Senador Daniel Núñez (PC) frente a la contingencia

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En entrevista el congresista apuntó a que en estas semanas “la derecha nos dio una señal muy clara de que está instalando un co-gobierno y eso es tremendamente peligroso” porque, entre otras cosas, pretende “echar abajo las reformas que dejó el segundo Gobierno de Michelle Bachelet”. Frente a eso, dijo, “uno tiene que salir a reivindicar sus ideas, su programa, sus principios, con mucha más fuerza, ir al debate, no temer a la confrontación de ideas, a la confrontación política”. Añadió que a esta administración no la van “a juzgar por los actos de Monsalve, al Gobierno lo van a juzgar sobre cómo resuelve los problemas del país” y en esa línea planteó dejar negociaciones entre cuatro paredes, “renovar su alianza con los movimientos sociales” y llamó al Ejecutivo y a los partidos oficialistas a una “actitud más proactiva” en los vínculos con la sociedad. Sobre la reforma al sistema político propuesto por senadores de la oposición y el oficialismo, Daniel Núñez expresó “el temor de que detrás de este asunto haya la idea de reimponer el sistema binominal”. Hablando de las pasadas elecciones municipales y regionales, el senador señaló que “el balance general es que la derecha no pudo arrasar como esperaba a nivel municipal y de gobernadores” y puntualmente sobre la baja del Partido Comunista manifestó que “la reflexión que tenemos que hacer debe ser más acuciosa, y desde ese punto de vista no estoy contento con los resultados”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 11/2024. Con el Caso Monsalve, la situación que está viviendo el Presidente Gabriel Boric por una denuncia, ¿consideras que se enrareció el escenario para La Moneda?

Es indiscutible que el Caso Monsalve derivó en una crisis política en el Gobierno, en La Moneda, y tuvo un impacto subjetivo, ético, muy grande, porque jamás se espero ver a una autoridad de ese nivel, y que además estaba bien evaluada, como el exsubsecretario Manuel Monsalve, involucrado en una situación tan escandalosa, con acusación de violación y abuso sexual, y que termina en prisión preventiva. Se dice mucho de cómo enfrentar una crisis de envergadura, pero no hay una solución mágica, no hay una puesta en escena, no hay una salida comunicacional limpia. Pero me parece que el Gobierno ha entendido algo clave, los chilenos y las chilenas lo van a juzgar no por los actos de Monsalve, porque al final los actos de  Monsalve son responsabilidad de él, al Gobierno lo van a juzgar sobre cómo resuelve los problemas del país. Por eso, para salir de esta crisis, de estos episodios que tú señalas, hay que seguir gobernando con más ímpetu, con más prolijidad, con más empeño, y esa es la clave. No perder la agenda, no quedarse distraído en debates comunicacionales secundarios, y creo que eso, en estos días, se ha entendido.

Esos casos están llenos de vericuetos judiciales, políticos, mediáticos, pero en esa línea que señalas, ¿en lo grueso cómo debería actuar políticamente el Gobierno, incluso pensando en revertir la agenda instalada?

Lo primero es que el Gobierno y las fuerzas oficialistas deben darse cuenta de cuál es la estrategia que adoptó la derecha aprovechando la debilidad que generan los casos que mencionaste, sobre todo el de Monsalve. Y la derecha nos dio una señal muy clara en la discusión del Presupuesto 2025, de que está instalando un co-gobierno y eso es tremendamente peligroso para la acción política del Presidente Gabriel Boric y el oficialismo. En la discusión del presupuesto la derecha nos recortó 550 millones de dólares, se limitó el uso de los Fondos Soberanos, se eliminó el componente aleatorio del sistema de admisión, se intentó boicotear la creación de los nuevos servicios locales de educación, limitó varias cosas, es decir, la derecha aprovechando una debilidad del Gobierno instala un co-gobierno que además tiene otro objetivo muy claro, que es echar abajo las reformas que dejó el segundo Gobierno de Michelle Bachelet. Eso uno lo puede ver en el debate de la reforma tributaria, en los cambios a la ley de impuesto a la renta, en querer volver al binominalismo, entonces frente a esa acción de la derecha uno tiene que salir a reivindicar sus ideas, su programa, sus principios, con mucha más fuerza, ir al debate, no temer a la confrontación de ideas, a la confrontación política, porque si no se defienden posiciones, vamos a terminar arrasados y pasados a llevar por la derecha.

Era presumible que la derecha y la ultraderecha se lanzaran con todo contra el Gobierno por el Caso Monsalve y la situación ahora que implica al Presidente Boric. ¿Pero en una perspectiva propia del oficialismo, del Gobierno, finalmente se hicieron bien las cosas o no?

