NOTAS DEL REPORTEO. Los días difíciles y las comunicaciones

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Un comentarista dijo que en poco tiempo el manejo comunicacional del Caso Monsalve será motivo de estudio y debate en escuelas de periodismo y comunicaciones. Una denuncia de violación en contra de una alta autoridad debe encender alarmas comunicacionales y, se espera, la aplicación de formatos y diseños que apunten a la centralidad del mensaje y coordinación de las vocerías. Pero hubo faltas de control y atención a riesgos, como cuando se autorizó al exsubsecretario a usar un patio del palacio presidencial para hacer un Punto de Prensa, cuando estaba denunciado e investigado. Parece evidente que los formatos de puntos de prensa y declaraciones del mandatario, ministras, actual Subsecretario del Interior, congresistas y dirigentes de partidos oficialistas instalaron la constatación o percepción de desorden, improvisación, confusiones y se produjo algo muy criticado en la comunicación política: tener que salir a explicar qué se quiso decir en una vocería.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 26/10/2024. 1.-“Los días difíciles” a los que aludió el Presidente Gabriel Boric, por el Caso Monsalve, tuvieron el ingrediente comunicacional como altamente gravitante. Un comentarista dijo que en poco tiempo el manejo comunicacional en este episodio será motivo de estudio y debate en escuelas de periodismo y comunicaciones. Es de Perogrullo decir que algunas/algunos dirán que todo salió bien, otras y otros que todo salió mal, y existirán valoraciones más intermedias o prudentes. También es casi un lugar común referenciar que hubo voces oficialistas destinadas a explicarlo/defenderlo todo y vocerías opositoras que “se pasaron tres pueblos”. Como sea, la revisión de declaraciones del mandatario, ministras, congresistas y dirigentes políticos del oficialismo y la oposición permiten constatar la irradiación de confusiones, contradicciones, incertezas, exageraciones y vociferaciones, donde hubo instantes en que se apareció uno de los elementos más criticables de la comunicación política: tener que salir a explicar qué se quiso decir realmente con alguna declaración/afirmación.

2.-Una denuncia de violación en contra de una alta autoridad de Gobierno, y más encima a cargo de la gestión en seguridad pública, debe encender las alarmas comunicacionales y, se espera, la aplicación de formatos y diseños donde es crucial que haya un equipo-eje que apunte a la centralidad del mensaje y coordinación de las vocerías. Un momento de crisis requiere comunicaciones ordenadas, precisas y prudentes. Un objetivo claro es, como en este caso, no sacar el tema de su ámbito propio, situarlo con precisión en los efectos políticos y evitar a toda costa meterlo en otra área como la oficina presidencial. Es cierto que hay poco tiempo en situaciones como esta, pero en eso debe haber un trecho recorrido cuando existen manuales, protocolos, diseños, equipos y ensayos. Factores como definir una estrategia común, atender los riesgos, priorizar el mensaje por las víctimas o afectados, y activar un grupo comunicacional, son elementos que se aparecen con fuerza en este episodio. Un elemento de cuidado es acumular y administrar lo más certeramente la información que se tiene, no improvisar ni caer en la ansiedad comunicacional, y menos ponerse a debatir con los pares.

3.-Parece claro que prácticamente nada de lo anterior operó en la pasada semana respecto al Caso Monsalve en cuanto al oficialismo aunque, por cierto, puede existir una convicción muy distinta en el Gobierno y los partidos oficialistas. Pero hay ejemplos como la falta de control que se produjo al autorizar al exsubsecretario a dar un punto de prensa nada más y nada menos que en un patio del palacio presidencial, cuando era objeto de una acusación/investigación judicial por abuso sexual. No hubo atención al riesgo comunicacional y a soltar el dominio desde donde correspondía. Nadie podría discutir la buena intención del Presidente Boric de querer ser transparente y abrirse a abordar el tema ante un grupo de periodistas, pero ello requería de un manejo preciso, lineal, robusto, preparado, lo que se esfumó en buen grado con la colisión que tuvo con su jefa de prensa y declaraciones no del todo precisas; basta con definir sinceramente cuál fue el balance de esa salida comunicacional. Las distintas vocerías de al menos tres ministras, más la del nuevo Subsecretario de Interior, apuntaron en intención a entregar claridad, información, posicionamiento, precisiones, pero francamente se vio una descoordinación, espontaneidad, ausencia de estrategia común, introducción de confusiones e imprecisiones, llegando al punto de tener que salir explicar lo que tal o cual quiso decir. Probablemente más sensible/negativo fue el tropel de vocerías de dirigentes y congresistas de partidos oficialistas que tensaron y confundieron más, que instalaron la percepción de que estaban priorizando por defender a la autoridad de su propia colectividad antes que atender lo central del hecho, la acusación contra Monsalve. Las vocerías incluyeron ataques fuertes al Presidente de la República cuando estaba presionado y fuego amigo hacia La Moneda, lo que denotó, entre otras cosas, que no existía ninguna intención de asumir comunicacionalmente un relato coordinado y que tuviera como centralidad a la víctima y la acusación. De hecho, nadie sabe si sirvió de algo una minuta de la Secretaría de Comunicaciones que se habría dado a parlamentarios y filtrada a medios tradicionales para indicar cómo estaban las cosas. Claro que todo lo anterior se puede echar por tierra si desde el Gobierno y el oficialismo se presenta un análisis que indique que todo se hizo bien y que las salidas comunicacionales lograron establecer un relato preciso, ordenado, coordinado, robusto.

4.-Este suceso tiene una característica que llama a mantener la atención y el cuidado comunicacional en un alto nivel, porque cada día salen nuevos antecedentes, nuevos testimonios, nuevos datos, donde están involucrados varios actores y varias entidades policiales e institucionales. La investigación judicial está en marcha y con ello las acciones de la defensa y de los acusadores. Y como la arista política, sensiblemente instalada en La Moneda, sigue abierta, se vienen días en que las decisiones comunicacionales continuarán siendo gravitantes. Hay, por lo tanto, una oportunidad de que los días sean menos difíciles, parafraseando al Presidente, y que se puedan cerrar ciertas ventanas.

5.-Otro elemento que parece importante, es qué pasa con lo que se comunica al pueblo, qué y cómo se aporta al ciudadano y la ciudadana que está mirando todo este episodio y no se limiten los diseños comunicacionales al espacio político, a la agenda que imponen los medios de prensa convencionales, a la controversia mediática, a la actuación particular de una autoridad o dirigente y sus equipos comunicacionales. Debiera existir una preocupación por establecer un relato y vocerías que sobre todo le hablen a la ciudadanía, que le entregue certezas y tranquilidades como que en este caso realmente no hubo ni habría privilegios, que la víctima estará protegida, que no hay operaciones o tratamientos especiales, que se respetarán derechos, que lo central es que hay una acusación de abuso sexual contra una ex autoridad y que eso se debe esclarecer y se deben tomar las medidas pertinentes.