Bisturí al actual sistema de medios en el país

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Alejandra Valle de “La Voz de los que sobran”, Libio Pérez, editor general de “Le Monde Diplomatique Chile”, Rocío Alorda, presidenta del Colegio de Periodistas, y Hugo Guzmán, director de “El Siglo”, echan un vistazo y vierten opinión sobre la realidad de la prensa nacional a partir del reciente informe del PNUD que, entre otras cosas, indicó que “el campo periodístico chileno está fuertemente concentrado en dos actores”.

“El Siglo”. Santiago. 8/2024. En Chile existe una asimetría inmensa en materia comunicacional, el campo periodístico chileno está fuertemente concentrado en dos actores, las audiencias de televisión están permeadas por desigualdades de representación, las cadenas duopólicas son las que construyen la agenda pública, la torta publicitaria estatal continúan favoreciendo a las grandes corporaciones periodísticas nacionales y extranjeras, son algunas conclusiones -no enteramente nuevas- que se desprenden de un reciente informe del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) y del bisturí que, a consulta de ElSiglo.cl, le aplicaron cuatro periodistas al sistema de medios que prevalece en Chile.

En esa línea, Rocío Alorda, presidenta del Colegio de Periodistas, expresa que “es interesante que el informe de PNUD constate hechos innegables respecto al ecosistema de medios en Chile: que los discursos públicos se disputan en espacios asimétricos donde se les da más espacios a ciertos actores y se privilegian ciertos discursos. Y dicha asimetría es causada por la fuerte concentración de la propiedad de los medios. Algo que ya sabíamos pero que repetirlo siempre es valioso”.

El documento del  PNUD señala que “el campo periodístico chileno está fuertemente concentrado en dos actores”, en referencia a los consorcios periodísticos empresariales Copesa (en manos del grupo financiero de Álvaro Saieh) y El Mercurio (ligado al llamado Grupo Edwards). Se recuerda que “ambas cadenas periodísticas tienen una clara afinidad con sectores políticos de derecha y con los intereses gremiales de la gran empresa”.

Esa situación se suma al monopolio de empresas nacionales y extranjeras que hegemonizan la propiedad y contenidos de los canales de televisión y las cadenas de radios en el país, entre ellas Iberoamericana-Prisa, Bethia, Luksic y Paramount.

Así, Chile es una de las naciones de mayor concentración propietaria y uniformidad editorial en América Latina, Norteamérica y Europa. En el informe del PNUD se hace ver que esa situación repercute, entre otros ámbitos, en la forma en que se están encarando los procesos de cambios, sin dejar de advertir que “el ecosistema de los medios en que se movilizan los discursos condiciona los debates”. En un cuadro donde es intensa la discusión por reformas de pensiones, salud, tributaria, medioambiente, educación, entre otros proyectos.

Roció Alorda sostiene que “en ese marco la posibilidad de instalar vocerías y nuevas narrativas sobre temas que impulsan cambios estructurales en Chile siempre estarán en desigualdad de condiciones por las limitancias que este ecosistema genera y el impacto de sus líneas editoriales”.

El director de “El Siglo”, Hugo Guzmán, expresa que “lo que dice el documento del PNUD es una nueva constatación de la anomalía del sistema medial chileno inclinado hacia un lado, sin posibilitar el equilibrio en diversidad, y apela al sentido común, es decir, no puede haber un adecuado debate de idearios y proyectos en el país, cuando hay monopolio comunicacional que beneficia a actores que, lógicamente, condicionan los diálogos y su incidencia en la sociedad. Eso establece una nociva uniformidad y una intolerancia mediática”.

En eso, añade, “hay una distorsión tremenda respecto a la teórica existencia de democracia comunicacional, de equilibrio informativo, de tolerancia de relatos, de simetría en la prensa, lo que sin duda y principalmente afecta el acceso de la gente a la diversidad de propuestas, al conocimiento plural, al diálogo entre sectores e intereses, en definitiva, se afecta al derecho a la información como derecho humano fundamental”.

“Controlan el relato social e impiden el cambio”

En tanto, Alejandra Valle, periodista y conductora en el programa “La voz de los que sobran”, indica que “lo primero, decir que este nuevo informe PNUD se pregunta por qué nos cuesta tanto cambiar. Y efectivamente como nuestro ecosistema de medios está concentrado en dos actores que tienen el 80% de lo que se informa, las empresas El Mercurio y Copesa, sus radios, sus productos audiovisuales y de redes sociales, controlan el relato social e impiden el cambio, ya que pertenecen a un sector político y empresarial, a una elite que no quiere que las cosas cambien”.

Agrega que “a través de columnas de opinión y encuestas de dudoso método científico, imponen el statu quo a pesar del amplio consenso social existente sobre los cambios más importantes. Para demostrarlo, PNUD usa tres ejemplos muy claros: pensiones (AFP), educación y protección del medioambiente”.

