“No da lo mismo quienes conducen los ministerios y subsecretarías”: Claudia Pascual

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“Cualquier cambio de gabinete debe ser para mejorar la gestión del Gobierno” sostuvo la senadora, y ante el eventual cambio del equipo ministerial y la agenda que está en curso, enfatizó que “hay una responsabilidad con el país, entonces uno no puede ser ministro o ministra y llegar y decir, quiero ser candidata o candidato y me retiro antes del período que se debe cumplir. Eso a la gente le molesta”. Abordando las recientes elecciones municipales y regionales, la congresista del Partido Comunista declaró que “no comparto el análisis de que esto fue una derrota y una situación negativa para las fuerzas progresistas y de izquierda” e indicó que dado el cambio en el padrón electoral ahora con voto obligatorio, “era indudable que la derecha tenía que recuperar terreno”. Añadió que en esta elección “hubo un sinceramiento de la realidad electoral”. Frente a la disputada elección de gobernadores, sostuvo que “tenemos que hacer un esfuerzo muy grande de salir del nicho de votación de los más cercanos y hablar con otros”. Claudia Pascual Grau, que fue ministra de la Mujer y la Equidad de Género, se refirió al tratamiento del Caso Monsalve y dijo que “no sé si debilita la declaración de Gobierno feminista, pero sí creo que se podría haber reaccionado distinto, y la gente esperaba que se reaccionara distinto”. Añadió: “Se cometió un error tremendo no habiéndole pedido la renuncia de inmediato y lo más cuestionable es que dio un punto de prensa dentro de La Moneda”.

Hugo Guzmán R. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 11/2024. Es claro que se viene un cambio de gabinete ministerial. El 15 de noviembre se cumple el plazo para que salgan quienes desean ser candidatas o candidatos al Congreso. Con la consideración de que se viene un último año difícil y crucial para el Gobierno.

Frente a eso, la senadora del Partido Comunista, Claudia Pascual Grau, sostuvo que “no da lo mismo quienes conducen los ministerios y subsecretarías, y si se hacen cambios no es una posta de miel sobre hojuelas” dada la agenda en curso que incluye trascendentales reformas con el obstruccionismo de la derecha.

En esa línea reforzó: “Cualquier cambio de gabinete que se produzca, debe ser para mejorar la gestión del Gobierno, que sea para avanzar y ojalá aprobar las propuestas legislativas, de proyectos que tenemos como la reforma de pensiones, el fin del CAE (Crédito con Aval del Estado), y otros, y no que se haga un cambio de gabinete en función de quién quiere ser candidato, y entonces lo cambiamos. Quiero ser bien crítica en esto, porque me parece que hay una responsabilidad con el país, entonces uno no puede ser ministro o ministra y llegar y decir, quiero ser candidata o candidato y me retiro antes del período que se debe cumplir. Eso a la gente le molesta”.

¿Las ministras y ministros deben priorizar por cumplir su tarea en el Gobierno y no estar pensando en ser candidatas o candidatos?

Sí. Ahora, priorizar el cumplir con la tarea de la gestión de Gobierno no significa que nadie tiene que salir, lo que digo es que el cambio de gabinete se haga en función de la valoración de la gestión y valoración política y no que quede a la resolución individual de quien quiere ser candidata o candidato. Me parece poco justo con el Gobierno y poco justo con la gente. Hay temas importantes pendientes, hay tramitaciones pendientes en el Parlamento, hay una serie de compromisos de cumplimiento del programa que son importantes para el pueblo y que además serán claves para enfrentar las próximas elecciones.

En esa línea, está la reforma de pensiones, el CAE, la iniciativa del fin de la “deuda histórica” del magisterio, eutanasia, aborto, negociación ramal, reforma en salud, ¿se ve muy complicado el resultado final de todos esos proyectos?

En el Parlamento la derecha está siendo bien bloqueadora, los debates de proyectos avanzan muy chantajeados, muy amenazados con condiciones que se imponen, en esa perspectiva es difícil.

