Son algunas pequeñas muestras de la atención y el malestar que despiertan en la ciudadanía afirmaciones como éstas, que se intensifican en estas últimas semanas en vísperas del plebiscito de salida del domingo 4 de septiembre en el marco del actual proceso constitucional.
José Luis Córdova. Periodista. 17/08/2022. Sigue aumentando el malestar con los medios de comunicación, y especialmente con la televisión. Los noticieros y matinales son los programas más denunciados por el público ante el Consejo Nacional de Televisión que -valga la pena aclarar- sólo puede sancionar después de emitido el programa o las frases en cuestión- otra cosa sería censura previa.
La colega Faride Zerán, presidenta del CNTV (absoluta minoría en el consejo) comenta que la televisión se ha asumido como una industria más que como un medio de comunicación. «Se asumen como programación cultural los espacios de debate, donde podemos hablar de cultura cívica, pero los canales son medios de comunicación y uno de sus objetivos es informar, por lo tanto los espacios de discusión política no deben considerarse en el rango cultural», indica Zerán.
A fines del primer semestre del presente año, el ranking de denuncias lo lidera Tele 13 Tarde con 580 denuncias, sobre todo por los dichos de la colega Mónica Pérez, por desinformar respecto a los cambios en salud que contiene la nueva Constitución: «Todo el mundo va a tener que pedir hora en la atención primaria», aseguró sin siquiera revisar el texto. Por su parte, el periodista Roberto Saa fue denunciado por comentar en Meganoticias «que había que cerrar el paso a los antivacunas», lo que fue interpretado como incitación a discriminar y al odio. Así también, el fotógrafo Jordi Castel fue denunciado por contar que bautizó como «Nina Simone» a su perrita delgada y de color negro, lo que fue calificado por muchos televidentes como una connotación racista. Pero hoy los animalistas están muy alertas.
Son algunas pequeñas muestras de la atención y el malestar que despiertan en la ciudadanía afirmaciones como éstas, que se intensifican en estas últimas semanas en vísperas del plebiscito de salida del domingo 4 de septiembre en el marco del actual proceso constitucional.
Vale consignar también las acusaciones de plagio en torno a una escena de la campaña del Rechazo que usó imágenes del puente sobre el Mapocho donde la ciudadanía convocaba a votar NO en el plebiscito de 1988, haciendo un símil con la actual coyuntura política, que fue repudiado por los creadores de la franja del NO y destacados dirigentes ex concertacionistas.
Asimismo, otro capítulo de la franja contra el proyecto de la Convención constitucional ofendió a miles de televidentes por mostrar a supuestos adherentes bajo la ducha, dejando correr irresponsablemente el agua en medio de la sequía que nos afecta hace décadas, siendo que por una actitud igual de indolente, fue sancionado un convencional que votó mientras se duchaba, Incongruencias inexcusables.
El domingo pasado en «Mesa Central» el periodista Enrique «Kike» Mujica reveló sin tapujos: «Yo no entiendo nada», ante las declaraciones del presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier quien simplemente describió el escenario posible de tener que reformar el texto que se aprobaría en septiembre, donde el oficialismo no tiene mayoría parlamentaria. Una verdad a gritos que este profesional simplemente no comprende.
El clima político inunda la televisión chilena, provocando cambios en los denominados «rostros» para hacer más creíbles y confiables a los conductores y lectores de noticias tras largos meses de un verdadero vendaval de «fakes news», datos desvirtuados, adulterados y omitidos para entregar informaciones supuestamente fidedignas. Soledad Onetto se suma al matinal «Mucho gusto» y José Luis Reppening se sumaría a Canal 13. Ambos profesionales conservan algún grado de asertividad.
Los canales se limitan a reproducir sin filtros ni mayor reporteo «noticias» que se difunden por las llamadas redes «sociales», que al certero juicio del presidente de Cuba Miguel Díaz Canel han dejado de ser sociales y bastaría con calificarlas de «redes digitales» nomás.
Las próximas semanas y días serán cruciales para el proceso constituyente donde la televisión y demás medios de comunicación se juegan su valor, trascendencia y posibilidades de sobrevivencia en términos culturales y políticos. En materia financiera y comercial seguirán flotando en los vaivenes del mercado neoliberal.