Comando Sur de Estados Unidos maniobra con fuego real en el Caribe. Se gesta un pretexto para una acción militar contra Venezuela. Se activó ejercicio militar para defender la paz. La guerra de Trump contra Venezuela y su inserción en la dinámica regional y global.
“Rusia Today”. “Telesur”. “Cubadebate”. “El Siglo”. El Comando Sur de Estados Unidos (EU) ejecutó maniobras con fuego real en las aguas del Caribe, en medio de la escalada de asedio denunciada por Venezuela debido a la “provocación” con el sobrevuelo de aviones F-35 cerca de sus costas.
En un mensaje compartido en redes sociales, el Comando explicó que se trataba de maniobras conjuntas entre las Fuerzas de la Marina de Guerra y el Cuerpo de Marines de EU, que implicaron “un ejercicio de fuego real con sistemas de armas navales en el Mar Caribe”.
“Las fuerzas militares estadounidenses están desplegadas en el Caribe en apoyo de la misión del Comando Sur”, destacó el mensaje, tras precisar que las operaciones están dirigidas por el Departamento de Guerra de EU y alineadas con las prioridades del Presidente Donald Trump, la Cuarta Flota y el Cuerpo de Marines asignado a la zona.
En el video que acompaña la publicación se observan imágenes del despliegue operativo en tierra y mar, al tiempo que se replican las palabras recientemente pronunciadas por el jefe del Departamento de Guerra de EU, Peter Hegseth: “Que no te quepa duda, lo que están haciendo ahora no es entrenamiento, es un ejercicio del mundo real”.
Las acciones se divulgan en medio de una evidente escalada de hostilidades por parte de EU contra Venezuela, que se han incrementado con la inédita presencia militar en las aguas del Caribe con el supuesto pretexto de la lucha antidrogas.
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, denunció el sobrevuelo de al menos cinco aviones de guerra estadounidenses del tipo F-35 frente a las costas venezolanas. “Los estamos viendo, quiero que sepan. Y quiero que sepan que eso no nos intimida, no intimida al pueblo de Venezuela”, advirtió.
La acción fue repudiada por Caracas, que llamó a Hegseth a que “cese de inmediato en su postura temeraria, aventurera y guerrerista, que pretende socavar la zona de paz de América Latina y el Caribe y pone en peligro la estabilidad regional”.
Del mismo modo, Venezuela interpondrá reclamos ante las Naciones Unidas y otras entidades multilaterales, “para que se adopten las medidas necesarias que impidan la repetición de estas acciones ilegales y peligrosas”.
En paralelo, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció que el 4 de octubre se desplegará en todo el país un “ejercicio especial de carácter organizativo” del que participarán los cuatro componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y las Milicias Bolivarianas, como parte de la preparación del país ante la amenaza militar estadounidense.
En agosto, medios internacionales informaron sobre un despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe, supuestamente para enfrentar a los cárteles de la droga. Paralelamente, la Fiscal General de Estados Unidos, Pam Bondi, duplicó la recompensa por información que condujera al arresto del presidente venezolano bajo la acusación -nunca sustentada- de liderar un “cártel de narcotráfico”.
Tras el despliegue militar estadounidense, los cancilleres de bloques como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han pedido que se respete la declaración de la región como una zona de paz.
Hasta el momento, Washington afirma haber bombardeado tres embarcaciones en el Caribe, que han dejado al menos 17 víctimas mortales. Maduro sostiene que su país es presa de “una guerra multiforme” orquestada desde EU en interés de propiciar un “cambio de régimen”.
Otros mandatarios de la región como Miguel Díaz-Canel (Cuba), Luis Arce (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua) y Gustavo Petro (Colombia), consideran que no existe evidencia alguna que sirva de base a la acusación estadounidense contra Maduro, mientras que sí son públicas las apetencias del país norteamericano por dominar recursos estratégicos presentes en el hemisferio occidental.
