CULTURA. Espantapájaros

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Miradas humanas

Van alejándose  detrás de los cercos

Sus pisadas

A hurtadillas

Van alejándose

Escondiéndose detrás de troncos anchos

En pequeños montículos

Usando como escondrijos humos

Que sobre hierbas silvestres

Rozan docenas de escapularios que cuelgan de un gran roble

 Álvaro Peralta Artigas. 01/04/2022. La mayoría de indumentarias pobres

Sólo palos de escobas, horizontales y verticales

Que los cuajan y afirman

La minoría

Excéntricos

Muñecos con capas de frailes

Exhibiendo atavíos de mayor señorío

Cintura abajo vestidos con negros faldones

Y a la hora del Angelus

Maniquíes con ponchos de huasos

Y cachos rojos a la altura de sus sienes

Rostros enmascarados

Cubiertos de espinas y púas

Dos brazos

Dos alas estiradas en la intersección de cuellos y espaldas

En el derecho colgándoles inciensos

En el izquierdo riendas

Más hacia el cielo

Coronándoles

Sombreros vistosos de alas anchas

Fieltros negros

Descendiéndoles estrías de cueros de ovejas

Y en los alrededores de sus cinturas cintas rojas y hebillas oxidadas

 

Orejas perforadas

Atravesadas por cuernos diminutos de toritos

Sus narices membranas

Como de gallos

En el vacío

Picos filudos

Ahuyentadores de aguiluchos y carroñeros

De bandadas de aves que penan dentro de sombras inusuales

Sombras hembras en períodos de celo

Asediadas por negros esquivos

Azabaches, negros sudados, pegajosos

Poseyéndolas

Montándolas

Entre corcoveos de ráfagas y vientos

 

Apadrinados

Por ancianitas de cien y doscientos años

Abastecedoras de luz, leches, fardos y espinas,

Olores nómades y sedentarios

De arcillas, bostas y pinos

Sus almas aéreas en tránsito reapareciendo en procesiones

Significando de ojo en ojo

De mugido en mugido

Pregonando nuevas plegarias y mandas

Proveyendo sacos inservibles

Polvos de adobe

Ramas caídas

Ropas interiores

Naftalinas y orinas

Todas amasadas

Unidas por manos supersticiosas

 

En sus estaturas viven mandatos de la tierra

Raíces guardianes de alerces, mañíos, robles

Cobijando

Protegiendo al mundo campesino

 

Secos o húmedos

Porosos o carbonizados

Sus brazos fijos

Verticales

Abriéndose al mundo

Tatuados con signos guerreros

Recios en la adversidad

Corpulentos

De araucaria noble

Incólumes a las embestidas de vientos huracanados

Lluvias incontroladas

 

Enredaderas microscópicas suben por sus resinas

Mieles y pigmentaciones

Reapareciendo en cicatrices que hombres malos estamparon en sus nudos y cortezas

Marcas de picoteo con corvo filudo que aún no sosiega

Que una y otra vez reaparece entre rocíos y resolanas

Contiguos a humedales  donde viven ranas que croan sonidos guerreros

 

Los hay en potreros y huertos

En parronales

Usando sombreros

Atuendos de capataz

Desdentados

Solo en sus bocas corontas de choclos

Una corrida arriba

Otra abajo

Y en sus altares a pie de suelo

Amuletos, aparejo, utensilios, huascas

Insectos mansos y arañas de todo tipo

También ajetreos rudos de vientos atorados

Arrancándose hacia las alturas

 

Largas columnas de hormigas

Van abriéndose camino entre cuncunas y sus sombreros de ala

Van por sus ponchos viejos

Por sus cabezas de calabaza

Espaldas de fieltros artesanales

Por manos y dedos de alambrada

Nada en ellos es indiferente

Todo provocador

De la cintura hacia abajo

Harapos negros

Faldones

Y hacia arriba

Picos de gallo

Colgándoles desde sus narices postizas

Filudas

Sus brazos amasijo de plumas en son de pelea

 

Cónclaves de pajarería chilena embellecen sus policromías

Amarillos verdes de jilgueros

Azules metales de cóndores

Escarlatas de carpinteros

Negros de tordos

Cada uno cual diminutos artesanos del sol

Componiendo y recreando

Yendo y viniendo con aires y brisas

Con inicios y reinicio de colores

 

Diucas, chincholes, loicas, chercanes, tórtolas, torcazas, tencas, tordos

Solitarios y en bandadas

Con señoras mariposas a la siga

 

Las  Cuatro ojos

La Esmeralda

La Pavo Real y la Alexandra

Sus coreografías aéreas y vuelos alborotando

Nubes y claroscuros

Trasluciendo

Comunicando nocturnos verdes

Procesos de madrugadas desplazándose por zonas de búhos

Por miradas de aves que sobrevuelan tejados de paja

Casas señoriales

Orillando mundo de sueños

Bosques de araucarias calcinados

 

