Desde su fundación, el PC fue parte vital de luchas obreras, democráticas, feministas y populares, y de consolidación de las fuerzas progresistas y de izquierda.
El Editorial de “El Siglo”. Santiago. 03/06/2022. Es obvio que tienen que existir razones muy consistentes para que el Partido Comunista de Chile cumpla este 4 de junio de 2022, 110 años de existencia.
Ninguna organización política puede llegar a tal efeméride sin dar cuenta de su acercamiento y accionar dialéctico con la realidad, su coherencia ideológica y política, su característica ética y de consecuencia de principios, y contar entre sus filas con valiosas y valiosos militantes capaces de llevar adelante multifacéticas luchas.
Andar perdido en la historia y cometer errores de magnitud respecto a las respuestas que el pueblo espera, lleva al entierro a un partido. Y no es el caso del Partido Comunista de Chile.
Las características propias del PC, entre otras muchas consideraciones, le permitieron superar dos grandes períodos de salvaje persecución y clandestinidad, la criminal ejecución, desaparición y prisión de miles de sus militantes, y una permanente campaña de estigmatización y distorsión, montada durante más de un siglo por fuerzas oligárquicas, conservadoras y de la derecha, y otros sectores que actuaron o actúan como carro de cola de los reaccionarios.
Desde su fundación, el PC fue parte vital de luchas obreras, democráticas, feministas y populares, y de consolidación de las fuerzas progresistas y de izquierda. Tuvo un rol protagónico en la conformación y triunfo de la Unidad Popular, abriendo un período de profundos y positivos cambios en el país, y en el desarrollo y defensa del Gobierno del Presidente Salvador Allende. Luego, durante casi veinte años, cumplió un papel decisivo en las batallas contra la dictadura cívico-militar. En las últimas décadas, las y los comunistas han gravitado de manera fundamental en las luchas democráticas y por avanzar hacia profundas transformaciones, activas y activos en el movimiento social, en espacios institucionales, en dos gobiernos y en el seno del pueblo. Transversalmente se ha reconocido la lealtad de las y los comunistas con los proyectos en que participa.
Lo esencial, en todo caso y a todas luces, está en el origen, trayectoria y vigencia de ideas y prácticas del Partido Comunista, fundado por Luis Emilio Recabarren, e impulsado por trabajadores, mujeres, jóvenes, campesinos, intelectuales y artistas, profesionales y distintos sectores del pueblo chileno.
Un componente básico es cómo el PC, pese a las críticas de dogmatismo y supuesta rigidez, actualizó sus contenidos programáticos, su línea política y sus propuestas, a los diferentes períodos del país dentro de dos siglos, llegando a promover transformaciones de hondo calado, en beneficio de las grandes mayorías.
Asimismo, su impronta ética y su coherencia, radicada en la consciencia y compromiso de sus militantes, en distintos puestos de combate, la rectitud en su comportamiento como partido, y su consecuencia en múltiples circunstancias de la historia de Chile, muestran a 110 años, a una organización sólida y madura.
Vivir más de un siglo, dice relación con abrir los espacios y dejar fluir los canales a nuevas generaciones con capacidad de relevar en las luchas populares y partidarias. Es increíble cómo con más de un siglo de existencia, hoy existe un contingente de jóvenes que sin complejo alguno, toman en sus manos el legado de antiguas generaciones comunistas, dándole energía y caudal a las tareas del momento, con creatividad y coherencia.
En estos caminos destaca la capacidad y actividad intelectual de destacados y destacadas militantes comunistas, convertidos en referentes culturales del país y la comunidad internacional.
¿Dónde están hoy las comunistas y los comunistas? Promoviendo el Apruebo de una nueva Constitución, trabajando por la concreción de profundas transformaciones en el país, en el esfuerzo por superar el neoliberalismo y una institucionalidad retrógrada, por materializar derechos de las y los trabajadores, por promover los derechos de las mujeres y de los jóvenes, por impulsar los derechos de los pueblos indígenas, por instalar una política exterior sustentada en el respeto y la soberanía de otros pueblos y por la promoción de la cultura.
Es decir, el PC continúa en la primera línea de las luchas para consagrar los derechos del pueblo chileno, con un compromiso inclaudicable.