestar de la población, deben aunar esfuerzos y empujes para hacer realidad una actitud y una acción unitaria que, precisamente, haga transitar esos propósitos y esos objetivos, a la vez que se impida el avance de posiciones conservadoras, autoritarias, discriminatorias, elitistas y antidemocráticas,

Una unidad que se debe forjar e implementar en las bases sociales, en los territorios, en ámbitos sectoriales, dentro de la sociedad civil, en espacios sociales compartidos, en las bases políticas, y que de ahí irradie o consolide los pasos unitarios en las dirigencias y estamentos partidarios.

En la coyuntura pueden existir legítimas pretensiones electorales y de reforzamiento de partidos políticos, se pueden presentar distintas opiniones y propuestas en el área programática, pueden existir diferenciaciones en idearios doctrinarios, pero ello debe ser administrado en la mira del consenso para el fortalecimiento de la democracia, el avance social y económico, la seguridad y estabilidad del pueblo, y frenar instalaciones de la extrema derecha, de los conservadores y de quienes aspiran a mantener un modelo autoritario que incentiva la desigualdad, la inseguridad, la discriminación, la ausencia de derechos y el enriquecimiento de una elite pequeña.

Nadie, por cierto, está obligado a lo imposible y nadie podrá voltear a las diferencias y deficiencias. Sin embargo, debería prevalecer la altura de miras, la calidad del debate, la tenacidad en la acción, el objetivo de la defensa de la democracia y la justicia. En ello es gravitante la unidad. No avanzar en esa línea puede traer serios costos y amargas lecciones.