100/LER. La herencia recabarrenista en el movimiento popular

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La gran herencia que dejó a la cultura política del movimiento obrero, es la de disputar por todos los medios disponibles la batallade las ideas. Ayer las herramientas eran las conferencias y la prensa obrera.  Hoy lo son las plataformas electrónicas.Por este motivo, el “recabarrenismo” es una tradición centenaria del movimiento popular chileno que sigue alimentando la lucha del presente por un mundo más justo e igualitario.

Rolando Álvarez Vallejos. Historiador. Universidad de Santiago de Chile. Santiago. 19/12/2024. El libro de Luis Emilio Recabarren “La materia eterna e inteligente”, constituye una singular pieza que forma parte de la cultura política del naciente movimiento obrero chileno a principios del siglo XX. Acostumbrados a los panfletos y escritos de prensa que denunciaban el accionar represivo de las autoridades gubernamentales, los abusos de la patronal o las polémicas dentro de los sindicatos o entre corrientes opuestas dentro del propio movimiento, los textos de tinte filosóficos no eran habituales. Por lo general, la prensa obrera reproducía obras extraídas de medios publicados en el extranjero, en donde, con una letra minúscula y un lenguaje difícil para un obrero u obrera media, se abordaban disquisiciones teóricas y filosóficas. Para acentuar el problema de la inteligibilidad, era un época en que las tasas de analfabetismo eran significativas, razón por la cual inclusive estos difíciles textos, se hacían inalcanzables de asir para los trabajadores.

En este marco, “La materia eterna e inteligente” buscó poner al alcance de la mano de los trabajadores una visión de mundo alternativa a la dominante. Desde nuestra óptica, es posible afirmar que la edición de este texto tenía dos grandes objetivos. Primero, como lo ha señalado Manuel Loyola en su libro “La felicidad y la política en Luis Emilio Recabarren”, el incansable activista buscaba dotar de un fundamento científico-filosófico al accionar revolucionario del movimiento obrero.  Es decir, explicar las causas y el desarrollo de las luchas cotidianas, dentro de un marco global, que permitía orientar, cual carta de navegación, el sentido de la lucha obrera. En segundo lugar, el texto pretendía abiertamente polemizar con la Iglesia Católica, generar una verdadera batalla campal contra sus planteamientos, considerados avales del régimen de dominación de sometía a brutales métodos de explotación a los y las obreras.Nos referiremos brevemente a estos objetivos.

Respecto a la visión de mundo de Recabarren, en el ensayo de Jaime Massardo, titulado “La formación del imaginario político de Luis Emilio Recabarren”, se plantea que éste sostenía un “socialismo evolucionista”, tributario de las corrientes dominantes en Europa durante el período de la II Internacional.  Como se sabe, en esa época, el socialismo se vio fuertemente influido por el positivismo y las teorías evolucionistas de raigambre darwinistas. Esta óptica generó una derivación reformista en el socialismo europeo, especialmente representado por alemanes y belgas. La confianza en el progreso indefinido, terminó sustituyendo en Europa la convicción de la necesidad de la acción revolucionaria. Massardo lo cataloga como un “pensamiento subalterno” al de la entonces burguesía dominante.  En el caso de Recabarren, se vio muy influido por esta corriente en la primera década del siglo XX. Sin embargo, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Recabarren se distanció de la II Internacional, al oponerse al llamado “patriótico” que hizo ésta a los trabajadores para que se incorporaran a los ejércitos nacionales. Por el contrario, se alineó con la oposición de izquierda, encabezada por Lenin, Rosa Luxemburgo y otros revolucionarios europeos, criticando el chovinismo y el nacionalismo. Más tarde, siempre fue partidario de la Revolución Rusa, país al que viajó pocos años de su muerte en 1924.

Por lo tanto, el materialismo evolucionista de Recabarren, no implicó un seguidismo ciego al legado político y cultural de la II Internacional. En esa línea, Manuel Loyola en su citado trabajo, propone como hipótesis que el líder obrero hizo un aterrizaje local de esta visión epistemológica. Esta consistiría en que el horizonte utópico del socialismo era la obtención de la felicidad de hombres y mujeres de todo el planeta, lo que se lograría a través de la concreción de una “democracia popular”, de un Estado obrero.

En este esquema, la importancia del libro “La materia eterna e inteligente” radica en que desarrolla un aspecto filosófico fundamental del horizonte utópico recabarrenista, a saber, que la felicidad se logra a través de la verdad. Y que ésta es inherente a la naturaleza. Por lo tanto, una vida feliz -en tanto horizonte utópico por alcanzar- está signada por las leyes de la naturaleza. Estas, compuestas por la “materia eterna e inteligente”, constituyen la base para comprender el origen del mundo, su desarrollo, la realidad material y las injusticias sociales. Para Recabarren, no hay fuerzas ni voluntades fuera de la materia; el mundo que conocemos, es parte de su permanente evolución.

De esta forma, se comprende cual era el objetivo de este texto: la polémica contra la Iglesia Católica. El diagnóstico que hacía Recabarren sobre el papel histórico y político de esta entidad había cumplido en Chile era devastador. Señalaba que esta “había santificado, defendido y sostenido la explotación del proletariado”. Que su poder no era divino, sino que material y que, desde muchos siglos, había amparado y protegido la esclavitud y la tiranía. ¿Cuál era el aporte de la Iglesia en la perpetuación del orden dominante? Difundir una versión falsa de la evolución humana, basada en el accionar de un Dios ubicado fuera o más allá de la “materia eterna e inteligente”. En el fondo, negar la existencia de ésta, reemplazándola por la divinidad. De acuerdo a la óptica recabarrenista, la Iglesia, al impedir el conocimiento “verdadero” de la realidad, era uno de los pilares fundamentales que impedía la obtención de la felicidad del ser humano. Por este motivo, el llamado del Recabarren era a combatirla. El texto termina señalando como hacerlo: por un lado, organizando a los obreros en sindicatos, en el Partido, en cooperativas y en medios de prensa. Por otro, dice Recabarren en el texto, difundiendo los principios de la verdad, la razón y la moral para formar al pueblo. Según nos parece, estas dos propuestas de acción, resumen de manera magnífica la praxis política recabarrenista.

