La presidenta de las Juventudes Comunistas señaló que “por estos días la amenaza en la vereda de enfrente no es el mal menor, no es la socialdemocracia ni el liberalismo, es el fascismo, el odio, la violencia, el negacionismo, el retroceso”. Señaló que “sabemos quiénes son y responderemos ferozmente con la disciplina que nos es propia ante la arremetida ultraderechista”. Hablando en el acto por los 93 años de las JJCC, la dirigenta manifestó: “Frente al cansancio y la enajenación, proponemos esperanza, frente al individualismo, el poder del colectivo. Esta es la exégesis de la juventud popular chilena, poner nuestras mentes frescas a disposición de pensar un futuro de justicia social y aunar las voluntades de quienes resisten este sistema en soledad y sufrimiento”. Sostuvo que “a lo largo de todas estas décadas, nuestra identidad se ha fundido con la identidad de nuestra patria, al punto en que hoy es imposible hablar de ciertos procesos sociales sin referirse al rol que desempeñó la Jota y sus liderazgos” y entregó una síntesis de resoluciones del reciente Congreso de la organización.
“El Siglo”. Santiago. 9/2025. El siguiente es el texto íntegro del discurso de Catalina Lufín Pacheco, presidenta de las Juventudes Comunistas (JJCC), pronunciado en el acto por los 93 años de fundación de esa organización, realizado el 6 de septiembre en el Aula Magna de la Universidad de Santiago:
Queridos compañeros y compañeras de las gloriosas Juventudes Comunistas de Chile y el Partido Comunista, amigos y amigas del progresismo y la izquierda.
Es un tremendo honor poder entregarles estas palabras no solo en el marco de nuestros 93 años de lucha junto al pueblo, sino que particularmente en este momento tan sensible y relevante para la historia de Chile y de nuestra colectividad.
Y, por cierto, cómo no saludar con especial cariño y aprecio a los cientos de militantes, semilleros de rebeldía, que han repletado este salón para encontrarnos nuevamente y compartir con el país nuestra lectura y visión de este ciclo político.
Nuestra historia y esta generación
La Jota tiene su génesis en el año 1932 como la Federación Juvenil Comunista, cuando se hace evidente que las y los jóvenes merecíamos un espacio político propio dentro del Partido para desarrollarnos íntegramente como cuadros y para levantar las urgencias de la juventud popular.
A lo largo de todas estas décadas, nuestra identidad se ha fundido con la identidad de nuestra patria, al punto en que hoy es imposible hablar de ciertos procesos sociales sin referirse al rol que desempeñó la Jota y sus liderazgos. Las escuelas de educación de educación popular en la primera mitad del siglo XX, la reforma universitaria del 68 por la democratización del conocimiento, los trabajos voluntarios en plena Unidad Popular, la lucha clandestina y valerosa contra el tirano, la rearticulación del tejido social en los 90 por medio de movilizaciones que poco a poco crecían y crecían, el movimiento estudiantil del 2006 y 2011 por la educación de calidad e incluso en nuestra historia reciente, momentos como la revuelta popular de octubre, las ollas comunes como una acción de dignidad y solidaridad en la cuarentena y hoy la instalación de una candidatura presidencial que se ha consagrado como la candidata de los jóvenes, nuestra compañera Jeannette Jara.
Así, resulta que la historia de las Juventudes Comunistas tiene mucho que ver con la historia de Chile.
Pero nuestro pasado no debe limitarnos ni intimidarnos por su grandeza, sino que ser fuente de inspiración para hacer futuro. Porque el presente nos exige más que nostalgia, no podemos alimentarnos de las victorias de otro tiempo sino que erguirlas como un estandarte que nos muestra lo lejos que hemos llegado.
Compañeros y compañeras, nuestra generación debe desafiar la historia y hacerla avanzar.
Tesis
Hoy hacemos públicas las resoluciones de nuestro XVI Congreso Nacional, resultado de la acumulación de ideas y reflexiones colectivas que cimentan nuestra tesis o más bien, nuestro mandato: la construcción de movimiento juvenil popular para retomar la vanguardia y con ello, abrir fisuras en el modelo neoliberal. Pero quiero detenerme en esto, compañeros y compañeras, porque ¿qué significa retomar la vanguardia? Significa dejar de reaccionar a lo que nos ocurre y comenzar a tomar acción, significa dejar de caminar sobre los pasos de otros y abrirnos sendero entre lo pedregoso. Retomar la vanguardia revolucionaria significa que nosotros y nosotras, instruidos en el marxismo y con un compromiso de vida por la causa socialista, lideremos un proceso de mayorías en que el pueblo tome Partido y se organice en función de su propia emancipación.
