EL EDITORIAL. La alerta y la denuncia ante el segundo mandato de Trump

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Trump colocó al frente de la política exterior de su país a un representante de la extrema derecha y del anticomunismo, el senador republicano Marco Rubio. Nombró a Mauricio Claver-Carone como Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina, un ultraconservador que trabajó en el Departamento del Tesoro y el FMI y que creó grupos anticomunistas en Estados Unidos. Rubio y Claver-Carone son de origen cubano y han desarrollado operaciones de todo tipo en contra de Cuba y Venezuela en los últimos años. El nuevo mandatario estadounidense designó como embajador de Estados Unidos (EU) en Chile, a Brandon Judd, un antimigrante, promotor de medidas duras en las fronteras de su país, miembro de la Patrulla Fronteriza de EU. Trump declaró que Judd ejercerá sus funciones en Chile “de la misma manera que representó a todos los agentes de la Patrulla Fronteriza”.

“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 1/2025. El 20 de enero el multimillonario ultraconservador, Donald John Trump, de 78 años, asumirá por segunda vez la jefatura de la Casa Blanca, representando a los segmentos extremos del Partido Republicano, a corrientes xenófobas, racistas, homofóbicas, proteccionistas, injerencistas y de extrema derecha. Lo hará como un mandatario condenado por el sistema judicial estadounidense, pero al ser Presidente Electo no se le pudo aplicar una multa y menos enviarlo a prisión.

Trump colocó al frente de la política exterior de su país a un representante de la extrema derecha y del anticomunismo, el senador republicano Marco Rubio. Nombró a Mauricio Claver-Carone como Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina, un ultraconservador que trabajó en el Departamento del Tesoro y el FMI y que creó grupos anticomunistas en Estados Unidos. Rubio y Claver-Carone son de origen cubano y han desarrollado operaciones de todo tipo en contra de Cuba y Venezuela en los últimos años. El nuevo mandatario estadounidense designó como embajador de Estados Unidos (EU) en Chile, a Brandon Judd, un antimigrante, promotor de medidas duras en las fronteras de su país, miembro de la Patrulla Fronteriza de EU. Trump declaró que Judd ejercerá sus funciones en Chile “de la misma manera que representó a todos los agentes de la Patrulla Fronteriza”.

Sería políticamente ingenuo y hasta peligroso pasar por alto esos nombramientos y el impacto que tendrá en la implementación de la política exterior trumpista hacia América Latina y particularmente hacia Chile. Sin olvidar que Trump advirtió hace dos meses que en el mundo y en esta región “promoveremos la paz a través de la fuerza”. De Rubio resaltó que “será un guerrero feroz” y de Judd que aplicará como embajador sus tácticas de la guardia fronteriza.

América Latina, y particularmente Chile, tienen, o deberían tener, una vasta experiencia en conocer las intervenciones y acciones injerencistas de EU y en no minimizar o dejar pasar estos datos respecto a designados de la Casa Blanca, así como las políticas y operaciones que son capaces de concretar en defensa de los intereses de EU y en detrimento de la soberanía y políticas internas de nuestras naciones.

Todo apunta a que las fuerzas democráticas, progresistas, antiimperialistas y de izquierda deben estar alertas ante las actitudes y medidas que tomen los funcionarios del nuevo Gobierno estadounidense respecto a nuestro país pero también respecto a otras naciones del continente.

Lo planteado por Trump respecto al Canal de Panamá, los aranceles y otras medidas para afectar a México y Canadá, la disposición de Marco Rubio respecto a Cuba y Venezuela, las ideas de reforzamientos militares y comerciales en la región, particularmente en el Cono Sur, y un alguacil en la embajada de EU en Santiago, son llamados de atención que no se deberían obviar.

En ese contexto, no olvidar que para Donald Trump y Marco Rubio un objetivo central de la política exterior es enfrentar a China en todos los ámbitos posibles, justo cuando Chile fortalece una positiva relación con el país asiático. No es algo menor.

También buscarán aliados para sus acciones de apoyo a gobiernos como el de Israel, Milei, a la OTAN y administraciones y sectores ultraderechistas, militaristas y xenófobas.

La posición que Chile adopte respecto a la política exterior de Trump abarca al Gobierno y al Congreso Nacional, donde deberían prevalecer posiciones de no subordinación y cuidado de la soberanía, pero también incumbe al movimiento social, a la ciudadanía y a las fuerzas políticas democráticas, progresistas y de izquierda que deberían estar atentas a movilizarse ante patrañas y operaciones de la futura administración estadounidense en América Latina y en Chile.