Por este motivo, estimamos que “La materia eterna e inteligente” es un texto básico para quien quiera conocer el sustento epistemológico de la propuesta de Recabarren y lo convierte en una referencia indispensable para conocer su pensamiento.

En otro plano,como ya decíamos, en la época que fue escrito este libro (1917), un método fundamental para hacerse parte del debate político y teórico era la expresión oral. Recabarren fue un especialista en dictar “conferencias”, a través de las cuales recorría el país. Estas eran pagadas, pues con la ayuda de los asistentes, se financiaban los costes de transporte y estadía del conferencista. Este tipo de actividades eran anunciadas con anticipación por la prensa obrera local. Era tarea del partido y el sindicato -o a partir de 1919, de los confederados pertenecientes a la FOCH- de asegurar una buena asistencia. De esta manera, el éxito o fracaso de público de la asistencia a las conferencias, era un buen barómetro del estado de desarrollo del movimiento obrero en el lugar. Al respecto, los escritos de prensa de Recabarren demuestran las dificultades que enfrentaba este tipo de actividades, muchas veces fallidas. La ira de don “Reca” por esta situación, se reflejaba en sus sentidas notas de prensa.

Recalcamos la importancia de las conferencias, porque la manera como está escrito este libro, se encuentra muy relacionado con ellas. Al respecto es llamativo el método de la exposición de las ideas a lo largo del libro. Es más, el propio Recabarren lo hace explícito al comienzo de éste: reitera una y otra vez las ideas y las acompaña con numerosos ejemplos concretos, de fácil compresión. Esto revela dos cosas. Primero, según declara el propio autor, la intención de hacer entender áridas cuestiones filosóficas al obrero y obrera común y corriente. De ahí la obsesión por explicar en base a sencillos ejemplos, complejas cuestiones de base de la filosofía, como qué fue primero, la idea o la materia, la existencia de Dios, la transformación de la materia, la evolución de las especies, etc. El segundo aspecto que revela esta estrategia de escritura es el origen de este libro. En efecto, en su génesis, esta obra primero debió ser parte de sus conferencias, en las cuales don Reca tenía que hacer uso de todo su ingenio para hacerse entender.  En rigor, a principios del siglo XX chileno, seguramente la comunicación oral era más importante que la escrita. Por lo tanto, un texto que al leerlo puede parecer redundante, es expresión de la manera como fue inicialmente concebido: oralmente, para un público sin conocimiento alguno de disquisiciones teóricas o filosóficas. En este sentido, luego de terminar su lectura, quedan pocas dudas sobre la habilidad pedagógica de Recabarren, pues logra su objetivo de simplificar sesudas problemáticas, especialmente para quienes no tienen ninguna formación en la materia.

Otro aspecto interesante del contenido de este libro, dice relación de la cruzada que plantea. Hoy en día es complejo enfrentarse a una entidad tan poderosa y tradicional como la Iglesia Católica. Pero imaginémoslo hace casi cien años atrás, cuando este libro fue editado por primera vez. Constituía, realmente, un enfrentamiento entre David y Goliath, para seguir con las alegorías religiosas. Como se sabe, en el Chile del siglo XIX, el conflicto político entre conservadores y liberales se produjo en torno a la cuestión religiosa. El debate consistía en que si las leyes del país debían ser más o menos laicas. Sin embargo, no implicaba cuestionar el régimen de dominación oligárquica que imperaba en el país.  Por este motivo, la gran novedad que traía el cruento ataque de don Reca a la Iglesia, era vincular la predominio ideológico de esta, a un dimensión de clase. En efecto, una parte importante de “La materia eterna e inteligente” consiste en denunciar que el papel político de la Iglesia no era neutro o desinteresado, sino que respondía a intereses de clase perfectamente delimitados. En perfecta sintonía con el conocido aserto de Karl Marx, quien definió a la religión como el “opio del pueblo”, Recabarren aclaraba el papel funcional de esta para perpetuar la dominación de clase.

Para ser justo, luego de 100 años, la Iglesia Católica chilena ha redimido parte de sus culpas. Figuras como Alberto Hurtado, Manuel Larraín, Raúl Silva Henríquez, Pierre Dubois, Andre Jarlan, Rafael Maroto o Joan Alsina, representan una Iglesia que seguramente Recabarren nunca siquiera imaginó. Pero, pensando desde la óptica recabarrenista, hoy en día, la labor pedagógica y concientizadora no ha perdido vigencia.  Probablemente, las antiguas conferencias dejaron de tener sentido. También las nociones evolucionistas. Es más, también ha sido criticada la confianza de Recabarren en la razón, muy machacada por la crítica posmoderna. Pero la necesidad de llevar a cabo la disputa por las ideas, de desencadenar la disputa por la hegemonía contra los sentidos comunes dominantes, ciertamente no ha perdido vigencia alguna.

La gran herencia que dejó el recabarrenismo a la cultura política del movimiento obrero, es la de disputar por todos los medios disponibles la batallade las ideas. Ayer las herramientas eran las conferencias y la prensa obrera.  Hoy lo son las plataformas electrónicas.Por este motivo, el “recabarrenismo” es una tradición centenaria del movimiento popular chileno que sigue alimentando la lucha del presente por un mundo más justo e igualitario.