Alejandra Valle analiza: “Sin el afán de ser autoflagelante, esto lo vimos de manera muy clara en la campaña del Rechazo, a punta de columnas de opinión que te dicen que ‘el experto’ sabe más o a través de encuestas en que te convencían de que eras el único preocupado del tema. La opinión pública llegó a defender las AFP, cuando sólo algunos meses antes, más de un millón de personas habían salido a la calle para exigir el fin de su existencia”.

Abordando otro ámbito en esta situación medial, la periodista afirma que “con la entrada de las redes sociales a nuestras vidas, los medios de comunicación se han transformado en un poder aún más preponderante en la discusión democrática. Ya no son el cuarto poder, son el tercero (tras el económico y el político) y si nuestros medios siguen concentrados en defender el poder de las elites, nunca lograremos el bien común, que es a lo que debería tender el periodismo”.

“No existe contrapeso a medios convencionales”

Un sistema medial diverso siempre parte de la base de que existen contrapesos informativos y analíticos entre distintos medios de comunicación, diferenciados por su propiedad y líneas editoriales. Hay medios empresariales, públicos, sociales, comunitarios, partidarios. En el documento del PNUD se sostuvo que en Chile “no existe una prensa que proporcione un contrapeso a la cobertura y opiniones expresadas por medios convencionales”.

Al respecto, Libio Pérez, editor general de “Le Monde Diplomatique Chile” hace ver que “los contrapesos a los discursos que ponen en circulación los grandes medios, vinculados a los grupos empresariales y que defienden sus intereses, fueron eliminados con el Bando N°15 emitido por la Junta Militar inmediatamente después del golpe civil militar de 1973” y recordó que se omitieron de esa orden los diarios El Mercurio y La Tercera, precisamente los que mantienen el monopolio informativo en el país.

El periodista señala que “esta situación perduró durante los 17 años de dictadura, facilitando operaciones de guerra sicológica, montajes y difusión de noticias falsas. Generó, además, una forma de hacer periodismo que, básicamente, se hacía eco sólo de versiones oficiales, sin contrastar fuentes, sin publicar ninguna opinión de contrapeso a lo emitido o publicado por la prensa controlada”. Añade: “Eso se naturalizó, al punto que la aparición de medios independientes, como las revistas opositoras y dos diarios en las postrimerías de la dictadura, no era suficiente para contrarrestar el discurso oficial”.

“La transición democrática posterior mantuvo en lo grueso ese ecosistema de medios” apunta el editor general de “Le Monde Diplomatique Chile”.

Pero, además, Libio Pérez señala que a estas alturas “las cadenas duopólicas construyen la agenda pública, las mesas de pauta de los editores de la televisión revisan los diarios para ver los temas a tratar, repiten las mismas fuentes, las mismas cifras, los mismos enfoques. Casi no hay contrapeso de discursos distintos. Es así como se han instalado masivamente ideas como ‘la plata es mía’, que bloquea la posibilidad de reforma de pensiones, o ‘no me suban los impuestos’ lo que hace impopular una reforma tributaria”.

En la mirada o búsqueda de opciones informativas y comunicacionales, para Alejandra Valle “la aparición de las redes sociales hizo que proliferen a través de ellas medios que tienen un menor costo. En un primer momento, esto democratizó el ecosistema de medios, pero luego fueron tantos, que se generó sobreinformación, desorden y burbujas que te informan lo que quieres escuchar. Eso nos hace competir en condiciones muy desiguales con aquellos que son cadenas internacionales o que tienen presencia nacional”.

La “torta publicitaria” y “un mercado cruel”

Hablando ya de posibilidades actuales y elementos a considerar para remover el escenario de medios en el país, Libio Pérez manifiesta que “es posible fundar prensa independiente de los grandes grupos económicos, lo difícil es sostenerla. Casi toda la torta publicitaria se va a los grandes grupos de medios, incluida la publicidad estatal”.

El editor de “Le Monde Diplomatique Chile” abunda respecto a la posibilidad de modificar el sistema medial. “El mercado es cruel con las personas y también con la prensa”, dice, y agrega que “desde los tiempos de dictadura han surgido y desaparecido centenas, quizás miles de iniciativas de prensa alternativa, independiente de los grupos económicos, partidarias, vecinales, etc., pero muy pocas consiguen sustentabilidad. La mayoría sucumbe a las reglas del mercado, ya sea por la imposibilidad de mantener equipos periodísticos, no tienen mecanismos de distribución o no logran ampliar sus audiencias, transformándose en medios de nicho. Internet abrió posibilidades de ampliar la oferta de medios, pero también estos requieren de financiamiento para investigar y mantener equipos de periodistas. Los medios han sido reemplazados por los influencers”.

