Trump no actúa por filantropía, ve en Milei un baluarte contra la influencia china en Sudamérica (Argentina debe US$ 18.000 millones a Pekín y exporta soja a cambio de canjes de divisas). El rescate es un «inédito respaldo político» para contrarrestar eso, pero condicionado a resultados electorales para maximizar el retorno. Si Milei gana y su partido La Libertad Avanza gana en las elecciones legislativas del 26 de octubre, Estados Unidos (EU) gana un aliado leal en la región; si pierde, cortan pérdidas y evitan «tirar plata a la izquierda». Lo que sugiere un realineamiento agresivo de Washington hacia gobiernos «MAGA» en América Latina, con riesgos de inestabilidad si Milei no logra el triunfo electoral.
Eduardo Andrade Bone. Analista Político. Santiago. 10/2025. El viaje reciente del presidente argentino Javier Milei a Estados Unidos, concretado en septiembre y octubre de 2025, ha resultado en un respaldo financiero inédito por parte del gobierno de Donald Trump, que incluye un canje de divisas (swap) por US$ 20.000 millones y la posibilidad de sumar otros US$ 20.000 millones con fondos privados, totalizando hasta US$ 40.000 millones en asistencia. Pero no todo es miel sobre hojuelas.
“Nos van a salir dólares por las orejas”, afirmó Milei al proyectar un ingreso masivo de divisas impulsado por una presunta expansión de sectores productivos y el respaldo condicionado de un país depredador como Estados Unidos.
Donald Trump lo recibió con un respaldo a regañadientes, pero atado a una condición clara, «si pierde, no vamos a ser tan generosos con Argentina». Lo que ha generado un revuelo negativo para Milei no como un negociador astuto, sino como alguien que expuso su debilidad interna ante un padrino externo, saliendo con las manos atadas en lugar de llenas de «lana».
El presidente estadounidense lo dijo «mirando a los ojos» a Milei, el apoyo financiero y político depende de que su partido de ultraderecha, La Libertad Avanza (LLA), obtenga una victoria electoral relevante, lo que le daría a Milei mayor control en el Congreso para avanzar en sus reformas. Las declaraciones de Trump, repetidas en múltiples medios, han sido interpretadas como una injerencia asquerosa y directa en la soberanía argentina.
De allí que el dicho popular que «fue por lana y salió trasquilado», captura perfectamente esa ironía de buscar un beneficio y terminar en desventaja, y en el caso de Milei, resuena con fuerza en el debate latinoamericano actual. Javier Milei viajó a EU en busca de un salvavidas financiero para apuntalar la alicaída economía argentina ante la escasez de reservas y la inminencia de las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Este apoyo busca estabilizar la economía argentina en medio de una crisis de liquidez aguda, caracterizada por escasez de dólares, un peso sobrevaluado, mala gestión gubernamental y tensiones políticas derivadas de derrotas electorales recientes. Sin embargo, con problemas de larga data (inflación crónica, deuda externa y ciclos de default), esta ayuda ofrece un alivio solo temporal más que una solución estructural y real.
A pesar de algunos avances transitorio en la acumulación de reservas y buscando reducción del déficit fiscal bajo Milei, las reservas del Banco Central se agotaron rápidamente, forzando intervenciones costosas (más de US$ 1.000 millones en una semana) y elevando las tasas de interés, lo que frena el crecimiento.
Todo esto en contexto político inestable, derrotas electorales (como en los comicios de septiembre para legisladores provinciales en Buenos Aires, la región electoral más grande del país) y escándalos de corrupción que involucran directamente a su familia (a su hermana Karina), han erosionado la aprobación de Milei (alrededor del 40%), generando desconfianza inversora y tensiones con el Congreso y gobernadores provinciales.
Los ultraneoliberales del gobierno de Milei, han tenido un tipo de cambio que está inflado en un 20-30%, lo que desincentiva exportaciones y genera déficit comercial, impidiendo un flujo sostenido de divisas.
Estas causas se suman a problemas históricos como la hiperinflación, que Milei redujo algo gracias a recortes drásticos en gasto público y despidos masivos, siempre golpeando al pueblo argentino.
En el corto plazo (hasta fin de 2025), este préstamo ofrecería un respiro temporal, estabilizando reservas y mercados para que Milei navegue las elecciones y continúe con sus reformas ultra neoliberales. Sin embargo, a mediano y largo plazo, la crisis no se resolverá solo con dólares externos, como se suele decir …“pan para hoy y hambre para mañana”.
Argentina necesita abordar raíces estructurales como la dependencia de materias primas, la rigidez fiscal y la polarización política, posiblemente mediante una depreciación gradual del peso y mayor consenso legislativo, dicen expertos económicos del país trasandino.
El riesgo es alto, si las elecciones salen mal o el apoyo de Trump se evapora (Milei asegura que dura «hasta 2027»), podría acelerarse un default o hiperinflación. En positivo, esto podría marcar un giro hacia mayor integración con Occidente, en negativo, profundiza la «maldición de los recursos» y la volatilidad crónica.
En términos geopolíticos, esto es más un incentivo condicionado pues EE.UU. busca asegurar que su inversión (financiera y estratégica) beneficie a un gobierno de extrema derecha como el de Milei, evitando una derrota ante la oposición (posiblemente peronista o de centroizquierda) que diluya o revierta las reformas promercado.
Críticos en Argentina y la región lo ven como un eco de la Doctrina Monroe, con toques coloniales, «Volvimos a los tiempos de la colonia», como lo expresan algunos medios de prensa, el debate es feroz, con opiniones diversas llamándolo «intromisión directa» o «escándalo colonial», expresando que, si el vasallo de Milei pierde, el préstamo se «bloquea» y la economía colapsa definitivamente, forzando una renuncia o caos o dejando las puertas abiertas incluso para un “presunto golpe de estado”.
Trump no actúa por filantropía, ve en Milei un baluarte contra la influencia china en Sudamérica (Argentina debe US$ 18.000 millones a Pekín y exporta soja a cambio de swaps). El rescate es un «inédito respaldo político» para contrarrestar eso, pero condicionado a resultados electorales para maximizar el retorno, si Milei gana, EE.UU. gana un aliado leal en la región, si pierde, cortan pérdidas y evitan «tirar plata a la izquierda». Lo que sugiere un realineamiento agresivo de Washington hacia gobiernos «MAGA” en América Latina (al estilo ultraconservador como el eslogan del Partido Republicano de EU: “Make America Great Again”), con riesgos de inestabilidad si Milei no logra el triunfo electoral.
Este «trasquilado» simbólico ilustra cómo Milei, en su apuesta libertaria ultra neoliberal, ha hipotecado soberanía por supervivencia inmediata. Lo que sugiere que Argentina necesita diversificar alianzas, más MERCOSUR, menos mono dependencia de un país depredador como EE.UU. y que las elecciones del domingo 26 octubre, serán un referéndum no solo sobre Milei, sino sobre cuánto control externo tolera la región.
Las cartas ya están echadas para las elecciones del 26 de octubre y la encuesta publicada por la consultora Opina Argentina señala que el 58% de las personas consultadas evalúa de manera negativa la actual administración, dato que refleja un declive de cuatro meses consecutivos y todo parece indicar que la “sierra de Milei” terminará por destrozarlo a él y a la Libertad Avanza (LLA).
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa se mofaron del desconcierto y circo del Gobierno. «¡argentinos… ya saben lo que hay que hacer!», escribió la exmandataria, en alusión a las elecciones del próximo 26 de octubre.