Un texto novedoso para un tema tan apasionado como desconocido, escrito por el economista chileno Andrés Solimano y publicado por LOM Ediciones. “El arte es una celebración de la creatividad humana, una ventana a la belleza y las emociones. Sin embargo, las obras de arte también se valoran como inversiones que pueden generar una rentabilidad monetaria. Su dimensión estética puede entrar en conflicto con su lógica económica”, se dice en el libro. En entrevista, Solimano indicó que “se me ocurrió que es necesario un cierto diálogo interdisciplinario entre arte, economía y finanzas” y advierte que “el arte se ha convertido en una forma de inversión que compite con las acciones bursátiles”.
Hugo Guzmán Periodista. “El Siglo”. Santiago. 29/7/2024. ¿Por qué se te ocurrió escribir un libro sobre el arte y el mercado?
Me interesa personalmente el arte, incluso yo mismo practico la pintura, acuarelas principalmente, además de ser economista. En esa perspectiva se me ocurrió que es necesario un cierto diálogo interdisciplinario entre arte, economía y finanzas. En economía se enfatiza el rol de los mercados en asignar recursos y coordinar actividades de compra y venta de bienes y servicios. Este marco conceptual se puede extender también al mercado de obras de arte como pinturas, esculturas, grabados, instalaciones. Sin embargo, el mercado de arte tiene varias particularidades propias en relación a mercados más tradicionales: las obras no son homogéneas, la información sobre una obra que posee el vendedor no es la misma que la que dispone el comprador, la obra puede ser una imitación o falsificación, por ejemplo, pero se vende como verdadera, la frecuencia de ventas es menor en el mercado de obras de arte que digamos en el mercado del pan. Es un mercado muy particular. Una primera versión de este libro se publicó en inglés en el Reino Unido (Routledge) y ahora sale en español con LOM Ediciones.
Planteas que hay arte abierto a la ciudadanía, a las masas, y otro mediado por el mercado. Parece un tema central en el acceso al arte. ¿Cuál es tu conclusión en esto?
En el libro se hace una distinción entre sector de arte y mercado de arte. El sector es más amplio que el mercado e incluye la esfera pública como museos públicos y otras actividades del Estado en el fomento del arte. También están, sin fines de lucro ligado al arte, los críticos de arte y las organizaciones de los artistas. La ciudadanía, las masas, el pueblo, asisten en cierto grado a museos públicos gratuitos y a exposiciones y muestras públicas de arte, también observan esculturas e instalaciones en parques y plazas públicas. Es decir, participan en situaciones en que hay una provisión pública y gratuita de obras de arte. Sin embargo, un trabajador puede no tener dinero para comprar un cuadro y por lo tanto queda fuera, excluido, de participar en el mercado aunque sea una persona que valore el arte. Es decir, hay una diferencia o disociación entre valor de uso (goce estético de una obra) y valor de cambio (transacción comercial) que es una característica propia del capitalismo y que se aplica al sector del arte también.
Llama la atención en tu libro la existencia de un eslabón financiero potente en torno del arte, la transacción, el negocio o adquisición de piezas, de pinturas, de obras.
El libro se centra en el mercado global de arte y muestra que ha habido una explosión de los precios de obras de artistas conocidos y famosos en las últimas décadas asociadas a la concentración de la riqueza y la existencia de una liquidez privada que antes era muy inferior. Sin embargo, también hay un segmento muy amplio de la población sin poder adquisitivo para comprar obras de arte. Por otra parte, en general los bancos no prestan dinero para comprar obras: el mercado de crédito falla en el ámbito del arte. Al mismo tiempo el arte se ha convertido en una forma de inversión que compite con las acciones bursátiles. Hoy en países desarrollados existen fondos de arte en que se invierte sólo en obras y las personas pueden comprar una fracción de una obra de arte y esperar a que suba de precio. Es una inversión exclusivamente financiera y el inversionista no adquiere una obra completa para disfrutarla. Solo se adquiere un título o papel financiero no un cuadro o escultura física que puedes poner en tu casa o en un lugar público para ser apreciado. Es una manifestación de la presencia financiera en el arte, que desmaterializa la obra y permite obtener rentabilidades de estas.
¿Por qué elegiste abordar el caso de China, específicamente?
