Cuando la bandera de la Independencia estuvo en manos de la resistencia antidictatorial

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El Comando Javiera Carrera la sacó del Museo Histórico Nacional en 1980 “para transmitir el mensaje de que Chile no era libre, ni democrático. Nos propusimos guardarla hasta que tuviéramos soberanía popular”. Fue la concreción de un trabajo meticuloso y disciplinado de integrantes de la resistencia y adquirió un significado simbólico en la lucha contra la tiranía. Fue cuidada por más de dos décadas por distintos grupos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, sabiendo que requería de cierta temperatura, pliegue y posición. En 2003 fue devuelta a través de madres de detenidos desaparecidos y en 2008 quedó nuevamente en manos institucionales. El abogado Roberto Garretón expresó: “Quiero reivindicar que quienes la sacaron no lo hicieron por odio sino porque no debía estar en manos indignas”. Uno de los episodios que conectó la lucha de resistencia antidictatorial con la lucha por la independencia nacional.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 9/2025. El domingo 30 de marzo de 1980, un pequeño grupo de las Milicias de Resistencia Popular (MRP), ingresó al Museo Histórico Nacional, en calle Miraflores con la Alameda Bernardo O’Higgins, y se dirigió a paso pausado hacia el Salón O’Higgins.

Aprovechando una ausencia de la seguridad y lo no hermético de la caja-vitrina que la guardaba, corrieron un vidrio y sustrajeron la bandera de la Independencia que había enviado a confeccionar, en 1818, el general Bernardo O’Higgins.

La envolvieron, la guardaron y salieron a la calle con el histórico emblema nacional. A pocas horas la entregaron a un contacto del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), organización de la que dependían las MRP.

Desde ese momento, la bandera de la Independencia de Chile pasó a estar a resguarda por la resistencia antidictatorial. El secretario general del MIR, Andrés Pascal Allende, declaró sobre el operativo que “pensamos hacerlo para transmitir el mensaje de que Chile no era libre, ni democrático. Nos propusimos guardarla hasta que tuviéramos soberanía popular”.

La acción la realizó el Comando Javiera Carrera, en otro reconocimiento de la historia chilena, ya que ella fue protagonista en la lucha por la independencia, patriota conspiradora y bordadora del primer emblema nacional.

Y la fecha marcó también la aparición pública de la Agencia Informativa de la Resistencia (AIR), con el comunicado dando a conocer la noticia, y donde se señaló: “Que en todos los rincones de Chile se sepa que las milicias de la Resistencia Popular han recuperado de manos de la tiranía el emblema de la Independencia nacional para custodiarlo hasta el día, ya cercano, en que nuestro pueblo la enarbolará con honra en una patria libre de opresión”.

Se añadió en el comunicado que “porque sobre esta bandera que los padres de la patria jugaron la Independencia de Chile, nosotros, sus hijos leales, hemos jurado combatir sin descanso hasta derrocar la dictadura y construir la democracia de los trabajadores”.

Fue la concreción de un trabajo meticuloso y disciplinado de integrantes de la resistencia y adquirió un significado simbólico en la lucha contra la tiranía.

Uno de los periodistas que laboró en la AIR señaló que “fue un golpe duro para la dictadura porque se le arrebató un símbolo patrio para pasarlo a manos del pueblo, porque se burló una seguridad y porque significó un triunfo conspirativo, comunicacional y político para la resistencia. Por lo demás, durante muchos años no les resultó ninguno de los operativos e investigaciones para recuperar ese emblema. El MIR supo cuidarlo”.

La información del caso indica que el jefe del grupo miliciano que rescató la bandera fue Charles Ramírez Calderón, “El Beño”, militante del MIR, quien actuó con audacia, y que unos años después caería en un enfrentamiento con fuerzas dictatoriales.

La noticia fue publicada con titulares en portada en La Segunda, El Mercurio, Las Últimas Noticias y La Tercera, donde se citó a la AIR. También en despachos radiales y televisivos de 1980.

La sustracción de la bandera de la Independencia causó conmoción y sorpresa, y también alegría en sectores del pueblo al saber de una acción exitosa de la resistencia y que ese símbolo estaba en manos rebeldes.

Años de cuidado y resguardo

La bandera de la Independencia fue cuidada por más de dos décadas por distintos grupos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, sabiendo que requería de cierta temperatura, pliegue y posición.

