Así lo señaló el secretario general de la CUT, frente a los nuevos plazos y contenidos del proyecto de reforma previsional que el Gobierno presentó recientemente al Parlamento. El dirigente sindical afirmó que “la CUT ha sido muy clara en señalar que no nos gusta una reforma que mantiene y fortalece el sistema de las Administradoras de Fondos de Pensiones. En otro tema crucial para el mundo del trabajo, manifestó que “la negociación colectiva por rama no es un fetiche del sindicalismo, sino que es el corazón de una lucha por recuperar los derechos que se perdieron en el Plan Laboral de José Piñera -impuesto en la dictadura civil militar- y que tiene hoy al mundo sindical absolutamente atomizado”. Insistió asimismo en la demanda por un “salario vital” y sostuvo que “es necesario debatir de salarios en Chile, no sólo del sueldo mínimo”. En entrevista con El Siglo, el dirigente sindical también se refirió al anuncio del cierre de la Siderúrgica Huachipato, a la Ley Karin y a las movilizaciones del Colegio de Profesores y las y los trabajadores de la Educación.
Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 10/8/2024. “Las 500 lucas no alcanzan” es el eslogan de la movilización que realizó esta semana la Asociación Intersindical de Trabajadoras y Trabajadores Clasistas por la necesidad de aumentar el sueldo mínimo frente a las alzas del último tiempo. ¿Cuál es su mirada sobre este planteamiento y sobre el aumento del costo de la vida en nuestro país?
Si bien los 500 mil pesos del sueldo mínimo no alcanzan, también está claro que por primera vez en más de veinticinco años este salario tiene un alza tan significativa en términos reales. No es lo mismo enfrentar un ciclo de alzas con un sueldo mínimo de 410 mil pesos que con uno de 500 mil. Ahora, es insuficiente frente a un hecho que es muy concreto y es que una familia de cuatro personas donde una sola trabaja, lo que requiere son al menos 603 mil pesos líquidos para poder estar sobre la línea de la pobreza. Como Central Unitaria de Trabajadores hemos planteado la necesidad de debatir sobre un salario vital, que es un concepto distinto al salario mínimo porque abandona la conceptualización de lo mínimo y avanza hacia una conceptualización de lo suficiente. Y no es un concepto que se le ocurrió a la CUT, sino que es un término trabajado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de manera que es un concepto estándar OIT. En ese sentido, acordamos con el Gobierno un Observatorio de Endeudamiento y de Costo de la Vida que nos permita debatir el próximo año un aumento del sueldo mínimo, pensando en una meta de salario vital. Además, es necesario debatir de salarios en Chile, no sólo del sueldo mínimo, porque tenemos a la mayoría de la gente ganando menos de un millón de pesos -lo que claramente no le alcanza- y sintiendo una alta insatisfacción por los bajos sueldos. De hecho, en los próximos días vamos a lanzar los datos del Barómetro del Trabajo, una encuesta que señala que hay mucha insatisfacción con los ambientes laborales y con los salarios en el país.
La reforma de pensiones comienza una segunda vida luego de que el Gobierno presentara una nueva fórmula para enfrentar el debate en el Congreso. ¿Cuál es la visión de la CUT ante los nuevos plazos y contenidos establecidos en este proyecto?
Uno de los fracasos del sistema político chileno es que se lleve tanto tiempo, más de diez años, debatiendo sobre la reforma previsional y no se alcance una fórmula que permita subir las bajas pensiones los actuales jubilados y lo que van a obtener los futuros pensionados. La CUT ha sido muy clara en eso y no nos gusta una reforma previsional que mantiene y fortalece el sistema de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), el cual no goza de legitimidad social porque no cumple con su objetivo que es pagar buenas pensiones. Además, es un sistema que permite al capital financiero lucrar a partir de los recursos de las y los trabajadores en Chile. Hemos sido claro sobre la reforma propuesta por el Gobierno, en el sentido de que una reforma que no suba las pensiones actuales es una reforma fracasada y vamos a valorar o desechar el proceso una vez que éste finalice. Nuestra propuesta es un sistema sin AFP, con un pilar solidario fortalecido y además con la participación del Estado en la administración, en el que el 6 por ciento adicional con cargo al empleador vaya a un fondo solidario. Claramente no hay buenas noticias cuando nos damos cuenta de que el sistema de AFP no se interviene y cuando quedan dudas de si este camino nos llevará a un final exitoso.
Frente al anuncio de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP) de cerrar su planta Siderúrgica de Huachipato, pese a sobretasas aplicadas a los productos de acero chino, ¿cuál es la posición de la CUT sobre esta medida y cómo debería ser el rol de los sindicatos para evitar un nuevo caso Lota en la Región del Biobío?
Estamos frente a la posibilidad inminente de tener un nuevo caso como el de Lota en la Región del Biobío, que socialmente fue catastrófico. Nosotros hemos acompañado la mesa de Defensa de la Industria y el Empleo, que encabeza la CUT junto a ENAP y otros sindicatos y gremios de la industria de la zona. Nos parece que ahí había un camino tripartito bastante interesante pero que se viene a ver afectado con la decisión del Grupo CAP. Los trabajadores y los sindicatos de Huachipato fueron muy responsables en sostener una lucha que permitió la continuidad de la empresa. Sin embargo, hoy los accionistas de esa empresa están tomando una decisión que va a afectar a 20 mil trabajadores directos e indirectos. Por lo tanto, lo que hay que hacer en el Biobío es un proceso de reindustrialización, dado que esta zona históricamente ha sido un polo de industrialización del país. No obstante, en los últimos cuarenta años se han venido cerrando fábricas e industrias, no sólo la del carbón, sino también las textiles, y eso es altamente preocupante porque es una región que tiene raigambre de industria. Sobre esta situación el Gobierno no puede mirar hacia el lado. Acá hay una responsabilidad de la empresa, pero el Gobierno también tiene que proponer medidas que vayan en una dirección de la reindustrialización. No sólo podemos quedarnos con la queja sobre lo que hacen los privados, sino que el Estado debe jugar un rol fundamental en un proceso de reindustrialización del país y en particular de la Octava región.