Frente al cansancio y la enajenación, proponemos esperanza, frente al individualismo, el poder del colectivo. Esta es la exégesis de la juventud popular chilena, poner nuestras mentes frescas a disposición de pensar un futuro de justicia social y aunar las voluntades de quienes resisten este sistema en soledad y sufrimiento.
Ellos y ellas, los jóvenes trabajadores que vuelven con la suelas tristes y oscuras a sus casas, los estudiantes que llevan los sueños de sus padres y abuelos a cada cátedra universitaria, los pobladores que viven con el asedio de las inmobiliarias, las mujeres de nuestra patria que se enfrentan a una ola conservadora que no da tregua y que pone sus derechos en tela de juicio. Ellos y ellas, compañeros, merecen que el esfuerzo de toda una vida valga la pena. Merecen que el trabajo rinda frutos en su mesa y eso solo es posible a través de la transformación total de la sociedad con la unidad y orden de las fuerzas democráticas.
El capitalismo, que por cada crisis, se reinventa, no lo superaremos en un día, pero hoy tenemos la obligación de abrir grietas, fisuras y cuestionamiento consciente al modelo que explota nuestras vidas. Debemos, entonces, proponer una alternativa y desafiar los límites del Estado. Nuestro Congreso identificó varias tareas y definiciones clave para avanzar hacia ese horizonte.
Puntos clave Congreso Nacional
En primer lugar, que las Juventudes Comunistas de Chile asumimos la defensa de la educación pública como una tarea de primer orden a propósito de la crisis que hoy atraviesan los centros de educación del estado en tanto el modelo de financiamiento por voucher socava su existencia y favorece a proyectos serviles al vaivén del mercado.
Para esto es indispensable la recomposición tanto política como orgánica de un movimiento estudiantil como agente dinamizador de procesos sociales. Un movimiento estudiantil que comprenda la educación en función del desarrollo nacional y comprenda también al pensamiento crítico como una cualidad mínima de cualquier joven que accede a un instituto o universidad. En especial un joven comunista, que debe disponerse a ser el mejor estudiante y un buen dirigente para formarse como un profesional íntegro que participe de su comunidad y tenga el más alto estándar ético.
Sin embargo, sabemos que somos parte de una generación que miraba el título profesional como una promesa de movilidad o ascenso social y que ante esa sana expectativa, el neoliberalismo se ha burlado en nuestras caras. Se ha burlado porque los años de desvelo y sacrificio no son valiosos para el mercado, porque las mentes agudas no le sirven a la tecnocracia. Porque para este modelo, los jóvenes somos mano de obra barata.
Por eso las Juventudes comunistas nos proponemos estudiar y defender las demandas laborales juveniles, promoviendo la sindicalización en el mundo del retail y de los servicios, sectores que por su alto nivel de precariedad han sido el receptáculo para los hijos e hijas de la clase proletaria.
Asimismo, nos comprometemos a impulsar políticas públicas urgentes en esta materia, que, por ejemplo, pongan fin a los abusos de las prácticas profesionales y reconozcan al estudiante como trabajador en formación e igualmente garanticen el derecho al primer empleo en condiciones dignas.
Los sueños de nuestra clase, compañeras y compañeros, demandan también un techo. Un techo bajo el cual protegerse de la tempestad y que les permita pensar sin ataduras en el tipo de familia que quieren. Un techo que no sea el de sus padres ni el de sus abuelos porque, después de un tiempo, el espacio se hace pequeño para todos y el cariño no es razón para el hacinamiento. Un techo que soporte la intensidad de nuestra tierra y nos acompañe en al menos una parte de nuestras vidas.
Así es que la lucha por la vivienda para la Jota constituye una de nuestras principales preocupaciones del periodo, donde nos proponemos participar y levantar comités de vivienda juveniles, denunciar la grosera especulación inmobiliaria y bregar por una nueva política de subsidio y arriendo joven.
