Carácter y propósito de alianza Unidad por Chile: Avanzar en reformas sociales y derrotar al fascismo

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Se ha hecho público que al interior de nuestra coalición existen tensiones y diferencias. Es cierto. Las hay en torno a la identidad política, la política internacional y la orientación económica, entre otras. Pero no nos engañemos: estas diferencias se conocían desde el principio. Lo que nos convoca hoy no es resolver en esta coyuntura todas las disputas históricas entre nuestras fuerzas, sino unirnos en torno a un objetivo común: derrotar al fascismo, contener al neoliberalismo y abrir un camino de reformas sociales que dignifiquen la vida del pueblo.

René Leal Hurtado. Doctor en Sociología. 1/10/2025. Hoy nuestro país enfrenta una encrucijada histórica. El avance neoliberal-fascista amenaza con consolidar una recomposición hegemónica que refuerce los privilegios de unos pocos y profundice la desigualdad de las grandes mayorías. Frente a este escenario, la alianza Unidad por Chile surge como respuesta necesaria, como instrumento político para abrir paso a un horizonte de justicia social, dignidad y democracia real.

Se ha hecho público que al interior de nuestra coalición existen tensiones y diferencias. Es cierto. Las hay en torno a la identidad política, la política internacional y la orientación económica, entre otras. Pero no nos engañemos: estas diferencias se conocían desde el principio. Lo que nos convoca hoy no es resolver en esta coyuntura todas las disputas históricas entre nuestras fuerzas, sino unirnos en torno a un objetivo común: derrotar al fascismo, contener al neoliberalismo y abrir un camino de reformas sociales que dignifiquen la vida del pueblo.

Por ello afirmo con claridad: esta es una alianza táctica. Su carácter no es estratégico en el sentido de sustituir al capitalismo por una sociedad socialista -propósito legítimo pero que no constituye hoy consenso- sino en el de levantar reformas de alcance inmediato y profundo. Hablamos de recuperar el rol del Estado como garante de derechos sociales, de frenar la mercantilización de la vida, de combatir la desigualdad de clase, la dominación patriarcal y la discriminación contra los pueblos originarios y la población migrante.

Esta alianza no es el fin de la historia, es un paso en la larga lucha de nuestro pueblo. Es una guerra de posiciones: consolidar espacios de justicia y equidad dentro del orden vigente, para debilitar las bases de un proyecto hegemónico que ya muestra signos de agotamiento. Porque no olvidemos: el neoliberalismo fracasó en su promesa de progreso y bienestar. Se impuso por la fuerza de la dictadura y luego por el consenso manipulado de la transición, pero hoy enfrenta la resistencia de un pueblo que despertó en 1983, en 1988 y, con más fuerza que nunca, en 2019.

Estamos en un momento histórico en el que lo viejo no termina de morir y lo nuevo aún no termina de nacer, como lo expresara Gramsci, es en esos interregnos donde acecha el peligro del fascismo, que en Chile se expresa en el proyecto de José Antonio Kast: una salida autoritaria, fascista, racista y clasista que pretende consolidarse por la vía electoral.

Frente a ello, nuestra respuesta no puede ser el repliegue ni la dispersión. Avanzar en reformas no es elegir el mal menor, es elegir la trinchera desde la cual frenar al fascismo y abrir caminos de transformación. Pero estas reformas sólo tendrán sentido si logran debilitar al neoliberalismo, y no si se convierten, como ocurrió en la transición, en un nuevo pacto de dominación que prolongue el poder de los dueños del país.

Llamamos entonces a la militancia de los partidos, a los movimientos sociales y a la ciudadanía consciente a asumir esta alianza táctica con firmeza, con humildad y con claridad de propósito. No es tiempo de dispersar fuerzas en disputas secundarias. Es tiempo de unidad en lo esencial: impedir el avance fascista, avanzar con conquistas sociales concretas y demostrar que la política puede ser un camino de dignidad para el pueblo.

¡Unidad por Chile, unidad por la vida digna, unidad por derrotar al fascismo!