Venezuela activa ejercicio militar para defender la paz
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la Milicia Bolivariana realizarán este sábado un ejercicio militar de carácter organizativo para fortalecer los mecanismos de defensa territorial del país.
Tras una reunión con el Estado Mayor Superior, el mandatario detalló que se revisaron los avances de los planes de defensa territorial y los logros obtenidos en el despliegue de las Fuerzas Armadas en tierra, mar y espacio aéreo para el ejercicio pleno de la soberanía.
El jefe de Estado enfatizó que el ejercicio es “organizativo” y “de chequeo”, por lo que no implicará un movimiento de armamento. El objetivo es afinar los mecanismos de mando, conducción y comunicación del sistema defensivo nacional.
La operación incluirá las estructuras nacionales y regionales de la FANB, las 335 Áreas de Defensa Integral (ADI), las 5.336 Unidades Comunales Milicianas (UCM) y las 15.751 Bases Populares de Defensa Integral (BPDI).
Nicolás Maduro puntualizó que con estas acciones Venezuela continúa construyendo su “poder popular militar” como un inmenso movimiento popular. “Porque Venezuela se respeta”, sentenció.
El titular de Defensa, General en Jefe Vladimir Padrino López, denunció la provocación de los cazas estadounidenses, “más de 5 vectores con características de vuelo de 400 nudos y volando a una altura de 35.000 pies”.
El Gobierno bolivariano aseguró que “Venezuela no aceptará intimidaciones ni agresiones extranjeras” y reiteró que “ejercerá plenamente su derecho a la defensa de la soberanía nacional”.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se mantendrá en alerta permanente con el Sistema Integrado de Defensa Aeroespacial y denunciará lo sucedido ante el secretario general de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Caracas ejercerá plenamente sus derechos de defensa, basada en disposiciones internacionales que garantizan la soberanía de los Estados, refiere la declaración.
Asimismo, se enfatiza la importancia de la cooperación entre gobiernos regionales para preservar la zona de paz de América Latina y el Caribe, reconocida por la CELAC en su declaración fundacional.
Comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba: Se gesta un pretexto para una acción militar contra Venezuela
Como alertara el Gobierno Revolucionario el pasado el 18 de septiembre, la escalada de acciones del gobierno de los Estados Unidos para justificar una agresión militar contra la República Bolivariana de Venezuela se ha sostenido y se incrementa.
La extraordinaria acumulación de medios militares en el Sur del Caribe, las recientes incursiones ilegales de aviones de combate estadounidenses en una Región de Información de Vuelo venezolana, la reiterada destrucción de embarcaciones civiles y el asesinato de sus tripulantes, y el anuncio de que acciones militares de esta índole se trasladarían a zonas terrestres, se complementan con la notificación de que los Estados Unidos estarían en un conflicto armado no internacional contra combatientes ilegales.
Esta insólita notificación, que intenta legitimar y justificar acciones militares de mayor envergadura, pudiera constituir el pretexto para ejecutar una acción militar contra Venezuela, en violación de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
Una agresión militar directa contra Venezuela desencadenaría un conflicto armado que tendría incalculables consecuencias para la paz, la seguridad y la estabilidad de Nuestra América.
Reiteramos el firme e inquebrantable apoyo de Cuba al gobierno bolivariano y chavista de Venezuela y a la Unidad Popular y Militar del pueblo venezolano. La agresión militar debe detenerse para que se preserva la paz en América Latina y el Caribe.
La guerra de Trump contra Venezuela y su inserción en la dinámica regional y global
Sergio Rodríguez Gelfenstein. Analista. Caracas. Quisiera entregar algunas pautas que aporten a la comprensión de la guerra de Trump contra Venezuela y su inserción en la dinámica regional y global. Creo que esta situación hay que verla a partir de dos dimensiones: la internacional y la interna de Estados Unidos.
