Llegó el momento para que el pueblo colombiano acuda a las urnas y vote en las elecciones que pueden cambiar la historia del país. Está claro que las simpatías de la mayoría están con los anhelos de transformación, pero también existe una considerable franja de la población que siente temor al cambio.
Simón Palacio. Semanario “La Voz”. Bogotá. 27/05/2022. Con las campañas presidenciales cerradas para manifestaciones en plaza pública, la última y definitiva semana se desarrolla con las tradicionales reuniones políticas, adhesiones finales, entrevistas en grandes medios y enfocada en atender los debates. Una recta final donde las distintas candidaturas disputan la franja indecisa de la población que será definitiva en el resultado del próximo 29 de mayo.
A pesar de los más recientes sondeos que vienen marcado una tendencia, aún no hay certezas del resultado electoral, lo cual permite formular las últimas preguntas: ¿Podrán Gustavo Petro y Francia Márquez ganar en primera vuelta? ¿A Federico Gutiérrez le alcanzará la maquinaria electoral para llegar a segunda? O, por el contrario, ¿será el ingeniero Rodolfo Hernández la sorpresa de la jornada? Finalmente, ¿Cuál será el futuro del debilitado Sergio Fajardo?
Cambio por la vida
Las últimas encuestas permiten inferir tres conclusiones. La primera es que habrá segunda vuelta porque ninguno alcanza más del 50 por ciento. En segunda instancia, la única candidatura segura para participar ante esa probabilidad es la que lideran Francia Márquez y Gustavo Petro. Y finalmente, ante un posible balotaje el próximo 19 de junio y midiendo todos los escenarios posibles, la victoria final sería para el Pacto Histórico.
Sin embargo, la campaña de Petro y Francia no quiere correr riesgos. El objetivo es ganar en primera vuelta con la propuesta del cambio por la vida. Por lo tanto, las decisiones de último momento serán determinantes para persuadir el voto informado o indeciso. Y para ello han puesto en marcha una estrategia audaz en la semana definitiva.
En primera medida, la campaña posiciona el liderazgo de Gustavo Petro en el convulsionado momento. Petro no solo lidera las encuestas, sino la agenda política. Así quedó planteado con la denuncia hecha en su cierre de campaña en Barranquilla, donde se advirtió la probabilidad de una “jugadita” del gobierno Duque en suspender las elecciones.
En segundo lugar, son fundamentales las últimas adhesiones. La llegada a la campaña del exsecretario de Gobierno en Bogotá Luis Ernesto Gómez, de la representante electa en la capital por la Alianza Verde, Catherine Juvinao, y del representante electo en el Valle del Cauca por el mismo partido, Duvalier Sánchez, son un ejemplo de ello.
Independientemente de las diferencias políticas que se tengan con los personajes citados, es claro que la estrategia de Petro y Francia es arrasar electoralmente en Bogotá, marcando una diferencia que podrá ser decisiva si se quiere ganar en primera vuelta.
Y un tercer aspecto estratégico es disputar con argumentos programáticos los últimos espacios que proporcionen tanto los debates en medios de comunicación, como las distintas polémicas en redes sociales. Es el mejor escenario para Petro, un político con mucho kilometraje en la confrontación de ideas. La principal ventaja que tiene es que proyecta con autoridad un diagnóstico acertado de los principales problemas que tiene la sociedad y al mismo tiempo presenta con contundencia el proyecto de país que quiere liderar.
El candidato del Establecimiento
Por otro lado, el candidato presidencial Federico Gutiérrez tiene la doble obligación de mantener su acumulado y crecer en los últimos días para forzar una segunda vuelta. A pesar que todas las encuestas lo dan como el candidato con más probabilidades ante un posible balotaje, el repunte del outsider Rodolfo Hernández en los últimos sondeos tiene nerviosa a la campaña del Equipo por Colombia.
No es para menos. El crecimiento que logró “Fico” con los resultados de la consulta presidencial del 13 de marzo, después de dos meses se estancó al no superar el 30% en la intención de voto. De nada sirvió la adhesión total del Centro Democrático y la oficialidad del Partido Liberal, como tampoco aportó en materia de favorabilidad el apoyo de mediáticas figuras de la cultura y el deporte.
