Lo terrible y dramático de esta situación es que mientras los “europillos” analizan la instalación de misiles ultrasónicos para atacar a Rusia detrás de sus fronteras en este supuesto llamado de alto al fuego, el conflicto seguirá escalando y se seguirán enterrando padres, hijos, novios y nietos. Y así el mundo seguirá al borde del exterminio. Ucrania seguirá siendo una moledora de carne, mientras no se resuelva el tema en disputa. ¿Cómo resultará toda esta locura?
Nelson Carrasco Bravo. Analista Internacional. Santiago. 31/7/2024. Lo peor de la Humanidad se expresa en los tiempos de guerra. La codicia, ambición y sed de poder de un puñado de hombres lleva por el despeñadero a naciones completas.
En este contexto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha expresado la necesidad de un alto al fuego. Esto tras múltiples llamados públicos de la parte rusa a dialogar, mucho antes de que la sangre llegue al río. Por lo tanto, es del todo atingente preguntarse cuáles son las reales intenciones de Kiev tras esta acción político-militar.
Como en toda guerra, varios son los factores que pueden cambiar el escenario de lucha. Todos sabemos que lo que se disputa realmente es la existencia del viejo sistema de dominio en el mundo por uno nuevo que ya se ha instalado y domina los mercados. Esa confrontación es entre la coalición Unión Europea–Estados Unidos frente a las economías emergentes agrupadas en los BRICS. La contienda en el siglo XXI, por lo tanto, es entre la hegemonía unilateral del sistema capitalista en su versión neoliberal o un mundo multipolar que respete las relaciones entre las naciones, asumiendo sus características culturales y sus economías independientes.
Luego de que Berlín y Washington anunciaran la reorientación de fondos para sus asuntos internos, Zelensky pierde a sus principales aliados. Por su parte, Rusia ha apostado a una guerra de desgaste de largo aliento. La historia de la Humanidad ha demostrado que para hacerle frente al Oso no solo hay que tener recursos, también hay que tener capacidad. Zelenski quiso lograr lo que Napoleón y el Tercer Reich no pudieron.
La necesidad tiene cara de hereje. Budapest y Bratislava ya no soportan otro año sin combustible, por lo que emplazaron a Kiev para que permita el paso del petróleo moscovita. Se vislumbran así las primeras trizaduras tras el sinsentido de la escalada bélica de la OTAN-EEUU contra Rusia.
La ambición de Zelenski está llevando a su pueblo al abismo. No deja de enviar tropas al frente, reclutando hombres a la fuerza. Día tras día las bajas se cuentan por miles. El armamento proporcionado por los empresarios de la guerra está llegando a manos inexpertas, sin preparación para un enfrentamiento de estas dimensiones completamente descalibradas del dirigente ucraniano, quien a escala latinoamericana es lo más parecido a Juan Guaidó.
Lo terrible y dramático de esta situación es que mientras los “europillos” analizan la instalación de misiles ultrasónicos para atacar a Rusia detrás de sus fronteras en este supuesto llamado de alto al fuego, el conflicto seguirá escalando y se seguirán enterrando padres, hijos, novios y nietos. Y así el mundo seguirá al borde del exterminio. Ucrania seguirá siendo una moledora de carne, mientras no se resuelva el tema en disputa. ¿Cómo resultará toda esta locura?