En primer lugar me parece necesario decir que en el mundo de hoy ningún hecho está aislado del otro. En esa medida, analizar los fenómenos que ocurren de forma aislada no permite tener una visión holística del asunto. La conflictividad mundial que se manifiesta en diferentes latitudes y longitudes del planeta y en todos los continentes es expresión de una crisis general de la hegemonía occidental, en particular de Estados Unidos y en última instancia, es una crisis del capitalismo como modelo económico social que no ha podido resolver los grandes problemas de la humanidad. Esta crisis se diferencia de las anteriores en que no es de carácter cíclica sino que manifiesta elementos de índole estructural y que en su desarrollo dialéctico, avizora un cambio de época y de sistema.
En su desarrollo, está generando condiciones para la emergencia de un mundo nuevo, con contornos difusos aún, pero que expresa un indudable avance respecto del pasado. Así, se manifiestan tres características fundamentales que dan cuenta de la transformación estratégica de la hegemonía:
- El espacio noratlántico está dejando de ser el eje de las decisiones políticas en el planeta. Ese rol está siendo asumido por Eurasia. En este territorio, la presencia de Estados Unidos y Europa es irrelevante ante el determinante papel que están jugando China y Rusia en él.
- A diferencia del pasado que exponía una preponderancia de los mares y océanos ahora, tal foco se manifiesta desde un espacio terrestre. Eso implica la necesidad de una transformación estructural de la doctrina militar y por tanto de la organización y las misiones de las fuerzas armadas que deben pasar de la preponderancia naval a la terrestre. Los portaaviones dejaron de ser la más importante arma ofensiva. Ese rol lo juegan ahora los misiles hipersónicos que solo poseen Rusia, China, Irán y la República Popular Democrática de Corea.
- Ahora, la hegemonía no sólo se está construyendo desde el poderío bélico, también está influyendo de forma determinante el potencial económico y financiero y sobre todo el científico-tecnológico en los que Estados Unidos está perdiendo la batalla.
Estados Unidos y Occidente están enfrentando conflictos en Ucrania, Palestina, África, Asia Occidental (en varios lugares de su geografía), Yemen, Irán, Europa y…el Caribe. En la medida que está perdiendo la guerra en su dimensión estratégica en los planos económico, comercial, científico y tecnológico y, considerando que el dólar está siendo usado cada vez menos, su única posibilidad de responder a esta situación de alta conflictividad es a través de la amenaza, el chantaje y la violencia, ya sea usando instrumentos bélicos o, de igual manera, los comunicacionales, culturales y mediáticos. Estos factores están presentes en todo el mundo y por supuesto en la agresión imperialista contra Venezuela desde el Mar Caribe.
De otra parte deben ser considerados los particulares factores internos de Estados Unidos que están incidiendo como nunca antes en la dinámica internacional. Tal vez sea esta la primera vez en la historia que el gobierno de Estados Unidos no pueda ser caracterizado como una administración claramente republicana o demócrata.
Hoy, el gobierno de Estados Unidos es bipartidista y multisectorial, se podría caracterizar sencillamente como “la administración Trump”, formada de manera obvia por republicanos, pero también por demócratas (Tulsi Gabbard, Directora de Inteligencia Nacional y Robert F. Kennedy Jr., Secretario de Salud y Servicios Humanos lo son…o por los menos lo eran).
Asimismo forman parte de la administración los neoconservadores de la ultra derecha neofascista estadounidense que han hecho una alianza con el lobby cubano americano para intentar mantener a Estados Unidos en una guerra fría ideológica tal como en el siglo pasado con la única diferencia que antes el enemigo era la Unión Soviética y ahora es el Partido Comunista de China.
Otros componentes fundamentales del régimen de Trump es el grupo político e ideológico más próximo a Trump conocido como MAGA (Make American Great Again), además de sus familiares y amigos más cercanos, así como los multimillonarios de los cuales el más connotado (pero no el único) es Elon Musk.
Trump tiene además que hacer que estos grupos de interés de su administración convivan con el “Estado Profundo” que tiene opiniones propias: (Fuerzas Armadas, comunidad de inteligencia, sistema financiero (Wall Street), medios de comunicación, Complejo Militar Industrial, transnacionales energéticas, la gran industria farmacéutica y el narcotráfico manejado y organizado de forma sistémica por la DEA), sin ninguno de los cuales puede sobrevivir un presidente de Estados Unidos porque todos ellos configuran el sostén de su sistema político.