Naturalezas roedoras los  intrusos

Cazadores nocturnos, picos y garras de fibras

Oriundos de zonas donde  año a año  se inician celebraciones

Festejos en honor de la Virgen de las Plegarias

Con misas y fiestas en los rincones de cada establo

Recordándose a esos primeros aristócratas

De estolas y frases altisonantes

Copando los espacios

 

Huachos disfrazados de espantapájaros novicios

Atrincherados

Ahuyentan

A pecadores que llegan a persignarse

A confesarse

A hacer mandas en los trigales y en las hondonadas

Dejando a su paso hedores  impregnados en aromas de adobes centenarios

En aires de rucas donde amamantan mapuches a sus retoños

 

Olores a orinas

A polvos

A hálitos escurridizos

A sandías

Zapallos o calabazas

A esos intrusos que parecieran ser sólo sombras

Presencias de aires nocturnos fatigados y húmedos

Traspirando

Intrusos amenazas

Enquistados en ojos de aves malignas

Sus rostros agazapados

Alas rosadas

Lenguas de picos acerados

 

Miradas humanas

Van alejándose  detrás de los cercos

Sus pisadas

A hurtadillas

Van alejándose

Escondiéndose detrás de troncos anchos

En pequeños montículos

Usando como escondrijos humos

Que sobre hierbas silvestres

Rozan docenas de escapularios que cuelgan de un gran roble

 

Amenazas de sombras llegan por cielos oscuros

Llegan en ojos de aves malignas

Cruce de genes de murciélagos con albatros mutilados

De garras

Plumas negras

Con lenguas aéreas y picos acerados

Llegan desde madrigueras en huesos de lomos de vaca

 

Postizos algunos

Ahijados otros

Mansos la mayoría cuando duermen

Bravíos y sin protecciones

Fraguados por emanaciones de  sapos membranosos

Que saltan entre miradas   y miradas de sacerdotes, políticos e intelectuales

Trepando cortezas de canelos y araucarias

Anulándoles anillos de colores de agua.

 

Nómades

Espantapájaros medioambientalistas

En oráculos de ceremonias

Citadas bajo lluvias de aguas de Los Andes

Homenajean  estrellas

Cosechas de porotos, ajos y rábanos picantes

Aireando con vientos recién bautizados

Residuos de  puelches enrarecidos

Humos que  aprisionan dentro de  cosechas

Olores a bosques quemados

A pájaros carpinteros

Sacrificados en hogueras de  hongos que suben a los cielos

Detrás de resolanas

Atesorando secretos únicos

Sagrados

Reveladores de la identidad de lo chileno.

 

 

Espantapájaros huidizos, fantasmales

A la hora en que amores aéreos

Entre sombras y sombras

Ocultos en cielos de cordillera

En potreros de zapallos y trigos

Entre  zarzamoras de sabores a mora y membrillos

De improviso se aparecen,

Como criaturas que copulan en alcobas de barro y aguas

En noches avecindadas en sueños

En silencios y caminos vacíos

En acequias colindantes con muros de adobe que guarnecen cáliz y patenas de oro.

 

Transitan los muy madrugadores

Con sus genes invisibles cargándolos como reses de arrastre

Detrás de párpados de seres aristocráticos

Que obligan al conjuro

Al distanciamiento de imágenes que enceguecen de tanta luz intensa.

Luces de acantilados los esperan en los refugios de sus cimas.

 

El tiempo de Chile

En todos sus momentos, segundos, horas, semanas

Albergó descendencia de espantapájaros

Invencibles, con poderes

Para enfrentar alianzas de abusos y  miedos

Detener sus amedrentadores y ruines desplazamientos

Espantapájaros nobles

Descendencia del roto chileno

Hombre  y Mujer

Del  pueblo campesino, marinero, arriero, minero

Trabajador  todo

Que si al peligro sabe  sortear

Más sabe de  libertad

De con ella avanzar

Destino  en destino

Reconociendo

En un abrir y cerrar de ojos

Dónde está esa mirada reptil

Donde viene  su picoteo de  dignidades

Revelando siempre

A  quién  con disfraz, encuclilla, dineros  o migajas

Se  aproxime

O con doble intención ronde

Caballerosa  camuflada  la primera

Y oculta

Lista a emboscar, morder o picotear su dignidad la segunda

 

No tienen amos ni dueños

Son los señores espantapájaros

Ll amados caciques

Únicos, macizos

De narices chatas, labios gruesos, pómulos que sobresalen

Tez intensa en colores arcillas

Como de tierras con vidas poderosas

De  canelos  y araucarias

 

Seres altivos

Con hombros gladiadores

Son los espantapájaros raza de Chile.