Este ánimo de la juventud aparece no sólo como una esperanza, sino como una certeza de que podemos hacer las cosas mejor; de que el ímpetu y la creatividad de la juventud puede ser un motor de cambios no sólo desde los movimientos sociales sino también desde la institucionalidad, fortaleciendo la participación y, con ello, la democracia.
Valeria Chacana, candidata a CORE por Elqui. Javier Saez, candidato a Concejal por Santiago. Tamara Aguilera, concejala a la reelección por Buin. Lucia Bozzo, candidata a Concejala por Talca. Ignacio Escobar, candidato a concejal por Valdivia. 10/2024. A lo largo de las últimas décadas, la juventud ha protagonizado importantes procesos de movilización social, focalizado en los temas estudiantiles pero cuyo impacto se extiende a todo Chile, levantando demandas que han sido transversales y van en pos de un objetivo único: el buen vivir.
No sólo el voto, sino que la representación juvenil en la papeleta ha sido un factor determinante para los últimos ciclos electorales de nuestro país, tales como los intentos de cambio constitucional y las municipales de 2021. Según datos del Servel, sólo en este último proceso se registraron un total de 134 candidaturas a alcaldes y alcaldesas menores a 35 años en todo el país, derivando en liderazgos nacionales como Irací Hassler (Santiago), Javiera Reyes (Lo Espejo), Tomás Vodanovic (Maipú) y Macarena Ripamonti (Viña del Mar).
La Encuesta de Jóvenes, Participación y Medios (Ciclos UDP, 2022), señala que entre la juventud existiría una tendencia a posiciones moderadas, así como un aumento en la confianza institucional. Este antecedente resulta, a lo menos, controversial con la tendencia país, que muestra altos índices de desconfianza y desafección hacia el oficio de la política y las instituciones, lo nos hace ver que, a diferencia de cómo nos quieren hacer creer, la juventud sí tiene opinión.
Este ánimo de la juventud aparece no sólo como una esperanza, sino como una certeza de que podemos hacer las cosas mejor; de que el ímpetu y la creatividad de la juventud puede ser un motor de cambios no sólo desde los movimientos sociales sino también desde la institucionalidad, fortaleciendo la participación y, con ello, la democracia.
La salud mental, el arte, el deporte, la educación como un derecho, son todas preocupaciones de la juventud, herramientas que además constituyen condiciones necesarias para avanzar en mejores políticas preventivas en pos de la seguridad. La juventud se organiza en sus comunidades, participa en agrupaciones que mucho aportan en los territorios y protagonizan demandas para el presente y el futuro del país. La juventud brinda esperanza y está en acción.