A casi 53 años del golpe de Estado, asumimos la responsabilidad de acompañar a las víctimas de la represión y la violencia de Estado. A los familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos en dictadura que han entregado noblemente su vida a lucha por la verdad, la justicia y reparación. Sin embargo año a año vemos como los familiares, las esposas, las hermanas e hijas padecen la inevitable enfermedad del tiempo y lloramos su partida física. Recae en todos nosotros, compañeros y compañeras, el compromiso de hacer del nunca más un lema de futuro para Chile. Debemos tomar la posta que dejan las y los familiares porque los detenidos y ejecutados no solo les faltan a ellos, sino que nos faltan a todos y todas.
Así también es nuestra promesa con las víctimas en democracia. Se reportan al menos 460 víctimas de trauma ocular durante la revuelta popular de octubre y en los últimos años hemos presenciado la persecución y desaparición a los activistas por la defensa del medioambiente en las denominadas zonas de sacrificio. A ellos y ellas les decimos que no están solos y que su nombre no dejará de sonar en las calles y avenidas.
Estos objetivos, compañeros y compañeras, como verán son tan ambiciosos como urgentes y para poder mirar hacia atrás en cuatro años más y decir con certeza que hemos avanzado, necesitamos llegar a quienes a aquellos jóvenes que hasta ahora han decidido organizarse fuera de los márgenes de la institucionalidad o de la militancia político-partidista. No por esto quedándose sin quehacer. No. Por el contrario, recomponiendo el tejido social a partir del trabajo en las artes, la cultura y el deporte. Pasiones, talentos y formas de expresión humana que le dan sentido a la vida. En medio de un modelo que nos exige inmediatez y nos hace extraños entre nosotros mismos, hermanos y hermanas de clase, estas iniciativas son una manera de revalorizar lo colectivo y que pueblan con alegría nuestros territorios, convirtiéndose en agentes dinamizadores y de alto interés juvenil.
Por eso fortaleceremos nuestra política cultural y deportiva, abogando por vincular a las bases a clubes deportivos y agrupaciones culturales y robusteciendo nuestro aporte desde la mística que provee la Brigada Ramona Parra, el frente Poetico Jorge Teillier, las murgas y batucadas y cuanta otra expresión que se trabaja en nuestras filas.
Crecimiento JJCC
Finalmente quisiera destacar un objetivo que ya alcanza un grado de maduración tras sólo 3 de meses de terminado nuestro Congreso: el crecimiento.
Al calor de la elección presidencial, ha iniciado un auténtico despertar de conciencias de las y los jóvenes de Chile. Porque a través del liderazgo de nuestra compañera Jeannette Jara, logramos llegar al corazón de una generación marcada por la desesperanza, cuya realidad está asediada por fenómenos como la crisis climática, la guerra y la más aguda inequidad social. Con ellos y ellas, los jóvenes nacidos en el neoliberalismo y que no conocemos aún otra forma de vivir, Jeannette articuló una poderosa alianza a través de plantear una alternativa de futuro distinta y, por cierto, mejor.
Mientras que otros apostaron por la retórica del miedo y de retroceso social, nuestro proyecto ha convocado a través de la esperanza. Lentamente, el porvenir incierto parece más bien un lienzo en blanco sobre el cual podemos aún plasmar nuestros sueños de una sociedad más justa.
Nos enorgullece, compañeros y compañeras, anunciar que desde marzo a la fecha hemos recibido mil solicitudes de ingreso a las filas de las gloriosas Juventudes Comunistas de Chile.
Nuestra tarea ahora es convertir la sospecha, la rebeldía descarriada y la efervescencia en convicción, disciplina consciente y por sobretodo en un compromiso de vida, como lo dice nuestra promesa militante, con la clase obrera y la construcción del socialismo y el comunismo en nuestra patria, estando dispuestos a dar la vida todo esto si ello fuera necesario.
Aprovecho de saludar especialmente las nuevas estructuras que ya dan cuenta de este aumento de la musculatura orgánica de la Jota, las nuevas bases de: Curacaví, Cabildo, Curicó, Angol, Lacustre, San Antonio, Quilicura, Castro, Chiguayante, las dos bases nuevas del Comunal Rancagua, las 2 nuevas bases de la Jota Los Ríos, las 3 nuevas bases de la Universidad de Chile, y las 2 nuevas bases de la Desec que sin duda serán fundamentales para el devenir el movimiento secundario.
Este esfuerzo colectivo nos acerca a cumplir el objetivo de nuestro Congreso de volver a ser una Jota presente en todo Chile. Porque aún nos queda pendiente la tarea de recuperar estructura en las regiones del extremo sur y de descentralizar nuestra acción de las capitales regionales. Sin integrar esas identidades proletarias, diversas y ricas, nos quedamos una perspectiva miope e incompleta de la realidad.