La explicación lógica es que la candidatura de Gutiérrez es asociada por la ciudadanía como la propuesta continuista del gobierno de Iván Duque. Por lo tanto, la campaña del Equipo por Colombia y el Centro Democrático ha desarrollado para la última semana una robusta y millonaria estrategia que desea posicionar la idea gaseosa de un “verdadero cambio”, intentando sintonizarse a última hora con los anhelos del pueblo colombiano por un futuro diferente.
El principal activo que tiene la candidatura de Gutiérrez es contar con las maquinarias tradicionales y el apoyo del Gobierno nacional, fenómeno electoral que es imposible de cuantificar vía encuestas. Sin embargo, la derrota que sufrió en el 2018 el exvicepresidente y candidato del Establecimiento, Germán Vargas Lleras, sentó un precedente donde la campaña de “Fico” no se puede confiar.
Rodolfo, ¿la sorpresa?
Las últimas encuestas conocidas por la ciudadanía sorprendieron por el aparente crecimiento del ingeniero Rodolfo Hernández, que se había visto debilitado después del 13 de marzo por no presentarse en ninguna consulta.
Según las mediciones, el candidato del movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción, no solo consolidó su favorabilidad en la región del centro-oriente, sino que repuntó en otros lugares donde el voto de la derecha se encuentra en disputa, como la región del Eje Cafetero y Antioquia.
Con los resultados de las mediciones que colocan a Rodolfo en una posición competitiva en una posible segunda vuelta contra Petro, el voto de la derecha que hasta el momento estaba con “Fico”, puede verse comprometido. Al respecto, la estrategia del outsider santandereano es seguir presentándose ante el electorado como el candidato que representa al empresariado, el sujeto que está por fuera de los partidos tradicionales y como el gerente que combate la corrupción. Es importante enunciar que el posicionamiento de marketing político en redes sociales como Tiktok le ha permitido tener una considerable favorabilidad en estratos 1 y 2, así como en la juventud de 18 a 24 años.
Como la principal deficiencia de Rodolfo es que no tiene un programa político consolidado, más allá del rentable discurso anticorrupción, la táctica en los últimos días será no asistir a los debates donde puede quedar en evidencia y así afectar su crecimiento
El final de Fajardo
Finalmente está la desinflada candidatura de Sergio Fajardo por la Coalición Centro Esperanza. Indudablemente la favorabilidad del antioqueño se ha visto reducida considerablemente desde noviembre del año pasado hasta la fecha, lo cual puede interpretarse como un sentimiento de castigo ante un acumulado de errores políticos, como no fijar posición en las presidenciales del 2018 y no apoyar las movilizaciones sociales de 2019 y 2021.
Además, las peleas internas de su coalición y un discurso ambiguo en el proyecto de país que dice representar, determinan que la votación final será similar a la alcanzada por Humberto de La Calle en 2018. Es decir, poco decisiva y sin rango de maniobra para negociar si existe una posible segunda vuelta presidencial. Un catastrófico epílogo para quien hace apenas cuatro años fue la gran sorpresa electoral.
Así las cosas, llegó el momento para que el pueblo colombiano acuda a las urnas y vote en las elecciones que pueden cambiar la historia del país. Está claro que las simpatías de una importante mayoría social están con los anhelos de transformación, pero también existe una considerable franja de la población que, por convicción o ignorancia, siente temor al cambio.
Las cartas están echadas y la última palabra la tiene el pueblo colombiano.
¡Por el cambio, a las urnas!
Editorial. Semanario “La Voz”. Bogotá. 27/05/2022. Las élites colombianas sacan pecho por la naturaleza democrática del país. Insisten en que el mantenimiento de la alternancia electoral a lo largo del siglo XX, que solo se vio interrumpida por una dictadura militar, es la prueba reina de que Colombia es una de las más sólidas democracias de América Latina.
Tal afirmación es una tergiversación de nuestra historia reciente, la cual ha estado marcada por periodos cuando no hubo separación de poderes, cuando se interrumpieron los derechos civiles y el Ejército desempeñó funciones policiales y judiciales, rompiendo así los mínimos estándares con los que la teoría liberal define la democracia.
Desconoce la existencia de un conflicto armado desatado por terratenientes, grandes empresarios y el Estado colombiano contra la población trabajadora que reclamaba derechos sociales y políticos.