El capítulo 2 del libro está dedicado por completo a analizar el sector del arte en China. Esto por varias razones: por un lado, China hoy es el segundo mercado de arte más importante a nivel global en volumen de ventas, alternándose con el Reino Unido y después de Estados Unidos que es el mercado de arte más grande del planeta en ingresos y volúmenes transado de obras. Por otra parte, el arte chino es muy interesante y de larga data. Está dominado más por técnicas al agua (acuarelas, tintas chinas, gouache) que óleo, y se combinan textos caligráficos con pintura en una misma obra. El capítulo analiza la evolución de arte en períodos imperiales, en la China moderna y después de 1949 en el periodo de Mao y después en el post-maoísmo en que se abre el sector a influencias occidentales en contenidos y se internacionaliza como mercado, desplazando a Japón, transformándose en el mercado de arte más importante de oriente.
Abordas lo que ocurre con el arte, sus expresiones, en tiempo de guerra, de crisis. Uno tiende, por ejemplo, a recordar los robos de los nazis de diversas obras, o de países colonizadores que se llevaron obras de países ocupados o agredidos. ¿Por qué te interesó este asunto?
El libro analiza conexiones entre crisis económicas y arte, movimientos sociales, revoluciones y arte y guerras. En las crisis económicas muchas veces un sector de inversionistas se refugian en la compra de obras de arte como depósito de valor. La Revolución Mexicana de 1910 dio impulso al muralismo, la Revolución Rusa de 1917 al constructivismo de Malevich, Modernismo de Popova y otras corrientes. Chagall y Kandinsky vivieron unos años en Rusia después de la revolución pero finalmente emigraron a occidente. Con Allende en Chile hubo una explosión de arte callejero y se destaca la acción de la Brigada Ramona Parra pintando murales con inspiración artística-política. La Primera Guerra Mundial dio origen a nuevas corrientes artísticas como el surrealismo -aunque venía de un poco antes- y la Segunda Guerra Mundial fue seguida por el expresionismo abstracto y la escuela de Nueva York donde participó el pintor chileno Roberto Matta que venía de Europa. También influyeron muralistas mexicanos como Rivera y Siquieros que enseñaron nuevas técnicas a artistas como Jackson Pollock.
No quiero evitar que la gente lea tu libro, ¿pero podrías sintetizar ese planteamiento de que los súper ricos moldean actualmente el mercado del arte?
Los súper ricos tienen gran influencia en los mercados de arte más importantes del mundo como Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, Alemania, Brasil, Suiza y otros. Las galerías de Christie’s y Sotheby’s orientan sus remates de obras y ventas en general a personas de alto patrimonio que pagan por obras muchos millones de dólares, comisiones incluidas. También los súper ricos en Estados Unidos y otros países hacen donaciones a museos importantes, tienen puestos en sus directorios e influyen decisivamente en las políticas de adquisición de obras de estas instituciones. Además la donación a museos es un mecanismo que en algunos casos puede servir para lavar imagen, mostrando que las personas de alto patrimonio también apoyan la cultura. Algunos, por supuesto, son genuinos en esta preocupación.
La gente, el pueblo, está lejos de un mercado del arte, de adquirir piezas, obras, de acceder a manifestaciones artísticas. ¿Tienes alguna propuesta, alguna idea de cómo masificar el acceso al arte?
Muy cierto, en Chile la gente del pueblo es reticente de entrar a galerías de arte en los barrios acomodados, donde se centra la mayoría de estas. Pero sí visita los principales museos públicos que afortunadamente son gratuitos. Pero este flujo de visitas puede y debe ser aumentado. El presupuesto del sector de la cultura en Chile es bajo y debe ser incrementado. Hay museos importantes que casi no pueden comprar nuevas obras por falta de presupuestos. También yo sugeriría enfatizar la educación artística en las escuelas y colegios. El arte puede ser un antídoto poderoso para que la juventud no entre en la droga o en actividades ilícitas. También se debe llevar el arte a las poblaciones y a los centros populares. Los municipios y juntas de vecinos pueden jugar un rol en este proceso ayudados por el Ministerio de la Cultura y el Patrimonio.
¿Qué rol le asignas en este tema a las políticas públicas? ¿Estamos muy atrasados?
Las políticas públicas en arte y cultura tienen un rol muy importante que jugar en varias dimensiones: acercar el arte al pueblo, apoyar a artistas jóvenes para que estos puedan dedicar su talento al arte sin grandes preocupaciones económicas, es importante también asegurar pensiones adecuadas a los artistas, y dotar de mejores recursos a los museos públicos. Chile, dado su nivel de ingreso por habitante actual, debería asignar muchos más recursos al arte y la cultura de lo que hace ahora. No puede el arte seguir siendo un “pariente pobre” en las prioridades nacionales. Chile gasta mucho en defensa nacional pero poco en cultura.