En cuanto a cómo el Gobierno ha enfrentado esas situaciones, te insisto, no hay una fórmula mágica para salir bien parado de problemas de esa envergadura. Desde ese punto de vista, ser general después de la batalla y tratar permanentemente de dar consejos, cuestionar a los asesores del presidente y al equipo político, además de forma pública y de manera muy deslenguada, sinceramente creo que no ayuda. Las críticas son necesarias, los cuestionamientos también, pero hay que hacerlo en un marco de solidaridad, serio, transparente, de apoyo. Estos debates públicos tan destemplados no ayudan, hay que tener una acción común y una unidad de criterios. Hay que ser más ordenado ante esas circunstancias y en cómo llevamos el debate y las comunicaciones.

Colegas tuyos en el Senado presentaron contenido de un proyecto de reforma al sistema político que, entre otras cosas, plantea un mínimo de 5 por ciento de los partidos para tener representantes en el Congreso. Es una idea que compartieron senadores de derecha y del oficialismo.

Es algo muy grave. Hay dos problemas. Primero, hay un pecado de origen, porque el senador (Alfonso) De Urresti, que es promotor de esta moción, se pone de acuerdo con la UDI, con Renovación Nacional, con Evópoli, antes de ponerse de acuerdo con los partidos del oficialismo, y desde ese punto de vista uno se cuestiona qué aliados son esos antes de acordar algo con las fuerzas democráticas. Se sienta primero a negociar con la derecha, lo que es un muy mal precedente de la propuesta desde el punto de vista de forma. Segundo, hay un tema de contenidos, en la estrategia de la derecha de pasar a la ofensiva. Tengo el temor de que detrás de este asunto haya la idea de reimponer el sistema binominal y excluir a fuerzas tan relevantes como el Partido Comunista, el Frente Amplio u otros sectores políticos emergentes que cuestionen el neoliberalismo. Así como estamos, lo que uno ve, es que se quieren desarmar las reformas que hizo el Gobierno de Bachelet. El sistema binominal lo terminó Michelle Bachelet y ahora nos quieren retrotraer al binominalismo. Con Bachelet avanzamos en terminar con la selección en educación y hoy nos quieren hacer retroceder y volver al mecanismo de selección, quieren bloquear el proceso de desmunicipalización, se subieron los impuestos a las grandes empresas y ahora cuestionan eso. Hay una estrategia grande de la derecha, y lamentablemente hay personajes de las fuerzas democráticas que le hacen el juego a la oposición y eso no lo compartimos.

El Presidente Boric habló en tono positivo del Presupuesto 2025, el jueves hizo entrega de casas para más de 300 familias, este viernes entregó aguinaldos que beneficiarán a más de 2 millones de pensionados, vienen proyectos de ley de beneficio social y ciudadano, aparte de otros logros en estos tres años, hubo un buen resultado en la elección de gobernadores. ¿Con todo lo que ha pasado, no le falta al oficialismo sacarle más punta a esos logros, instalando otros temas de agenda?

Comparto el tono del Presidente Boric de destacar lo positivo que hubo en el debate presupuestario, porque la derecha partió con una actitud muy agresiva y eso llevó a que rechazaran todo el presupuesto del Instituto Nacional de Derechos Humanos, a quitar financiamiento a servicios locales, aunque logramos reponer gran parte de esas partidas, incluyendo dar más recursos en materia de salud. No podemos desconocer que la derecha nos recortó de manera significativa el Presupuesto 2025 y vamos a tener más dificultades para resolver demandas sociales urgentes en materia de vivienda, salud, educación o demandas que son justas y legítimas como las de trabajadores del sector público que se manifestaron esta semana. Es una realidad que así como hubo avances, no podemos negar la acción de la derecha y las consecuencias que tiene este co-gobierno que nos están imponiendo desde el Parlamento. Ahora, hay cosas en que el Gobierno avanza y hay que valorarlas, como el proyecto de ley que establece un nuevo fraccionamiento de recursos pesqueros entre la pesca artesanal y la industria de la pesca, ahí el Gobierno pasó a la ofensiva y se corrigió la tremenda injusticia y el acto de corrupción cuando se instaló la Ley Longueira en beneficio de la industria pesquera y desmedro de la pesca artesanal. Esos avances están vinculados a que el Gobierno pone sus ideas con convicción, pasa a la ofensiva y no se sienta a negociar a escondidas entre cuatro paredes, va de frente al debate y de cara a la ciudadanía. Si ese proyecto avanzó, fue porque simultáneamente a la discusión y votación en el Congreso, estaban cerca de tres mil pescadores artesanales manifestándose y haciendo una marcha. Claro que los logros y los avances hay que comunicarlos mejor, pero dándose cuenta de cuál es el camino para avanzar porque el tiempo que le queda al Gobierno es corto, estamos hablando de catorce meses.