¿Cómo van las conversaciones y el debate para impulsar y establecer en Chile la negociación colectiva ramal?
Hay varias conversaciones a nivel nacional sobre esta materia. La Dirección del Trabajo está en el proceso de lanzar tres estudios que se han realizado a nivel país sobre la negociación ramal y desde la CUT hemos sostenido distintas conversaciones, entre ellas con la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras de la Minería (CTMIN), sobre todo porque ahí hay mucha musculatura organizacional para empujar una reforma como la negociación ramal, que no es un fetiche del sindicalismo, sino que la negociación ramal es el corazón de una lucha de recuperar los derechos que se perdieron en el plan laboral de José Piñera, que tiene hoy al mundo sindical absolutamente atomizado. La negociación colectiva por empresa simplemente promueve la atomización del sindicalismo y por lo tanto lo hace un sindicalismo sin poder político, sin poder de lucha, sin musculatura y nosotros lo que queremos promover es una negociación ramal mirando al siglo XXI, asumiendo los profundos cambios que tiene el trabajo. Y esa transformación del trabajo se debe hacer con más derechos, con más diálogo y la negociación ramal es un excelente mecanismo para eso. Aquellos que dicen que la negociación colectiva ramal atenta contra la productividad están equivocados. Es cosa de revisar que las dieciséis economías más productivas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), con la que nos gusta comparar, tienen negociación ramal. Las democracias que se precien de tal también la tienen. Acá en Latinoamérica Brasil, Uruguay, Argentina y Colombia tienen un tipo de negociación por rama. Por lo tanto, como Central Unitaria de Trabajadores nos parece que el diálogo ramal permite mejorar la productividad, bajar la conflictividad y, por sobre todo, otorgar mayor dignidad a las y los trabajadores en sus espacios de trabajo y en sus salarios, que es una cuestión fundamental para llevar adelante la vida en familia.
¿Cómo evalúa la implementación de la Ley Karin? ¿Qué opina de las críticas realizadas desde el sector de las Pymes, señalando que capacitar en protocolos implica un alto valor para los emprendedores, por lo que desincentivaría la contratación?
La Ley Karin es una legislación bastante anhelada hace mucho tiempo y es un primer paso en la implementación del Convenio 190 de la OIT, que se refiere a instaurar espacios de trabajo libres de acoso sexual, acoso laboral y violencia. Me parece que no sólo es un cambio jurídico, sino que es también un cambio cultural, porque no sólo afecta la relación con la jefatura, sino también con nuestros pares y con las y los trabajadores en el espacio de trabajo. Eso va a requerir un tiempo de adecuación que creo que la Ley Karin considera. Es muy importante además que se exijan protocolos que contengan procesos de investigación y de sanción. Y en ese camino me parece que la preocupación de las pymes es legítima. Sin embargo, la propia ley y la propia política pública le otorga herramientas de asesoría y acompañamiento desde el Ministerio del Trabajo, desde la Dirección del Trabajo e incluso desde las propias mutualidades. Por lo tanto, aun cuando las pymes puedan presentar dificultades y reclamos legítimos, la puesta en marcha de la Ley Karin es un cambio profundo y necesario para el trabajo y para la dignidad de las y los trabajadores.
El Colegio de Profesores se ha movilizado esta semana para exigir no más acoso, agobio, maltrato y violencia en los colegios del país, emplazando al Gobierno a mejorar las condiciones laborales y la seguridad en las comunidades educativas. ¿Cómo ha sido la relación de la CUT con este movimiento de las y los trabajadores de la educación?
En un movimiento sindical tan fragmentado y despolitizado construir unidad aun cuando retóricamente suene fácil, es muy difícil y este acercamiento entre la CUT y el Colegio de Profesores, que además ha sido una filial histórica de nuestra multisindical, nos parece que es muy potente para enfrentar los desafíos que tiene el mundo del trabajo y en particular la educación. Esa movilización fue convocada contra el acoso, el agobio laboral y la violencia de parte de los apoderados y de los estudiantes, pero también contra el agobio que el sistema educativo pone sobre los hombros de las y los profesores exigiéndoles una serie de gestiones que no sólo tiene que ver con el aula y que por lo tanto los sobrecargan de trabajo, terminando muchas veces en problemas de salud mental, lo que se ha visto reflejado en los casos de dos profesores que se han quitado la vida. Pero también hay agobio y abuso por parte del Estado cuando se promete, por ejemplo, resolver la deuda histórica y hasta el día de hoy no hay ninguna propuesta concreta por parte del Gobierno, aun cuando sí hay un anuncio del Presidente. Sin embargo, todavía no hay una propuesta que resuelva el problema de la deuda histórica. Nos parece que enfrentar ese desafío de las y los profesores es también un desafío de los trabajadores y trabajadoras de otros rubros que sufren agobio y acoso laboral en su espacio de trabajo. Por lo tanto, ese desafío que es trascendente sólo se puede llevar adelante de la mano de la unidad del movimiento sindical.