Es decir que, hoy no se puede hablar de Estados Unidos como si fuera un país monolítico y cohesionado y no se puede hablar de “gobierno estadounidense” como si hubiera uno solo. Hay muchos gobiernos dentro de una misma administración. Trump los une, ellos lo necesitan para conservar espacios de poder y Trump, a su vez, los requiere y los usa para sostenerse en el poder. Es una relación simbiótica.
En el caso de Venezuela y sus relaciones con Estados Unidos, esta situación es particularmente notoria. En simultáneo, el gobierno del presidente Nicolás Maduro debe vincularse con los MAGA (Richard Grenell) con quien se tiene una cierta relación de respeto que ha permitido que Estados Unidos, por instrucciones de Trump, resuelva con prontitud los tres problemas que tenía con Venezuela: el restablecimiento del envío de petróleo, la recepción de los venezolanos deportados y el retorno a su país de los estadounidenses presos en Venezuela por actividades terroristas y delincuenciales. La negociación y el diálogo han permitido solventar estos diferendos en cada caso.
Pero en paralelo, la misma administración, bajo el gobierno de los neoconservadores y los líderes neofascistas cubano americanos, con anuencia del mismo Trump que le ordena a Grenell negociar y dialogar, han desplegado una flota para amenazar a Venezuela con acciones militares bajo argumentos falsos, que no se han podido probar ni demostrar.
Este manejo difuso de Trump responde a ese carácter multi sectorial y de intereses variopintos de su administración y, por cierto, a la personalidad ególatra, soberbia prepotente, narcisista y grandilocuente de alguien que se crió como niño rico y que se acostumbró a vivir de esa manera, es decir obteniendo todo lo que quiere por vía del dinero o de la adquisición por la fuerza cuando algo no estaba a su alcance. Los pueblos del mundo tienen que comprender esta dinámica y aprender a actuar en las condiciones que ella genera.
En el caso de la amenaza a Venezuela, una invasión militar al país es poco probable por varias razones:
- No existe consenso en la administración estadounidense respecto de la validez de una acción de este tipo.
- No hay apoyo de la opinión pública de Estados Unidos a la realización de un ataque de estas dimensiones.
- No hay convicción absoluta en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de poder lograr una victoria inmediata a fin de que su acción no derive en una larga guerra de resistencia que no desean.
- No existe un consenso regional de apoyo a una invasión a Venezuela. Hasta gobiernos leales y subordinados a Washington lo rechazan. No existe el Grupo de Lima.
- No está Duque en Colombia ni Bolsonaro en Brasil para dar el apoyo terrestre necesario para una potencial operación desde el mar.
- Y lo más importante, no hay un frente interno que reciba a los invasores para darle apoyo y soporte. La oposición terrorista configura hoy una minoría ínfima que solo existe por el apoyo financiero y logístico de los sectores políticos neoconservadores de Estados Unidos y Europa. Esa oposición desarticulada no tiene proyecto y está bajo control de los órganos de inteligencia de Venezuela que actuarán contra ella en el mismo momento que Washington dé un paso para invadir el país.
No obstante todo lo anterior, no se puede descartar que Estados Unidos produzca alguna acción terrorista de otro tipo contra Venezuela. En el contexto, su gran problema es cómo salirse del conflicto en que se metió con una “victoria” que le permita demostrar ante su opinión pública que la acción tomada hizo que Estados Unidos fuera más seguro. Eso no es tan difícil ante esa opinión pública idiotizada por el poder mediático.
Por ello, Venezuela debe estar alerta. Las armas de Venezuela son un pueblo unido y movilizado, un liderazgo sólido del presidente Maduro, una fuerza armada desplegada y en total disposición de combate y sobre todo, un pueblo con innegable voluntad de combatir y de vencer.