Parecería un despropósito involuntario que, en el mismo lugar de brutales homicidios, manchado de sangre por violaciones a los derechos humanos, el Canal de la Universidad Católica -hoy propiedad del Grupo Luksic- grabara un comercial de carácter belicista y militarista que no corresponde en un país que sufrió en carne propia los crímenes, torturas y aberraciones perpetradas por las Fuerzas Armadas chilenas.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 21/9/2024. Con la deshumanización e insensibilidad que caracteriza al mercado neoliberal, la industria de la televisión mostró su peor cara con ocasión de los actos conmemorativos del golpe civil militar del 11 de septiembre de 1973 y los consiguientes festejos patrios. La “guinda de la torta” fue el spot promocional del próximo reality show de Canal 13 “Palabra de honor”.
Está claro que se tratará de una competencia de fuerza en el marco de prácticas castrenses y artes marciales para la cual la productora no encontró mejor escenario que el patio central de la actual Universidad de Santiago (ex Universidad Técnica del Estado, UTE) sitio de memoria donde murieron estudiantes, administrativos y profesores y otros fueron prisioneros políticos, entre ellos el cantautor y director teatral Víctor Jara en septiembre de 1973.
Parecería un despropósito involuntario que, en el mismo lugar de brutales homicidios, manchado de sangre por violaciones a los derechos humanos, el Canal de la Universidad Católica -hoy propiedad del Grupo Luksic- grabara un comercial de carácter belicista y militarista que no corresponde en un país que sufrió en carne propia los crímenes, torturas y aberraciones perpetradas por las Fuerzas Armadas chilenas.
Aunque la comunidad universitaria y vastos sectores rechazaron el spot promocional, éste se siguió exhibiendo pese al repudio generalizado. Además, la productora eligió hasta ahora a dos participantes representativos de los más conocido e identificable de la derecha y el conservadurismo en nuestro país: la controvertida modelo Catalina Pulido y el cantante Miguel “Negro” Piñera” que se aprestan a entrar al juego belicista.
Asimismo, en vísperas de las Fiestas Patrias, como siempre, todos los canales se deshicieron en elogios a los carabineros, invitando a sus matinales al Orfeón -orgulloso por haber compartido recientemente con el violinista holandés André Rieu de visita en Chile- y destacó a los tambores mayores de las tres ramas de las FFAA, en notas habituales antes de la Parada Militar. Como si todo esto fuera poco, invitaron a los estudios al Cuadro Verde de Carabineros y al Cuadro Negro del Ejército, unidades especializadas en prácticas ecuestres.
Si el patriotismo se circunscribe solamente a las fuerzas castrenses, nuestros medios de comunicación serían un ejemplo, pero no pasan del oportunismo, el chovinismo y graves señales de negacionismo ante recientes hechos históricos. Apenas transcurridas horas del recuerdo terrible del golpe del 11 de septiembre, oficiales de las ramas uniformadas se pasearon por los canales de televisión con toda impunidad, manteniendo un pacto de silencio que todavía impide conocer el paradero de detenidos desaparecidos y de los responsables de crímenes de lesa humanidad y brutales violaciones a los derechos humanos.
El irrespeto a los familiares de las víctimas de prisión política y tortura se convierte en una verdadera provocación en memoria de los luctuosos sucesos a partir de septiembre de 1973.
En tanto, Carabineros se apresta a enfrentar la postergada formalización de su general director, Ricardo Yáñez, por delito omisivo de apremios ilegítimos y homicidio y resulta inexplicable también la demora en los procesos contra sus antecesores en el mismo cargo Mario Rozas, Hermes Soto y Bruno Villalobos, así como de los comandantes en jefe del Ejército (generales Cheyre, Izurieta, Fuente Alba, Oviedo y Martínez), también encausados por corrupción y otros delitos.
Como si fuera poco, Carabineros se apresuró a reincorporar en sus filas al cabo Sebastián Zamora, acusado de lanzar a un joven al rio Mapocho desde el puente Pío Nono durante las manifestaciones populares en el 2019 y que fuera absuelto por la justicia, pese a que Fiscalía está solicitando la nulidad del juicio.
La presidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados, Karol Cariola, encabezó una agitada sesión del hemiciclo donde se vio obligada a imponer el reglamento y exigir la retirada de carteles con la imagen de detenidos desaparecidos al interior del recinto de acuerdo con la normativa vigente. Resultó bastante chocante que la parlamentaria tuviera que tomar esa medida extrema, pero es consecuencia del cargo que ostenta en representación de todos los sectores políticos.
Es lamentable que sus propios colegas no hayan tomado un acuerdo más creativo para expresar sus sentimientos de rechazo a la impunidad y de ni olvido ni perdón, con una acción que no se enfrentara con la institucionalidad que cada uno de ellos prometiera al asumir el cargo representativo. Lorena Pizarro, Carmen Hertz y María Candelaria Acevedo merecen el respeto y reconocimiento de todos, con o sin carteles por el martirio de sus seres queridos.
La diputada Cariola podría haber sido nuevamente acusada ahora por no respetar el reglamento de la Cámara y debería dejar la presidencia que enaltece a su Partido Comunista, aunque a algunos les haya dolido con razón la compleja decisión que le correspondía desde su cargo institucional.
Hay que recordar que, en su momento, una mayoría parlamentaria aprobó la reforma al reglamento que hoy en día impide ingresar con carteles al Salón de Honor del Congreso. Ante el irrespeto y la provocación de la derecha, bien valdría una respuesta más creativa, ingeniosa e innovadora del progresismo para hacer valer sus objetivos democráticos y contra el negacionismo, irrespeto y provocación de que hace gala el conservadurismo en nuestro país.