Aparte de eso, se plantean salidas ministeriales por motivos políticos, por el Caso Monsalve, hay presiones para que salgan las titulares de Interior, de la Mujer y Equidad de Género, que cambie el Comité Político…

Ahí hay un punto de inflexión y el Gobierno tiene que resolverlo. Espero que en la reunión que hubo este miércoles en Cerro Castillo y cualquier otra reunión que haya en el Ejecutivo con los partidos, entre ministros, vaya en función de un diseño para enfrentar el último año del Gobierno, para enfrentar las próximas elecciones y también para actuar de la mejor manera posible en un caso que siento que no sólo hay que condenarlo, sino que efectivamente hay que reaccionar con mucha fuerza en forma institucional. Mira, no es que me niegue a un cambio de gabinete, o decir que los cambios sean grandes o pequeños, lo que digo es que los cambios no sean por definiciones individuales, sino que tengan una mirada colectiva, que tengan una definición estratégica, que permitan enfrentar bien el último año de Gobierno, que permitan enfrentar las elecciones del 2025, que permitan colocar ideas programáticas en tensión y también avanzar en los cumplimientos programáticos, al menos los que están iniciados.

Una mirada a las pasadas elecciones

¿Coincides en que en las elecciones recién pasadas retrocedió el oficialismo, avanzó la derecha, y que se reconfiguró el escenario político-electoral o no es para tanto?

La comparación de los resultados con padrones electorales tan distintos es compleja, porque si esta elección hubiese sido con voto voluntario quizá el resultado habría sido distinto. Digo eso porque hay que ser cautelosos en la comparación de esta elección con la anterior porque no es tan parejo, no es el mismo padrón. La última elección municipal, la del 2021, dejó a la derecha muy mal, muy disminuida, y esa no es la realidad en términos de la configuración de las contiendas electorales en nuestro país, y por tanto era indudable que la derecha tenía que recuperar terreno. Pero no comparto el análisis que se ha hecho en varios medios de comunicación, por cierto muy interesado por parte de esos medios y de la derecha, de que esto fue una derrota y una situación negativa para las fuerzas progresistas y de izquierda, porque la derecha recupera lugares, Ñuñoa era de ellos, Santiago era de ellos. No estoy tapando el sol con un dedo, pero pretender que con voto obligatorio se iba a mantener exactamente el escenario previo al día de la elección, me parece que es más bien una expectativa ilusa, era obvio que tenía que avanzar la derecha. Por cierto que perdimos comunas, algunas que no nos gusta haberlas perdido, pero también se obtienen otras que no se tenían o se recuperan. Miro el resultado en la Región Metropolitana, y el oficialismo y los independientes tienen más comunas en alcaldías que la derecha, y en gobernadores, de los cinco que se resolvieron en primera vuelta, cuatro son progresistas, entonces no veo dónde está la gran derrota de la que hablan algunos medios y la oposición.

¿Entonces estos resultados fueron un aterrizaje a la realidad electoral chilena?

Yo creo que sí, no sé si tal cual con esas palabras, pero sí. Antes tuvimos elecciones con voto obligatorio pero previa inscripción, después inscripción automática y voto voluntario, y siempre tuvimos cinco o seis millones de personas sin votar. Esta fue la primera elección que tuvimos con inscripción automática y voto obligatorio, descontando las dos votaciones de proceso constitucional porque fue otra dimensión. Me parece que esta elección hubo un sinceramiento de la realidad electoral. Con datos que nos afectan, perdimos Santiago, el Frente Amplio perdió Ñuñoa, pero miro con harta ilusión lo que logró Matías Toledo en Puente Alto, o votaciones como las de Tomás Vodanovic en Maipú. Las comunas con más población, la mayoría está en manos de fuerzas progresistas e independientes y eso es súpero relevante destacarlo.

¿Cómo sea, con estos resultados se abre un desafío para la izquierda y los sectores progresistas pensando en los comicios legislativos y presidencial del próximo año?

Por cierto, hay un tremendo desafío por delante. Lo que te mencionaba es para salir a matizar esta idea, esta imagen que trataron de instalar desde los medios de comunicación como que todo fue derrota para el oficialismo. Eso no implica no tener un análisis y una bajada más crítica y autocrítica, ver dónde pudimos haberlo hecho mejor, qué factores influyeron en las comunas que perdimos, qué influyó en las comunas que mantuvimos y las que ganamos por primera vez. Todo esto nos plantea tremendos desafíos y voy a decir algo quizá políticamente incorrecto. Creo que tenemos que comenzar a conversar -y hacer un trabajo mucho más potente como Partido Comunista- entre las fuerzas políticas de izquierda y progresistas para la construcción de alternativas de gobierno central, gobierno comunal y de legisladores, donde los mecanismos sean más óptimos y no quedarnos sólo en las primarias como resolución de candidaturas. Hay que ponderar aquello de levantar las primarias con otro tipo de evaluaciones cualitativas y cuantitativas respecto de candidaturas, y habrá que actuar con mucha generosidad por parte de todos los partidos, haciéndonos la pregunta no sólo de si tenemos el derecho legítimo de tener candidaturas, sino preguntarnos cuál es la mejor definición para ganar y evitar que gane la derecha.