La presidencial y las parlamentarias
Compañeros y compañeras,
Toda esa nueva musculatura y toda la creatividad de la cuales devienen estas propuestas para la juventud, deben empeñarse en función de un objetivo de marca mayor. Somos contemporáneos de una época plagada de contradicciones: mientras que el individualismo y la competencia se exacerban entre los más vulnerables, en la izquierda ha triunfado un liderazgo que reivindica su origen de clase y que en vez de rivalizar, comparte e integra a otros a su proyecto.
Nuestra compañera Jeannette Jara se ha entregado al país para recorrerlo y escuchar activamente sus preocupaciones, llevando de manera ejemplar la misión que el Partido le encomienda de transformarse en la candidata de todos los chilenos y chilenas. Las Juventudes Comunistas recibimos con orgullo la tarea de hacer campaña y organizar a los jóvenes por un programa transformador y bajo un liderazgo que ha ingresó a nuestras filas con apenas 14 años.
Porque a solo dos meses de la elección presidencial, la juventud juega un papel determinante: ya lo vimos durante las primarias con las filas de cientos de estudiantes en las universidades y el desbordante activismo digital como señales que marcaron el crecimiento del apoyo ciudadano.
Porque la victoria solo será posible mediante la construcción de una mayoría social y política. Social y política. Porque la unión de los partidos de la izquierda y la centroizquierda es tan indispensable como insuficiente. No basta con eso, porque como dijera Gladys Marín incluso todos los partidos juntos no representamos a la totalidad de la población. Por eso es tan urgente la integración y reconocimiento a las organizaciones sociales, a los sindicatos y federaciones dentro de los comandos que ya se congregan en todo el país.
En la última década nuestro Partido ha integrado dos gobiernos y si algo hemos aprendido es que ello no solo nos obliga a participar lealmente en la institucionalidad, sino que por sobre todo nos exige movilización social, porque no hay gobierno popular sin pueblo organizado.
Del mismo modo, compañeros y compañeras, hemos de conquistar una mayoría parlamentaria que nos permita gobernar con la audacia y la firmeza que le hemos comprometido al pueblo. No podemos dejar que nuevamente la derecha y el poder económico frenen la inversión social y que impongan sus intereses corporativos por sobre el progreso y la justicia social. La Jota estará acompañando a los candidatos y candidatas de nuestro Partido e independientes y, particularmente, en la región metropolitana nos arrogamos el objetivo de colaborar con entusiasmo y fervor en la candidatura de Gustavo Gatica, psicólogo y víctima de trauma ocular que a puesto su trayectoria a disposición del servicio público. Compañero, puedes contar con nosotros.
Sin esa mayoría, entonces, en todos los frentes, compañeros y compañeras, el camino será cuesta arriba.
Y no tenemos derecho al error ni al cansancio por estos días porque la amenaza en la vereda de enfrente no es el mal menor, compañeros y compañeras, no es la socialdemocracia ni el liberalismo, es el fascismo, el odio, la violencia, el negacionismo, el retroceso. Están los patrones de la miseria que han refinado sus tácticas y cambiado sus trajes para simular que hoy son otros y que no les alcanza a marchar la sangre que derramaron sus predecesores. Pero sabemos quiénes son y responderemos ferozmente con la disciplina que nos es propia ante la arremetida ultraderechista. No pasarán, compañeros y compañeras.
Quiero terminar estas palabras diciéndoles que tomemos las resoluciones de nuestro Congreso y las pongamos bajo esta gran batalla que libramos en noviembre. Cada Chacón, cada mural, cada trabajo voluntario, cada iniciativa de masas que ocupe nuestra fuerza militante debe tributar a la construcción de la victoria.
Porque nuestro pueblo, compañeros y compañeras, se merece una alegría, después de una década turbulenta, con fracasos y golpes morales, yendo adelante y atrás sin certezas en el horizonte, nos merecemos todos y todas una alegría. Y tal como la merecemos, hemos de trabajar incansablemente por construirla. Ha llegado el momento de ser obreros de la esperanza y más temprano que tarde, sin reposo, volver a mirar adelante con la convicción de que lo viene será mejor.
Muchas gracias, compañeros y compañeras
¡Que vivan las gloriosas Juventudes Comunistas!