Cenizas indignas y luz

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A miles de años luces

En solares llamado tierra

Campamentos indignos

Condenados a heces, botellas de plástico

Piedras, guijarros

Hedores nauseabundos en piernas y pies

 Álvaro Peralta Artigas. Escritor. Santiago. 25/7/2024. Orillando museos de cazadores de pumas y huemules

aún con moscas, pulgas, garrapatas y lauchas en sus escudos familiares

con media aguas campesinas y huertitos de tres manzanas

 

Muestras de aguas cordilleranas

Conservadas en cáliz subastados

Son exhibidas en viñas de afortunados

 

Entre cuerpos de alerces carbonizados

Sin cruces ni sepulturas

Yacen restos de huachos sacrificados

Nuestros eternos viajeros

 

Fuegos aseadores

De sismo en sismo

De noche en noche

Reaparecen

Por Los Andes

Por sus cráteres cósmicos

Ascendiendo

 

Subiendo y subiendo

A la caza de gases negros

De humos malignos

De contaminaciones desovando muerte

Arrinconándolos y quemándolos

Exterminando sus asfixias civilizatorias

 

A miles de años luces

En solares llamado tierra

Campamentos indignos

Condenados a heces, botellas de plástico

Piedras, guijarros

Hedores nauseabundos en piernas y pies

 

De verano, tablas, techos de zinc, cartones, pisos de tierra

Anafre, suelos duros, colchones reventados

Alcantarillas de pobres frente a nieves blancas y puras

 

Paisajes de duelo van desdibujándose

Sin mas formas que bocados de huesos secos

Aguas negras del Mapocho

Sin remolinos

Sólo estiércol de aguas oscuras

Disfrazadas de día

 

Tres o cuatro manos calentándose sin prisa

Vagabundos del aire y de la vida

Sus vinos asomándose y sumergiéndose

Entre párpados que la noche cierra

Y aguas que agonizan en negros fríos

 

Sus sombras en la fogata

De nombres Pedro, Lucas o Simón

Dentro de sus frazadas abrigándose

Curvándose entre sueños

Y huesos reposando

 

Las muy oscuras aguas del Mapocho

Valle abajo, sabiéndose no querida

Emporcando continúan

A ese Chile pobre

Vertiente de dignidades

Que aún semilla