Particularmente en el caso del Partido Comunista pasó de cinco a dos alcaldes, bajó de nueve a seis puntos su votación, perdieron concejales, ¿qué balance puede hacer de esas cifras?

El porcentaje en la cantidad de votos me complica por lo que te decía antes, de que no es del todo comparable con la elección anterior porque cambió el universo de la elección, pero obviamente con la preocupación por la pérdida de tres alcaldías, y tendremos que hacer el análisis de qué ocurrió en cada una de esas comunas por no haber logrado una reelección. Hay que ver cuánto pesa la gestión, errores en la gestión, y factores externos, lo digo específicamente por Santiago, donde se amplifican las miradas, los seguimientos y los problemas. Un ejemplo; si yo como senadora de la Región Metropolitana me ponía a opinar de lo que pasa en Los Ríos, Biobío, Atacama, en ciudades de otras regiones, se me iban encima los senadores de la respectiva región, qué me creo que hablo de sus regiones, sin embargo, durante estos años recientes, escuché a casi todos los senadores y senadoras opinar sobre Santiago como si fueran senadores de esta región. Hay que ver qué fueron errores propios, cómo influyó el asedio político y comunicacional, y la influencia de otros elementos del quehacer propio de la gestión municipal.

¿Compartes que la segunda vuelta de gobernadores será un plebiscito para la gestión del Gobierno?

No lo creo, menos en el caso de la Región Metropolitana porque Claudio Orrego no es precisamente del oficialismo. Ese tipo de expectativas la tiene la derecha, está buscando que cada elección sea un plebiscito de evaluación de la gestión del Gobierno, presentarlo así. Ahora, nosotros tenemos que hacer un esfuerzo muy grande de salir del nicho de votación de los más cercanos y hablar con otros, porque ese es el desafío que impone este padrón de voto obligatorio, tiene millones de personas que conquistar, de hacerles llegar tu mensaje. Es un desafío orgánico, político, comunicacional, pero sobre todo de propuesta programática y de plantear soluciones, en la perspectiva de seguir transformando Chile positivamente. Hay que plantear bien las políticas sociales, de una sociedad solidaria, y de combate a la corrupción y el abuso.

En esto que menciones, ¿no hay desde el Partido Comunista, el Frente Amplio, el Partido Socialista y otros sectores de izquierda y progresista un déficit en el trabajo social, territorial, con la gente?

No lo pondría en absoluto tu juicio, porque no creo que no se esté en el territorio, en la calle, en las organizaciones sociales. El tema es la gran diversidad y fragmentación de ideas que le interesa a la gente y que no necesariamente estamos llegando a esas inquietudes. Se está en el territorio y en el movimiento social, la pregunta es cómo estamos, cómo nos insertamos, cuanto más nos ampliamos, cómo llegamos a otras personas que por distintos motivos no estaba participando en las elecciones y ahora con voto obligatorio participa, y es un colchón electoral de varios millones de personas.

Caso Monsalve: “Se podría haber reaccionado distinto, y la gente esperaba que se reaccionara distinto”.

¿Coincides en que el Caso Monsalva debilitó el sello o carácter de Gobierno feminista?

Cuando alguien se declara así, no necesariamente significa que no va a ocurrir nada, menos en una sociedad que no está deconstruida, que no tiene la transformación cultural completa. Es una declaración que dice, yo quiero construir este camino, quiero ir hacia allá, es una declaración para decir voy a reaccionar de tal manera. No sé si debilita la declaración de Gobierno feminista, pero sí creo que se podría haber reaccionado distinto, y la gente esperaba que se reaccionara distinto. No me voy a poner a decir cómo lo hubiera hecho yo, porque eso no es justo…

Eso te lo iba a preguntar, porque fuiste ministra de la Mujer y la Equidad de Género…

