HABLEMOS DE LA TELE. Segundas partes nunca…

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La venta de la serie nacional “El señor de la querencia” de TVN a Mega es apenas una muestra del debilitamiento de la industria de carácter público, mientras “Huevo” Fuenzalida trata de emular los éxitos de algunos canales privados en sus espacios de entretención. De entretenimiento, formación ciudadana e información fidedigna sigue adoleciendo nuestra industria televisiva, incluido el canal “público”. Se hace más patente que en estos casos “segundas partes nunca fueron buenas”.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 31/7/2024. La zozobra se apoderó de los ejecutivos de Chilevisión y, ante los magros resultados del reality show “Gran Hermano 2”, optaron por aplicar soluciones drásticas en el marco de la competencia y de la economía de mercado. En el mundo en que vivimos, lo mejor fue mentir, engañar, adulterar. Así fue como se montó toda una situación engañosa que debía terminar con la salida de 11 integrantes del espacio en vivo, renunciando al programa por las condiciones en que supuestamente viven el encierro, castigados en un sótano con poca comida durante 10 días.

Los participantes debieron fingir que se retiraron indignados con la producción, lo que era un “tongo” que, al desvelarse, ni siquiera produjo la indignación que correspondía del resto de los jugadores. Es más, los habitantes de la casa debieron soportar también la farsa engañosa de que en el elenco había un par de gemelas idénticas que se revelaron precisamente en medio de la crisis. Nada de esto produjo el esperado aumento de la sintonía, por lo que persisten las críticas y juicios condenatorios del programa.

En tanto, “¿Ganar o Servir?” en Canal 13 es el reality que sigue viento en popa con la farándula desatada, mientras su rival en CHV conserva cierta compostura, sólo alterada por los esfuerzos de mejorar la imagen de Camila Andrade, la última conquista de Francisco Kaminsky, que pareciera ser una profunda preocupación de todos los televidentes.

Mientras, sigue el éxito de los concursos “¿Qué dice Chile?”, en Canal 13 versus “¡Ahora caigo!”, TVN. El primero, con reglas bastante cuestionables, sin una fiscalización de parte de un notario y con resultados inesperados y curiosos, por decir lo menos. Todo indica ciertos favoritismos y decisiones inconsultas e injustificadas.

Daniel “Huevo” Fuenzalida entró fuerte a competir con Martín Cárcamo, aunque su espacio de concursos adolece de los mismos defectos; falta de transparencia, ecuanimidad y resultados cuestionables.

En Mega, “El señor de la querencia”, una suerte de remake del éxito anterior de TVN vendido por el canal público al privado, ni se acerca a los números de la versión original y las críticas van desde la actuación, los énfasis alterados artificialmente en distintas situaciones que hicieron sufrir a los televidentes originales y hoy más bien mueven a risas.

La guinda de la torta fue la polémica desatada por Francisco Vidal, presidente del directorio de TVN quien las emprendió contra la televisión privada. Pero lo que dijo -en realidad- es una verdad incontrarrestable: “Los canales de televisión en Chile están en manos de grupos económicos”, lo que haría perentoria la existencia de un canal público.

Las empresas audiovisuales rasgaron vestiduras, sintiéndose agraviadas y colegas como Santiago Pavlovic, Abraham Santibáñez y Jorge Donoso expresaron cuestionamientos como si los canales comerciales no pudieran ser objeto de críticas, una situación que en estas mismas columnas hemos reiterado hasta el cansancio.

La venta de la serie nacional “El señor de la querencia” de TVN a Mega es apenas una muestra del debilitamiento de la industria de carácter público, mientras “Huevo” Fuenzalida trata de emular los éxitos de algunos canales privados en sus espacios de entretención. De entretenimiento, formación ciudadana e información fidedigna sigue adoleciendo nuestra industria televisiva, incluido el canal “público”. Se hace más patente que en estos casos “segundas partes nunca fueron buenas”.