MENSAJES. Eduardo Contreras. Recuerdos del despertar de tu compromiso social

Compartir

“…no paraste de ser testigo lúcido, analista e intérprete de los hechos. Pero, además, protagonista activo de ellos….hasta llegar a la Brújula Política, que mantuviste por décadas en El Siglo, después del retorno a la democracia”

“El Siglo”. Santiago. 6/2/2025. A la oficina de El Siglo llegó el siguiente mensaje:

Querido viejo, por primera vez no te tenemos en el día de tu cumple. En los últimos años, siempre estábamos juntos en estas fechas, ya la vida y la dictadura nos habían separado lo suficiente como para no reunirnos en los aniversarios. Pero ahora no estás, así que miro una de las fotos del último que compartimos, el de los 84, hace un año en nuestra casa. Y ahí estás en la pantalla de mi celular, alegre, con la carcajada mientras apagas la vela, detrás de ti el Dany, a tu costado izquierdo Rebe y Carol te dan ánimo, frente a ti Rosita sonríe y te contempla, Ceci y Lola cantan y aplauden, yo saco la foto. Quien iba a pensar que sería tu último cumpleaños. Pasado mañana no estarás para apagar la vela, cantar y echar la talla. Entonces te escribo.

Te cuento que se han ido después de ti una gran cantidad de amigos, familiares y compañeros. Entre quienes fueron tus amigos desde la época de tu infancia: Pehuenche Chávez y Reinaldo Stevens. Buena parte de tu pandilla más cercana se fue contigo. Entre los familiares, el tío Enrique Cerda y Francisco Romero Contreras. Increíble que el tío Enrique y tú estuvieron en un asado, conversando y haciendo recuerdos, también en mi casa, en marzo del año pasado.

Entre tus compañeros del P.C., durante el 2024 fallecieron José Figueroa, José Cademártori, el doctor Juan Carlos Concha, y Loreto Hernández. Y hace tres días fue el funeral de Mundo Chacón.

Tanta gente querida que ya no está. Y el mundo sigue dando vueltas, no sabemos si para bien, ahora con la elección en EEUU de un personaje como Trump. Al menos te ahorraste el mal rato de ver la prepotencia con la que ese energúmeno asumió su segundo mandato.

Y me ha dado por pensar, no sé por qué, en el despertar de tu vocación social y de lucha, que mantuviste durante toda tu consecuente vida. En realidad, sí lo sé, es por tanto revisar material que me entregó Rebe, cartas, recortes de prensa, y fotos tuyas…

En la enseñanza secundaria en Chillán, fuiste dirigente estudiantil (por ahí anda un ejemplar de la revista “Rumbos” de la que eras director literario a los dieciséis años), y en 1956 fuiste presidente de la Federación de Estudiantes de la provincia de Ñuble. Luego te trasladas a Santiago, a tus diecisiete años, para estudiar en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Es 1957, el año de la llamada “batalla de Santiago”, contra Carlos Ibáñez del Campo, que culminó con más de veinte personas que perdieron la vida. Esos hechos van marcando tu posición de izquierda.

Ese año 1957 escribías a tus padres, Eduardo e Isabel:

“Estoy (por lo menos hasta este momento, diez y cuarto de la noche del 2 de abril), sanito y coleando.

“Les escribo para que sepan que estoy bien, que no se preocupen, y para contarles la grandiosidad y angustia de la situación.

“Les prometo que no había soñado nunca verme metido en una tan grande.

“La sangre nuestra ha bañado las calles de Santiago. Francamente, no sé por donde empezar a contarles. He visto tanto, y estoy tan impresionado, que les voy a contar todo desordenado.

“El sábado pasado íbamos en un bus con la Maruca, y lo asaltaron los estudiantes (yo aún no estaba con ellos). Casi nos dieron vuelta, quebraron los vidrios y los pasajeros tuvimos que tirarnos al suelo”.

Me impresionó ver a mis padres, siete años antes de que yo naciera, viajando en ese bus, a punto de ser volcado en una manifestación. Cuantos riesgos corrieron ambos a partir de ese día, cuántos tumbos les dio la vida. Continúa tu carta:

“El lunes primero empecé mis “clases” en la U.

“En carta aparte debiera agradecerles a ustedes sus esfuerzos por haberme hecho llegar hasta acá. Confórmense por ahora con que mis primeros pensamientos fueron para ustedes, cuando empezó la clase.

“La primera clase fue de Derecho Constitucional, y la hizo Mario Bernasquina […] Hizo aún más emocionante nuestro primer día universitario con sus bellas palabras que salpicó con alusiones a la “jalea real”. Y en seguida…HUELGA. Y aquí estamos. Les contaré que desde el 1° la Facultad nuestra está rodeada de tanques, y hay no menos de 500 milicos por todos los contornos del edificio. El primer día, unos pechoños quisieron impedir la huelga, pero fueron pifiados, les tiramos pesos y los corrimos.