La violencia de una burguesía siempre temerosa de que cualquier atisbo de apertura democrática pusiera en riesgo sus privilegios sociales, ha condenado a nuestro país a la tragedia de tener más desaparecidos que las dictaduras del Cono Sur, o que cuente con la mayor cifra de desplazamiento forzoso en el mundo. La burguesía pretende que la democracia se reduce a convocar cada cuatro años elecciones y alternar el poder conservando la paz solo en las grandes ciudades.
El discurso sobre la tradición democrática colombiana, se convirtió en un mantra más fuerte en cuanto el país se sometía más y más a la política exterior norteamericana, pues cualquier acto de violencia en defensa de las instituciones se justificaba como hechos en aras de salvaguardar la libertad, amenazada por el “totalitarismo comunista”.
Sin embargo, desaparecida la URSS, el Estado colombiano no abandonó las doctrinas de la Guerra Fría, que siguió justificando su lucha contrainsurgente, que se recrudeció con la barbarie paramilitar y la política de la “seguridad democrática”, la cual se ensañó con los campesinos, obreros, estudiantes y demás sectores populares organizados para exigir real democracia, inclusión y eliminación de la miseria y la superexplotación.
Como el Pentágono ahora prefiere desplegar con los gobiernos que le resultan incómodos las más sutiles formas de guerra híbrida, antes que promover los tradicionales golpes militares, parece lejana la posibilidad de que en el país se instaure una dictadura de forma abierta y descarada para conjurar el ascenso de las fuerzas populares.
Sin embargo, esto no quiere decir que las fuerzas reaccionarias se vayan a resignar a sufrir pasivamente una derrota política. Nunca lo han hecho, y no hay indicios de que eso cambie ahora. El fraude, la corrupción y la violencia siempre han sido utilizadas para tratar de alterar los resultados electorales a su favor. Ya lo presenciamos recientemente.
Pero lo que también hemos visto en la campaña electoral es que las artimañas de la oligarquía no han sido suficientes esta vez para frenar la voluntad de cambio. La victoria en las parlamentarias así lo demuestran, una victoria que se dio voto a voto y en la que fue fundamental la organización popular que hizo posible recuperar más de 700 mil sufragios que el fraude le había arrebatado al Pacto.
Ahora más que nunca, de cara a las presidenciales, no podemos cejar en el esfuerzo por cuidar los votos. El 13 de marzo fuimos testigos de la capacidad de un pueblo organizado y estimulado por las ansias de un futuro nuevo para enfrentar las maquinarias. El próximo domingo tendremos una nueva prueba, y debemos estar a la altura de su importancia. Ese día es necesario prestar atención a cada detalle para poder movilizar la mayor cantidad de votantes. Nuevamente debemos concentrarnos en la tarea de cuidar nuestros votos frente al fraude, al cual nunca renunciará la oligarquía.
Seamos las guardianas y los guardianes del cambio, la tarea de cuidar el voto consiste en poder asegurar el cubrimiento de los testigos electorales en las mesas de votación. Debemos vigilar y evitar el fraude, las y los testigos tenemos unas tareas principales: llegar temprano, revisar que el tarjetón no tenga alteraciones, vigilar el conteo de la votación, estar atentos a los registros de los formularios E14, y enviar una fotografía de cada acta E14 de claveros, al número de WhatsApp 3238160412.
La información recibida será consignada por un equipo de la campaña del Pacto Histórico que estará en tiempo real sistematizando la información, triangulando los resultados y guardando la información. Los jurados de votación también tienen una de las funciones fundamentales que es, garantizar la transparencia y la exactitud de los resultados. No se debe permitir ninguna alteración de los resultados.
Ganar en primera vuelta es imperativo. Contamos con un equipo numeroso y valioso que está comprometido en la defensa de la votación, son condiciones que nunca antes la izquierda y los sectores democráticos habíamos tenido. Por tanto, tenemos todas las posibilidades de impedir que nos roben un solo voto. El cambio por la vida llegó por la ruta de la unidad y la esperanza de una Colombia democrática y está en nuestras manos y en la voluntad de vencer lograrlo. En las urnas está el cambio, a votar y a vigilar. ¡Esas son las acciones que garantizan la victoria!