En cuanto a las elecciones municipales y regionales, no le fue muy bien al Partido Comunista. Bajó en alcaldes, en concejales, no tuvo gobernadores, se perdió en Coquimbo en la segunda vuelta. ¿Cuál es tú balance de aquello?

El balance general es que la derecha no pudo arrasar como esperaba a nivel municipal y de gobernadores regionales. Las fuerzas democráticas resistimos el embate donde se hablaba de una gran derrota, de que el Caso Monsalve iba a tener consecuencias electorales, y desde ese punto de vista hay que valorar el resultado en lo grueso. No quedó resuelto quién es la fuerza hegemónica en la derecha, se anunció que José Antonio Kast va a la primera vuelta presidencial, y ya sabemos que tendrán dos candidatos a la presidencia. En el caso del Partido Comunista, tenemos que mirar con mucha acuciosidad los resultados, con un componente de autocrítica importante, porque en términos de porcentaje retrocedimos en relación a lo que habíamos avanzado en la última elección municipal. Si bien se dio en un escenario favorable, estaba el efecto del estallido social, quedó claro que en la actualidad tenemos que hacer más esfuerzos por aumentar nuestra presencia electoral y política. Hay un dato nuevo, que esta fue una elección con voto obligatorio y eso hizo que tres millones de ciudadanos y ciudadanas que no estaban participando ahora lo hicieran. Ahí tenemos el desafío de llegar a esa gente. El reto que tenemos en el Partido Comunista es interpretar y llegar a toda la población, incluyendo segmentos altamente despolitizados que hoy son más protagonistas de la vida política del país con el voto obligatorio. La reflexión que tenemos que hacer debe ser más acuciosa, y desde ese punto de vista no estoy contento con los resultados, menos con haber sido derrotados por la derecha en la segunda vuelta de gobernadores en la Región de Coquimbo.

Se vio como “salir hacia adelante” que en medio de esos resultados el presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, anunciara que la colectividad presentará candidato presidencial a las primarias.

Hay un debate que es clave entre las fuerzas democráticas y el mundo progresista. Todo indica que debemos enfrentar unidos la próxima contienda presidencial porque esa unidad es un importante factor de triunfo y frente a la división de la derecha es aún más convocante. El desafío que tenemos es no cometer el error que se cometió en las elecciones de gobernadores donde en varias regiones las fuerzas democráticas y progresistas llevaron más de un candidato, ocurrió en Coquimbo, en Antofagasta, en Los Lagos. Hay que actuar con mucha responsabilidad y desde ese punto de vista nosotros estamos abiertos a buscar los mecanismos que permitan que esa unidad se plasme y las primarias es una de las formas que tenemos. Tenemos que estar disponibles a un proceso como las primarias y veremos de qué manera participamos, con candidato propio o no, es un debate que vamos a desarrollar.

En todo lo que hemos hablado debería estar presente la mirada, la percepción, que tiene la ciudadanía, el movimiento social. ¿Cómo conectar con la ciudadanía, considerando que hay harta desconfianza en las instituciones, en la política?

Este Gobierno, que tiene líderes que venían de la lucha social, como Gabriel Boric, Camila Vallejo, tiene que renovar su alianza con los movimientos sociales porque evidentemente que estar en la conducción del Gobierno provoca un desgaste y ha generado una distancia que en algunos casos no podemos desconocer. Me parece que para avanzar en las transformaciones democráticas, enfrentar este co-gobierno que nos instala la derecha, la participación ciudadana, la activación de la gente y los movimientos sociales, es un requisito sine qua non, ineludible. Hay que hacer un nuevo pacto político, renovar las alianzas que se generaron en otros períodos, el Gobierno tiene que actuar con una mirada más abierta, más constructiva, de mayor escucha a las demandas sociales. Eso tiene que estar presente, por ejemplo, ahora que se enfrentará la negociación del sector público donde debe haber un importante reajuste de salarios, también ahora que se espera avanzar en la desmunicipalización de la educación, hay varios proyectos vinculados a las demandas de la gente. Frente a eso hay que tener una actitud más proactiva del Gobierno, de los partidos oficialistas, y creo que en eso estamos en deuda.