“Hoy la huelga empezaba desde las 10, pero antes no tuvimos Derecho Romano, pues Juvenal Hernández andaba en los tribunales defendiendo a los cabros”.

Qué bonito ver como se mantuvieron en el tiempo las conductas de algunos de los profesores de la Universidad de Chile, en particular la de defender a sus alumnos. Juvenal Hernández, a esa fecha, ya había sido rector de esa gran casa de estudios (además de decano de la Facultad de Derecho). Treinta años más tarde, y en circunstancias mucho más riesgosas, recuerdo al profesor Víctor Pérez rescatando estudiantes de ingeniería detenidos, a fines de los años ochenta. El profesor Pérez también fue rector de la Universidad de Chile, ya en democracia.

Sigue la misiva de mi padre:

“En seguida de las 10, nos fuimos gritando hasta la Plaza Vicuña Mackenna donde se reunieron miles de alumnos universitarios, secundarios, técnicos, etc.

“Se hizo un minuto de silencio por nuestra mártir de anoche, Alicia Ramírez, cantamos la canción nacional y habló el flaco Leal. Éramos tantos que, a pesar de haber cinco camiones repletos de pacos, nadie nos atacó…

“El acto de esta mañana fue colosal, no lo contenía ni el ejército. Luego sin ninguna violencia, el desfile partió hacia La Moneda…”

Ahí se interrumpe tu relato, no tengo las siguientes páginas de esa carta, pero los hechos que vienen exactamente a continuación, se pueden reconstruir gracias a tu libro de memorias. Que sincronía que justo donde se corta tu narración de la carta, es donde se inicia la de tu libro. Cito tus palabras en “Habitante de dos siglos: memorias de un hombre feliz”:

“Hacia allá partimos y poco después, mientras pasábamos frente al histórico local de la Federación de Estudiantes de Chile, se escucharon los primeros balazos y debimos correr a refugiarnos en las laderas del cerro Santa Lucía, ubicado frente a la sede estudiantil de ese tiempo.

“Ese comienzo de abril de 1957, Ibáñez y un grupo de sus generales encabezados por Horacio Gamboa y Benjamín Videla, procuraban aprovechar las circunstancias creadas por la movilización social para provocar otro quebrantamiento democrático.

“Esta vez no tuvieron éxito. Pero lo intentaron. Así fue como en abril asaltaron y allanaron ilegalmente el local de la Federación de Estudiantes de Chile ubicado en la Alameda casi frente al cerro Santa Lucía.

“Los estudiantes salieron a las calles a protestar por el brutal atropello y esa noche los militares asesinaron a la joven estudiante comunista Alicia Ramírez. Años más tarde supe que ella era entonces novia del joven Jorge Godoy que terminó por ser el último ministro del trabajo de Salvador Allende”.

Desde ese día 2 de abril de 1957, no paraste de ser testigo lúcido, analista e intérprete de los hechos. Pero, además, protagonista activo de ellos. Hay un hilo desde esa carta a tus padres, hasta llegar a la Brújula Política, que mantuviste por décadas en El Siglo, después del retorno a la democracia.

Tras una breve colaboración con los jóvenes radicales, ingresas en 1962 al Partido Comunista, esto ocurre casi simultáneamente con tu regreso a Chillán, una vez egresado de la Universidad de Chile. No sé en que año ingresó a militar María, mi madre, pero desde que tengo memoria, viví en un hogar de comunistas, y eso los incluía no solo a ustedes dos, sino a más de la mitad de la familia.

Cito nuevamente el libro “Habitante de dos siglos”:

“Mi ingreso fue en Santiago, en una reunión en casa del abogado, ya fallecido, Raúl Espinoza, que por esas cosas del destino está ubicada frente a la casa adonde actualmente vivo. Y entre los asistentes de esa tarde recuerdo al compañero José Cademártori, que fuera parlamentario y ministro del gobierno de Salvador Allende”.

Mas sincronías de la vida, como te comentaba, José Cademártori y tú, partieron el mismo año 2024.

Y esto que te contaré, creo que no te lo esperabas: este año 2025 se acaba de crear una nueva Célula, que lleva tu nombre, en el Comunal de Ñuñoa. El día de tu cumpleaños la familia estará reunida en la actividad a la que ellos nos han invitado. La secretaria política es nuestra común y querida amiga, Aída Chacón, con quien militaste tanto tiempo.

Como ves, siguen las revueltas y los afanes, esa llama que se comenzó a encender en ti el año 1957, sigue dando calorcito y energía a quienes te conocimos y quisimos. Ah, y por cierto, esa nueva Célula Eduardo Contreras Mella, trabajará el tema de derechos humanos.

Un abrazo apretado en el día de tu cumpleaños, padre, amigo y compañero.

Eduardo Contreras Villablanca.