En una entrevista con la periodista Alejandra Matus, Pascal Allende narró uno de los primeros momentos de la bandera de la Independencia en manos del MIR. “Iba metida en un barretín, no recuerdo qué se usó, pero iba oculta. La extendí sobre la cama y sentí cierta emoción de pensar que era la bandera de la Independencia de Chile. También me di cuenta de que nos habíamos metido en un lío, porque la bandera había que cuidarla”, dijo.

El dirigente mirista indicó que “dentro de las condiciones en que nos encontrábamos, siempre nos esmeramos en su preservación. De lo contrario se hubiera deshecho. Cuando yo la recibí, ya venía con los hilos sueltos y los colores desteñidos. El rojo era más bien amarillo, y el azul, celeste pálido. Sin revelar quién la cuidó, puedo decir que la mayor parte del tiempo estuvo en manos de un museólogo”.

Se sabe que el emblema pasó por varias manos y varias casas y siempre se le cuidó con celo y responsabilidad. A parte de preservarlo en buenas condiciones, se evitó que cayera en manos de aparatos represivos de la tiranía.

Un dato anecdótico es que desde el MIR se envío una carta a El Mercurio para pedir a funcionarios del Museo Histórico Nacional que indicaran medidas de cuidado de la bandera, lo que fue publicado, y los miristas siempre siguieron los pasos necesarios de mantención.

Para varios 18 de septiembre, fecha oficial de la Independencia de Chile, se recordaba que la bandera de esa gesta estaba en manos rebeldes.

La devolución

Dirigentes del MIR indicaron que en varias ocasiones se analizó cuándo devolver la bandera de la Independencia. Y cómo hacerlo. De partida, debía hacerse no en dictadura. Inicialmente, cuando comenzó el período pos dictatorial, no se quiso dar el paso porque se consideraba que seguía fuerte la presencia militar y no era el espacio para ese gesto.

Finalmente se consideró que había llegado el momento el 2003. Y que el simbolismo estaría dado en que familiares de detenidos desaparecidos harían la devolución del emblema patrio. Aquello iba aparejado de la exigencia de avanzar en verdad respecto a miles de ejecutados políticos y detenidos desaparecidos, entre ellos muchas y muchos militantes del MIR.

Así las cosas, Edita Salvadores y Luz Encina, madres de detenidos desaparecidos del MIR, fueron contactadas para ser el puente de entrega al museo. Las citaron en el Parque Juan XXIII en la comuna de Ñuñoa, hasta donde llegó un vehículo con personas que llevaban la bandera. Las vieron y se las pasaron en sus manos. Todo en el sigilo y el anonimato más estricto, como lo fue durante la lucha de resistencia. Todo en un momento emotivo, optimista y de esperanza, como los hubo tanto en la batalla antidictatorial.

“Fue muy emocionante. Nos llevaron a un parque en Ñuñoa, donde nos entregaron la bandera. No recuerdo ni lo que me dijeron al pasármela ni lo que dije, sólo que el paquete era muy pesado”, contó Edita Salvadores.

La bandera, que habría sido confeccionada por Dolores Prats de Huici, volvió a manos institucionales en 2003. De inmediato pasó a ser guardada y estudiada por profesionales y técnicos del Museo de Historia y de la entonces Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).

Años después, la Presidenta Michelle Bachelet dio luz verde al proyecto “Restauración Bandera Jura de la Independencia” para repararla y recuperarla en sus dibujos, colores y trabajo textil.

El 2008 quedó formalmente reparada y se volvió a exhibir de manera oficial. La Presidenta Bachelet declaró que “me parece uno de los hitos más relevantes tal vez en estas celebraciones del bicentenario (de la Independencia de Chile) porque hemos recibido aquí la bandera ante la cual se juró nuestra Independencia”. Se vivía “un momento histórico” sostuvo la mandataria.

En una crónica de la periodista Lucía Sepúlveda, se indicó que el académico Gastón Soublette dijo, en torno a este episodio, que “la dictadura mató el alma de Chile. Y la bandera es un símbolo de eso. Devolverla es también recuperar el alma del país”.

El abogado Roberto Garretón expresó que “la bandera regresa a donde debe estar, en el auténtico altar de la Patria. Quiero reivindicar que quienes la sacaron no lo hicieron por odio sino porque no debía estar en manos indignas. Esas manos dignas que la traen hoy de vuelta, representan la auténtica reserva moral de Chile, por su lucha histórica de años que hasta hoy no consigue justicia”.

Uno de los episodios que conectó la lucha de resistencia antidictatorial con la lucha por la independencia nacional.