Reitera: “De nuevo, la torta publicitaria se reparte entre los grandes conglomerados digitales, ahogando los intentos por generar radios o canales vecinales o comunitarios. Aun así, la existencia de medios independientes sigue siendo un esfuerzo cotidiano de muchos periodistas que buscan hacer circular discursos distintos a los hegemónicos”.

Alejandra Valle añade otros elementos. “Sobrevivir sin el apoyo de la empresa privada, que tiene un claro sesgo ideológico, hace muy difícil la sobrevivencia de los medios contrahegemónicos. Más aún sin precarizar a los profesionales, que están altamente calificados para los cargos”.

La periodista de “La voz de los que sobran” sostiene que “no podemos dejar de decir que el Estado tiene aquí un papel fundamental, al no transparentar de buena manera cómo distribuye el avisaje estatal. Si éste fuera distribuido de forma equitativa, sin ir principalmente a los medios tradicionales y hegemónicos, podría garantizar el derecho humano a la información que tienen los pueblos, algo que hoy no se cumple”.

Hugo Guzmán plantea que “no se pide limosna o apoyos sobredimensionados, sino avisaje que se corresponda a la realidad de los medios, pero que no se limite a metrajes o ‘alcances’, sino que tenga consideraciones cualitativas respecto a apoyar la existencia concreta de diversidad medial, como ocurre en decenas de naciones de todo el mundo, sin que haya traumas”.

“El rol de la televisión también está permeada por desigualdades”

Los canales de televisión están en manos de grandes corporaciones empresariales nacionales y extranjeras. Esto no es menor si se considera que la televisión tiene enorme influencia en las personas a través de distintos espacios de contenidos, donde no sólo se aborda información y entrega de antecedentes, sino también códigos y comportamientos culturales.

En el informe del PNUD se indica que “la televisión abierta, también concentrada en Chile en manos de grupos empresariales, tiene un rol clave en la formación y representación de opiniones sobre asuntos públicos, especialmente a través de noticiarios y programas matinales”. Eso incide, por cierto, en las miradas respecto a los cambios y reformas que se plantean en el país.

Rocío Alorda comenta que “el rol de la televisión como medio que llega de manera masiva a las audiencias también está permeada por esas desigualdades de representación que sin duda impacta en los debates a los que pueden acceder las audiencias”.

La presidenta del Colegio de Periodistas sostiene que “por eso hoy es vital que se fortalezca el rol público de TVN (Televisión Nacional) de modo que exista una posibilidad de que las personas se informen de manera plural sobre el debate público y así mismo tengan mayor acceso a apuestas transformadoras para el bien común”.

Enfatiza que “es urgente, por el bien de la democracia y tal como señala el informe, mejorar la calidad del debate público y eso es también una gran responsabilidad que los medios chilenos deben cumplir, sobre todo los pocos medios públicos que Chile tiene”.

“Disputa entre actores diversos” y los desafíos

El informe del PNUD anota que “los discursos públicos no existen en el vacío. Son el resultado de disputas entre actores diversos, algunos de los cuales tienen intereses en aquello que es materia de controversia. Estas disputas tienen lugar en el espacio normalmente asimétrico de los medios de comunicación social, que tienden a dar más espacio a unos actores que a otros, y a privilegiar determinados discursos por sobre otros”.

Y se añade que “de esta manera, la producción y circulación de los discursos públicos se da en un espacio restringido y sesgado, con una fuerte influencia de ciertos actores sobre la opinión pública”.

Para Hugo Guzmán, director de “El Siglo”, lo anterior “es consecuencia o da cuenta de algo sabido, aunque hay quienes desean ocultarlo: los medios no son asépticos, pertenecen a un grupo de interés, son parte de controversias y disputas de idearios y proyectos, privilegian voceras y voceros y, por tanto, tienden a representar prioritariamente a sectores de la sociedad. Y en ese marco, en Chile la situación medial es asimétrica y quienes representan a sectores conservadores, contratransformadores, y a sectores del poder financiero y fáctico, pueden contar con mayor incidencia en la ciudadanía. Claramente los sectores transformadores, populares, sociales, laborales, indígenas, femeninos, están en desventaja medial y no cuentan con espacios opcionales. Eso traza un desafío, cómo se rompe el estado de situación, y en eso tienen un rol el Legislativo, el Estado, los partidos políticos de izquierda, el movimiento social, los intelectuales y artistas, los empresarios progresistas, porque al final del día, tener un sistema medial equilibrado y diverso, mejora el sistema democrático e institucional”.

Alejandra Valle de “La Voz de los que Sobran” añade en cuanto a los retos en perspectiva, que “nuestra labor, entonces, está llena de desafíos. El periodismo que se realiza pensando en todas, todos y todes, debe salir de la burbuja de las elites, cambiar las fuentes a las que entrevista, abrir espacio a nuevas voces y salir del nicho. Debemos tener vocación de masas, si queremos construir una opinión pública informada y con pensamiento crítico”.