El avance del Partido Comunista de Chile en las primarias no constituye un fenómeno aislado, sino la expresión de un proceso más amplio de cuestionamiento al modelo neoliberal y de búsqueda de alternativas de transformación social. Su capacidad de consolidar este impulso dependerá de dos factores centrales: la construcción de un bloque histórico amplio, que articule fuerzas sociales y políticas en torno a un proyecto emancipador, y la habilidad para sostener la tensión entre participación institucional y movilización popular.
Rene O. Leal Hurtado, Doctor en Sociología. 8/2025. El triunfo del Partido Comunista de Chile (PCCh) en las recientes elecciones primarias, liderado por su candidata Jeannette Jara quien obtuvo más del 60% de los votos, constituye un hecho político de gran relevancia. No solo sorprendió a los sectores tradicionales de la política, sino que también reconfiguró el tablero de fuerzas dentro del oficialismo y, en particular, en la coalición de gobierno. Este avance del comunismo en el ámbito electoral plantea interrogantes de mayor alcance: ¿representa un cambio profundo en la correlación de fuerzas de la sociedad chilena o constituye más bien una adaptación al orden político vigente? Para responder, es necesario analizar tanto la coyuntura nacional como las tendencias internacionales que enmarcan este proceso.
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El PCCh en el escenario político chileno
Históricamente, el PCCh ha ocupado una posición de resistencia frente al neoliberalismo instaurado durante la dictadura. Su inserción en los movimientos sociales, especialmente en el mundo sindical, estudiantil, feminista e indigena, le permitió mantener una legitimidad que otros partidos de izquierda perdieron en el marco de la transición pactada.
El desempeño en las primarias muestra que el PCCh logró capitalizar el descontento ciudadano con la política tradicional y articular un discurso orientado a la justicia social, la redistribución y la participación popular. Sin embargo, este avance ocurre en un contexto institucional restrictivo, donde el sistema político opera como un mecanismo de contención frente a cambios estructurales.
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Crisis del neoliberalismo y búsqueda de alternativa
El agotamiento del neoliberalismo y de la perspectiva postmoderna -que ha llegado a ser la lógica cultural del modelo, se expresa en múltiples dimensiones: desigualdad social persistente, fragmentación y desintegración social, inseguridad en la vida cotidiana, precarización del trabajo, crisis habitacional, problemas ambientales, y debilitamiento de la legitimidad institucional. El estallido social de 2019 mostró la profundidad de esta crisis y abrió la posibilidad de transformaciones estructurales, las cuales no han llegado a materializarse.
El PCCh ha sabido posicionarse como una fuerza que interpela directamente estas problemáticas, proponiendo políticas redistributivas y de fortalecimiento del rol del Estado. No obstante, su capacidad de incidir en la orientación del gobierno y en la institucionalidad depende de su habilidad para construir alianzas sociales y políticas que trasciendan lo electoral y se proyecten como un eventual bloque histórico en sentido gramsciano.
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Límites y tensiones del proyecto comunista
El avance electoral del PCCh enfrenta múltiples tensiones. Por un lado, la presión por moderar su programa para asegurar gobernabilidad dentro de la coalición oficialista. Por otro, la ofensiva de sectores conservadores, empresariales y de ultraderecha que perciben en el fortalecimiento del comunismo una amenaza a sus privilegios.
A ello se suma el desafío interno de mantener la conexión con las luchas sociales y territoriales que le han dado sustento histórico. El riesgo de burocratización o adaptación institucional es real, como lo demuestra la experiencia de otros partidos de izquierda en América Latina y Europa.
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Proyección internacional y lucha contra el neofascismo
El fortalecimiento del PCCh no puede analizarse de manera aislada del contexto internacional. A nivel global, asistimos a una doble tendencia: por un lado, el ascenso de proyectos autoritarios y neofascistas; por otro, el resurgimiento de alternativas populares y de izquierda que buscan disputar la hegemonía neoliberal.
En este marco, el PCCh se proyecta como parte de un movimiento más amplio que incluye experiencias progresistas y revolucionarias en América Latina y otros continentes. Su desafío es articular una propuesta que combine soberanía nacional, justicia social e internacionalismo solidario, evitando caer en repliegues nacionalistas o en una subordinación acrítica a los marcos institucionales.
Conclusión
El avance del Partido Comunista de Chile en las primarias no constituye un fenómeno aislado, sino la expresión de un proceso más amplio de cuestionamiento al modelo neoliberal y de búsqueda de alternativas de transformación social. Su capacidad de consolidar este impulso dependerá de dos factores centrales: la construcción de un bloque histórico amplio, que articule fuerzas sociales y políticas en torno a un proyecto emancipador, y la habilidad para sostener la tensión entre participación institucional y movilización popular.
La historia reciente enseña que los proyectos de cambio enfrentan fuertes presiones de moderación, cooptación o represión. En este sentido, el PCCh deberá sostener con claridad programática y firmeza política su horizonte estratégico, basado en la justicia social, la democratización radical y la solidaridad internacionalista.