…No, es poco justo, en estricto rigor es distinto estar mirando las cosas desde la prensa, desde afuera, a estar viviendo el momento directamente. Pero sí creo que se cometió un error tremendo no habiéndole pedido (al exsubsecretario Manuel Monsalve) la renuncia de inmediato y lo más cuestionable es que dio un punto de prensa dentro de La Moneda. Yo no se le habría permitido, él debió haber salido y se debió haber informado a través de un comunicado. No estoy diciendo que le dieron permiso, a lo mejor él se lo tomó, pero no se tomó la prevención de que no lo hiciera, se vio mal. Hay que investigar, con todo lo que eso implica. No hay que sacar malas cuentas como el aprovechamiento político que está haciendo la derecha. Porque mira, no dijeron nada cuando hubo un imputado o sancionado por acoso o abuso sexual, como fue el caso de Eduardo Macaya, el padre del senador de la UDI (Unión Demócrata Independiente), Javier Macaya, de los alcaldes de la Novena Región y varios otros casos. Es de una gravedad tremenda lo del subsecretario Monsalve, y significa no sólo fortalecer los protocolos, sino ponerse de acuerdo en cómo tomar medidas en este ámbito.

“Las derechas están utilizando mucho la provocación”

De todos los temas que hemos hablado, que son temas que impactan mucho a la gente, ¿no crees que de las vocerías de Gobierno, de congresista  s, de dirigentes políticos, se debe bajar el tono de toxicidad, de confrontación en el debate, dejar de lado exabruptos e ir con más templanza y argumento al tratamiento de temas o episodios?

Estamos en un momento en que las formas de enfrentar el debate, la frase corta, la cuña, lo que provoca la polémica, lo que me asegura que capten los medios de comunicación para poder estar en esos medios es lo que cuenta, y no partir de la reflexión menos estridente, más en calma, se están profundizando fenómenos de no escucha entre los actores políticos. Sé que tenemos ideas muy distintas, y no pretendo transar  mis ideas ni bajar mis banderas, pero decirle un garabato al de enfrente, tratarlo mal, descalificarlo, no me hace avanzar ni medio milímetro en mis banderas. No es fácil, por cierto, guardar la calma, contar hasta diez, morderte la lengua. Pero sobre todo la derecha, o las derechas, están utilizando mucho la provocación, y si no estamos más atentos a esas provocaciones, pisar los palos es fácil. Por lo tanto, nuestras ideas, que son ideas justas, que van a confrontar el sistema que estamos viviendo, que trata de proponer la redistribución de ingresos, trata de avanzar en una sociedad más justa con derechos sociales, con políticas pública fortalecidas, con respeto a la democracia, son ideas donde puede haber gradualidad, podemos perder algo, puede que no se logre todo. Y debemos ir construyendo esa masa crítica que nos vaya apoyando para crecer y en ideas, porque puedo tener la mejor idea pero si no hay nadie detrás mío, no muevo nada. Puedo tener mucha claridad política, pero encerrada en mi casa resisto, pero no moví el sistema, no gané nada. Estamos en un momento en que las caricaturas, incluso en el debate interno de nuestros propios espacios, entre los partidos, con los sectores de enfrente, no ayudan. No estoy llamando a ser buenistas, pero sí a generar un debate que nos permita ir avanzando y que no todo se quede en que la forma fue confrontacional y no contribuyó.

Donde las formas empiezan a definir el debate.

Sí, siempre he creído que no voy a avanzar más descalificando al que tengo enfrente. Si quiero que me escuchen, tengo que explicar lo que la gente necesita, lo que la gente te está transmitiendo en el territorio, las necesidades que te señalan. El tema de la “deuda histórica” de los profesores, el tema de las pensiones, donde no me estoy peleando para pensionarme yo en quince o veinte años más, sino porque lo piden ahora, porque ahora tenemos una masa de jubiladas y jubilados que no tiene como terminar el mes. Cualquier reforma, ¿la voy a pasar preciosistamente, perfecta, sin variación, o de acuerdo a las fuerzas políticas de un momento determinado? Siempre pasan de acuerdo a las fuerzas políticas del período determinado. A veces uno logra avanzar más no sólo porque tenía mayoría, también porque las ideas lograron permear de mejor manera a los sectores de enfrenten y cruzan la verada y apoyan esas ideas. Para mí, esos son los fondos. Para que avancen esos fondos, no me importa defender ideas sin descalificar, no le agrega nada a esa idea de fondo la descalificación.